| Carl Grimes |
—Deberías quedarte adentro, a salvo.— le repito Maggie por tercera vez, sentado de brazos cruzados en la silla detrás de su escritorio. Escritorio que, no mucho tiempo atrás, pertenecía a Gregory quien, por cierto, se muestra indignado al ver que es tratado como un prisionero, ya que no quiere entender que lo es.He visto como intenta hablar con Maggie, queriendo convencerla de que dé el brazo a torcer en el conflicto armado para sacar a Negan del poder para poder comenzar con un mundo nuevo, con leyes y gobiernos, como antes. No importa cuántas veces el anciano lo pida, la mujer de ojos verdes se niega siempre, dejándole muy en claro a Gregory de que ya no tiene poder sobre Hilltop. Y es que se le han dado muchas oportunidades para que ponga en orden sus pensamientos, pero, simplemente, no quiere entenderlo. No le importa poner en peligro a su gente, a aquellas personas que vivieron bajo sus reglas los últimos años, con tal de salvar su propio pellejo. Pero eso se terminó, Maggie está a cargo ahora, y todo Hilltop está dispuesto a luchar por su libertad.
—Te diré lo mismo que te dije antes. No.— responde ella, sin dejar de mirar por la ventana como los demás habitantes preparan todo para responder el ataque que Los salvadores tienen preparado como venganza por haber ido a atacar el Santuario dos días atrás.—Sé que estás preocupado, Carl, pero estaré bien. Me quedaré en la entrada de la casa y las placas de aluminio me protegerán ante cualquier eventualidad.— dice, en un fallido intento de tranquilizarme. La escucho en silencio mientras me pongo de pie y me ubico junto a ella, llevando mi mirada al exterior.
Lo primero que mi ojo capta es a Alden, un Salvador del grupo que Jesús tomó como rehén en el ataque a uno de sus puestos. El chico, que debe llevarme unos cinco años, clava una de las placas de aluminio que Maggie mencionó hace algunos minutos a un autobús escolar, siendo custodiado y ayudado por Katherine, a pesar de estar de espaldas sé que se trata de ella. El joven habla, la chica asiente a lo que sea que dice y, en el momento en el que se da la vuelta para encarar a Matthew, quien les ofrece un vaso de agua a ambos, puedo ver que sonríe, como si hubiera escuchado un buen chiste. Siento un calor en el pecho y mis manos se vuelven puños antes de que lo noté. También puedo sentir como la verde mirada de una de la hija mayor de Hershel Greene está clavada en mí, por lo que volteo a verla.
—No la dejes participar.— me adelanto a decir. No hace falta dar nombres, sé que ella sabe a quién me refiero.
—Si está en condiciones, peleará, Carl. Necesito la mayor ayuda posible.— réplica, negándose a mi pedido.
—Por favor, Maggie.— vuelvo a pedir, volteando mi cuerpo para quedar frente a ella.—Fue mordida hace pocos meses y perdió una pierna, no puede correr muy bien. Si las cosas se salen de control, quedará vulnerable. No me dejas cuidarte a ti, pero déjame cuidarla a ella.— digo con rapidez, sintiendo como mis nervios aumentan a flor de piel ante la imagen de Katherine corriendo peligro.—Acabo de perder a Clementine, no quiero perderla a ella también.
El rostro de Maggie se opaca en tristeza ante el nombramiento de a quien yo consideraba una hermana. Lame sus labios, dándole una mirada más al exterior, decido imitarla y veo como la chica de rubia cabellera ayuda, ahora, a cargar las demás placas a una carreta para seguir armando las barreras que nos protegerán de las balas.
—Está bien.— la castaña accede, acariciando la barriga de su avanzado embarazo.—Le diré que se quede en una de las habitaciones con su hermana, ella también tiene que estar a salvo.— sonrío con alivio al escucharla aceptar mi pedido.
—Gracias.— le digo con una pequeña sonrisa, sonrisa que se borra al ver como la mujer se dobla un poco hacia adelante mientras un gruñido de dolor sale de su boca. Sus manos descienden hasta su vientre bajo mientras una mueca de dolor se adueña de su rostro.—¿Maggie, que sucede?— pregunto con preocupación, acercándome a ella y ayudándola a tomar asiento.—¿Es el bebé?

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▪Silent▪ [Carl Grimes]
Fiksyen PeminatElla es lo que él menos esperaba. Ella es diferente a la mayoría. Ella se mueve en silencio. Ella es una susurradora. Y él solo puede ayudarla a superar todo la mierda que ella ha vivido... ▪Somos animales que fingimos no serlo▪