▪ Prólogo ▪

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|||| ATENCIÓN ||||

La novela está ubicada en la octava temporada, sin embargo voy a utilizar algo momentos de la séptima. Los hechos no ocurrirán de manera ordenada. Habrá momentos, tanto de serie, como de la novela gráfica, además de cosas que, obviamente, salieron de mi imaginación.


El booktráiler está disponible en multimedia.

Sin nada más que decir, los dejo con esta corta introducción a la historia.

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Ser hija de la líder no es fácil.

Es horrible tener que soportar constantemente los maltratos, las ordenes, los abusos.

Supongo que para Lydia, mi hermana, es mucho más fácil callar todo el dolor que soportamos día a día. Ella siempre fue más fuerte que yo en todos los sentidos, pero nunca me lo echó en cara. Siempre tuvimos una buena relación.

Lydia, al ser la mayor de ambas, siempre me cuidó mucho. Me ayudaba con los deberes de la escuela, me mantenía al tanto con la moda y siempre estaba ahí para mí cuando la necesitara.

Mi madre es otra historia.

No les diré que nos llevamos mal, porque estaría mintiendo, pero tampoco tenemos la típica relación madre e hija que hubieras podido encontrar en cualquier residencia del vecindario donde vivíamos, ni la que te pintaban en los libros y películas. Había momentos en los que podíamos hablar sin filtros, como si fuéramos las mejores amigas, lastima que esas conversaciones pasaban cada dos o tres semanas.

Nunca me gustó que me digan qué hacer, por eso se me dificulta hablar con la mujer que me trajo al mundo, y ese problema creció ahora que vivimos en un apocalipsis.

Ella está acostumbrada a dar ordenes, siempre fue una líder. En el pasado, tenía el poder suficiente como para dejar sin empleo a diez personas al mismo tiempo con solo firmar un papel. Ahora, con hacer algo tan sencillo como cargar una pistola y dispararla, puede hacer algo mucho peor que eso.

Mató a mi papá. A él tampoco se le daba bien eso de obedecer.

Debo admitir que, en su momento, pasaban por mi mente miles de formas de asesinarla de la manera más lenta y dolorosa posible. La odié durante varios meses, hasta que me di cuenta de que odiar no sirve de nada, solo te lastima.

Pertenezco a un grupo gigante de personas, en su mayoría hombres. Somos como una manada de lobos; no duramos en un mismo sitio, y nunca volvemos a un lugar en el que ya estuvimos.

Es muy difícil que alguno de nosotros resulte muerto ya que usamos un bizarro y asqueroso camuflaje; la piel de los muertos.

Sí, es lo que dije.

Un grupo, del que soy parte, se encarga de cazar caminantes y quitarles la piel. Tenemos un pequeño grupo de costureras que se encargan de hacer caperuzas y máscaras con el oloroso material.

Nos movemos entre los muertos, imitándolos, en silencio y con lentitud y, si hay algo que debamos decir, nos acercamos lo suficiente como para comunicarnos mediante susurros. Si alguien se mete en nuestro camino, termina muerto en el suelo, así de sencillo. No es algo que me agrade, pero es necesario para nuestra subsistencia.

Sabemos pelear muy bien, ya que Beta, la mano derecha de mi madre, era un entrenador de la Fuerza Armada de los Estados Unidos. Él se encargó de nuestro entrenamiento completo; desde afilar un cuchillo con nada más que una roca, hasta la pelea cuerpo a cuerpo.

▪Silent▪ [Carl Grimes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora