La misma rutina de siempre, su padre gritando, su madre llorando, y su hermano mayor culpándolo por todo.
El único sueño de Min Yoongi había sido componer, dedicarse a lo que le provocaba tanta pasión: la música. No seguir la estúpida tradición familiar y volverse abogado. Yoongi estaba harto, así que a la edad de 16 años tomo una maleta y se fue de su casa.
Su vida sin duda alguna fue difícil. Tuvo que aprender a vivir por el mismo, sin un mísero won. Conseguir trabajo era difícil y le pagaban muy poco. Pero con esfuerzo sudor, sangre y lágrimas consiguió pagar su matrícula a una escuela de música, donde al año y medio tenía una beca completa por su indiscutible talento. El piano y la composición habían llenado ese vacío en su pecho que se creó cuando partió de su casa, y cuando su primera canción fue cantada en un festival de su escuela supo que su madre estaría orgullosa de él. Porque Min Yoongi como escritor estaba dejando huella, y Min Suga se estaba ganando el corazón de mucho con sus raps. Por eso, poco antes de graduarse, durante sus vacaciones fue de regreso a su hogar, a demostrarle a su padre que sin su ayuda, estaba llevando en alto el apellido Min a su manera, y a decirle a su madre mientras besaba su rostro que lo había logrado, que gracias a ella tuvo el valor de ser quien era ahora.
Pero eso nunca se cumplió.
Nunca pudo decirle a su padre lo equivocado que estaba y que a pesar de su duro carácter y sus regaños y peleas constantes, lo quería, porque era un buen hombre y a pesar de todo sabia que lo amaba a su manera. Nunca pudo abrazar a su hermano mayor, sonreír y decir "Lo siento, es mi trabajo hacerte enojar", nunca pudo tocar el piano frente a él, porque si, era su instrumento favorito y por él se había esmerado en aprenderlo a tocar.
Nunca pudo tomar entre sus brazos a su madre, llenarle de besos el rostro y decirle cuanto la amaba y lo agradecido que estaba con ella. Nunca pudo decirle que en esos dos años lejos, sus brazos, sus besos, sus palabras, toda ella le hizo falta día y noche.
Min Yoongi jamás pudo presumir con orgullo sus logros a su familia. Porque ese día, mientras andaba por el camino que se sabía de memoria, antes de llegar a su hogar diviso desde lejos que en donde se supone debía encontrarse su casa hacia unos años, hoy en día apenas era una estructura cayéndose a pedazos porque el fuego lo había consumido todo y nada... Ni nadie se había podido salvar.
Porque hace 6 meses su familia había muerto debido a un incendio ocasionado por una falla eléctrica y él nunca lo supo. Porque ahora estaba solo en el mundo y ni siquiera la música, pudo sacarlo de la tristeza infinita que siempre cargaba en su corazón.
El tiempo paso y a sus ahora 21 años Min Yoongi había podido tener su pequeña y sofisticada tienda de instrumentaría y talleres de música. Había compuesto para uno que otro Idol e incluso tenía el suficiente talento para seguir adelante y ser alguien reconocido o famoso. Pero solo aquellos de confianza o que sabían de su talento acudían a él por alguna composición o asesoría. Había podido salir adelante con su pequeño negocio y aunque estaba orgulloso de ello, algo dentro de el algo le seguía haciendo falta.
Una noche mientras componía, el sonido de un vidrio siendo roto llamo su atención; salió de la pequeña habitación tras la tienda y noto como 4 tipos entraban sin descaro alguno tomando instrumentos y rompiendo otros tantos en el proceso. Quedo en shock cuando uno de ellos apunto con su arma directamente a su frente y le ordeno arrodillarse amarrándolo de piernas y brazos. Estaba estupefacto. Su pequeño sueño estaba siendo destruido por unos estúpidos sin nada mejor que hacer. Y para el colmo, lo dejaron ahí, amarrado en el suelo, mientras prendían todo en llamas. Porque ese no había sido un robo, tenía el presentimiento que esos sujetos habían sido contratados por algún idiota al que rechazo ayudar y ahora se las estaba cobrando.
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Wings: La vida de Kim TaeHyung
Storie brevi> Taehyung había nacido para ser infeliz. Algo que había aprendido a lo largo de su desafortunada existencia era el como la vida podía hacer de momentos ordinarios, algo extraordinario. Algo tan simple como reunirse alrededor de una fogata hablando...