• Don Poppy •

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El horripilante sonido de la alarma de Alex ocaciona que abra mis ojos como si fuera la protagonista en una película de terror, en la cual me levanto de una espeluznante pesadilla. Escucho a las chicas quejándose del ruido.

"¡Rómpelo!" Sam grita.

Está acostada boca abajo en el piso con su sábana en sus ojos, tapándola de los rayos del sol. Siempre ha sido de las personas que se mueven demasiado mientras duermen. Estoy súper segura que cuando nos fuimos a dormir ella estaba acostada en su matre, que ahora está un metro lejos de ella.

"Ya voy." dice Alex somnolienta.

Dos segundos después, siento un golpe en la cara. "¿Qué rayos?" me quejo.

"Lo siento. Iba dirigido a mi celular, no a tu cara." dice sentándose y buscando la almohada que me había lanzado hace menos de dos segundos. Mira su celular desde donde está y dice, "Estamos tarde para el campamento."

"¡Ugh! No vayamos. Vamos a quedarnos aquí acurrucaditas en nuestras sábanas y ver muchas películas." dice con una dulce voz. Luego de un momento de silencio, y de escuchar la interminable alarma, grita con la voz de un ogro, "¡Ya has que se detenga!" poniéndose la manta en la cara y rodando del piso al matre.

Alex se levanta, apaga la alarma y va a la cocina a servirse un vaso de agua.

Cuando regrese, ni Sam, ni yo, estaremos concientes.

Cierro mis ojos y vuelvo a mi querido sueño, que ahora, no recuerdo muy bien.

Siempre me pasa que cuando me levanto de un sueño y todavía está fresco en mi mente, siento que si me acuesto a dormir rápido suficiente, puedo renaudar lo que estaba sucediento en él. A veces, puedo controlar lo que sucede y otras veces solo me dejo llevar por mi subconciente.

Casi cuando el rostro de mi príncipe se estaba creando frente a los ojos de mi mente, siento como un esquelético cuerpo hace el intento por sacarme de la cama improvisada. Me quejo y saco la cara de debajo de mi sábana. "¡Alex!" me sonríe juguetonamente. Me agarra un pie y luego se lo agarra a Sam, veo el trabajo que pasa para poder arrastrarnos a cada una hasta nuestros cuartos.

"Tenemos que ir. El campameno no fue para nada barato y Sam y yo pensamos en eseñarles algo a tí y al amor de mi vida, Nathan. Es más por Nathan, pero tu eres la excusa para que él vaya. Así que, vístanse y vamos a rodar" se escucha la puerta del baño cerrarse.

Me encuentro en el suelo justo donde me había dejado. Estoy muy cansada como para ir al campamento, pero Alex tiene razón, costó una maldita fortuna. Asomo mi cabeza por la puerta para ver al pasillo. Veo los pies de Sam tirados en el piso y la mitad superior de su cuerpo está escondida detrás de la pared del marco de la puerta, dentro en el cuarto.

Parece como si estuviera muerta... Oh no, olvídenlo.

Ahora sus pies van desapareciendo lentamente, adentrándose más a su habitación.

Se está arrastrando la vagísima.


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Treinta minutos después, las tres estábamos montadas en el auto, listas para ir al campamento. Algo que dijo Alex me creó una duda, así que, decidí aclarar.

"¿A qué te referías hace rato?" pregunté.

"¿Sobre que?" se acomodó entre Sam y yo.

Esta vez le tocó sentarse en la la parte trasera. Siempre acostumbraba a echarse hacia alfrente en el espacio entre los dos asientos delanteros, poner sus manos alrededor de los espaldares y tocarnos las orejas. Es una manía rara que hace desde siempre.

Novio Para RentarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora