Capítulo 4.

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Escucho como cierran la puerta del baño y comienzo a reír. Miro la hora en mi ordenador. Son las nueve de la noche. Camino hacia mi armario busco mi chaqueta de cuero y me la pongo. Peino mi larga cabellera rubia cobriza haciéndome una coleta alta y me maquillo naturalmente. Llamo un taxi para que me venga a buscar, aun no tengo mi coche aquí y debo esperar a que me lo traigan.

-¿Dónde vas? - sale con una toalla envuelta en su cintura que me deja apreciar sus cuerpo trabajado.

Lo ignoro, recojo mi cartera y guardo mi teléfono dentro. Camino hacia la puerta y cuando estoy a punto de salir.

-Llegare tarde, no eches la llave – le digo y sonrió.

-No tenía pensado hacerlo niña, además yo también saldré – alzo mis hombros y salgo por la puerta.

Camino por el pasillo hasta llegar al ascensor para salir del edificio. Afuera esta el taxi esperándome. Le doy la dirección del club y me lleva. Al llegar al sitio indicado pago al taxista y bajo. Camino y con simplemente ver mis apellidos me dejan entrar al club no tuve ningún problema. Camino hacia la barra y observo todo el panorama. La pista de baile esta súper llena, al igual que la barra. Pido una bebida y cuando me la dan a lo lejos puedo observar a Ana con sus amigas. Trato de girarme para que no me vean, pero por desgracia es demasiado tarde. Viene corriendo hacia a mi y me abraza.

-Natalia ¿por que no me dijiste que vendrías? Podíamos haber venido juntas – se sienta a mi lado y ruedo los ojos.

-Me apetecía salir sola hoy – le doy un sorbo a mi copa y ella ríe

Se acerca en nuestra dirección un hombre de bastante edad, piel morena y cabello negro pero canoso.

- Ven conmigo no te arrepentirás – dice acercándose descaradamente a Ana.

Noto el asco en la cara de ella y tratamos de no hacer caso a sus insinuaciones, pero no puedo aguantarme. Ella trata de irse pero el se lo impide agarrándola del brazo fuertemente.

-Suéltala estúpido – me levanto con mi copa en la mano.

-Y si no quiero que niñata – dice y mi sangre hierve. No lo pienso dos veces y le lanzo mi bebida cayéndole en todo el rostro.

En menos de tres segundos lo tengo encima de mi agarrándome por el cuello, y manoseándome por debajo de la falda. Trato de sacarme de su agarre pero no puedo. Veo como Ana se aleja corriendo y maldigo en mi interior.

Lo alejan de mi por un fuerte empujón y caigo al suelo buscando respirar. Veo todo borroso, pero consigo identificar a un chico rubio y alto que sigue golpeando al hombre que hace nada estaba intentando violarme meramente. Empiezo a frotar mi cuello con dificultad, duele. Y me levanto del suelo. El chico rubio se gira en mi dirección y ahí lo reconozco.. es Matías, ¿mi estupido, prepotente y creído el que me había salvado?


¿Él y yo bajo el mismo techo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora