▪ Capítulo dieciocho ▪

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- Aquí Rick Grimes. Carl, Michonne, ¿Me copian?- sigue hablando Rick a aquel aparato, en un fallido intento de comunicarse con su esposa e hijo.- ¿Me copian?- repite, sin recibir respuesta.- ¿Alguien me copia?- repite con frustración y angustia al no obtener respuesta de sus seres queridos, cosa que también me preocupa a mí.

Ambos hemos estado intentando tener algún contacto con nuestros compañeros, desde hace casi dos horas. Me ví obligada a dejar de hablar con el radio cuando la batería se agotó. No pensé en ese momento, solo arroje el aparato al suelo con frustración y miedo. No quiero que nada les pase. Sé que ellos son parte del gran grupo de personas que Rick mantuvo con vida desde el principio de todo, y que también son su motivo para seguir en la lucha. No quiero que se derrumbe, porque todos nos derrumbaríamos detrás suyo.

Decido sacar esos pensamientos de mi mente y vuelvo a prestarle atención a la ventana. Los caminantes no se han ido aún, parece que no tienen intenciones de hacerlo, es como si se hubieran multiplicado con el paso de las horas. Observo detalladamente a cada muerto vivo que invade el vecindario, buscando algún par de ojos vivos, y suelto un suspiro de alivio al no dar con ninguno. Ya se fueron, los susurradores pudieron guiar a la cantidad suficiente de caminantes lejos del vecindario para que puedan seguir con su camino. Al menos es un problema menos.

- Alguien, responda.- Rick sigue insistiendo, pero el aparato hace un sonido extraño, dándonos a entender que su batería está por acabarse.- ¡Demonios!- maldice elevando el tono de voz, sin importarle que la planta baja de la residencia siga repleta de bichos comecarne.

- Ellos están bien.- hablo sin creer del todo en mis palabras, pero eso parece convencer al adulto porque da un largo suspiro y asiente, dejando el radio a un lado para que la batería no se consuma del todo.

El hecho de volver a mirar por la ventana me parece inútil, por lo que tomo mi bolso y hago algo que no se me ocurrió con anterioridad, buscar baterías nuevas para los walkies. Muerdo mi labio inferior con molestia al darle cuenta de que no encontré ninguna en las horas que estuve rebuscando en cada rincón de las casas y vuelvo a dejar el bolso donde estaba, para luego sobar ambos brazos en un fallido intento de entrar en calor.

- Manténgase unidos para reservar el calor.- Beta nos decía en sus entrenamientos.

No me importa quedar como una rara frente a Rick, solo me importa no temblar de frío, por lo que me acerco a él y me siento lo más próxima a su cuerpo posible, abrazándome a mí misma. El padre de Carl parece darse cuenta de lo que pretendo hacer, por lo que se pone de pie, trayendo una manta en su regreso. Me pide que despegue la espalda de la pared donde estábamos apoyados y, cuando lo hago, acomoda la manta en mi espalda para que pueda entrar en calor. Le agradezco con una sonrisa, a lo que el responde con un asentimiento, y abrazo el pedazo de tela, sintiendo alivio mientras mi temperatura corporal aumenta.

- Deberías comer algo.- el rizado dice, sacando una lata de duraznos de su bolso.- Ambos deberíamos.

- En realidad no tengo mucha hambre.- le hago saber, pero él insiste en hacerme comer.

- Te necesito fuerte, Katherine.- habla con voz serena, por lo que no puedo evitar mirarlo a los ojos.- Por favor, tómala.- llevo mi mirada a la lata cerrada en sus manos y, luego de soltar un suspiro, la tomo de sus manos.

Ninguno de los dos cuenta con un abrelatas, por lo que debo usar mi navaja como tal. Nunca he hecho esto antes, y creo que Rick lo nota al darse cuenta de lo mal que lo estoy haciendo. Más de una vez la hoja de la navaja se zafó de la tapa y, si no fueran por mis reflejos, tendría un corte en alguno de mis dedos. El adulto abre mi lata como si fuera la tarea más fácil del mundo, para luego dármela otra vez.

▪Silent▪ [Carl Grimes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora