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La joven Malfoy se encontraba desayunando junto a su hermano y amigos.

—Hola —Los chicos llevaron su atención a la persona que los saludo—. ¿Qué tal sus vacaciones?

Heda ladeo un poco la cabeza, observando a la chica Dupont con detalle, dándose cuenta de que era la original y no la copia.

—Bien, algo aburridas —se quejó Blaise con una mueca, algo sorprendido de que se acercará a hablarles.

—Hubo comida y un rico vino importado de Francia, así que bien —contesto Theo con cierto egocentrismo.

—La vida de adinerados —rodó los ojos Peter con burla.

—¿Y el tuyo? —pregunto Aurora con amabilidad.

—Algo tétrico —contesto Jacqueline, con una sonrisa en el que se podía percibir un rastro de amargura—. Heda, ¿podemos hablar?

La rubia, que hasta el momento solo miraba sus uñas, elevo su mirada a ella, con una expresión neutra, pero sus ojos verdes analizaban a la chica Dupont.

—Claro —dijo en tono meloso. Se levanto de su lugar y sin mirar a sus amigos emprendió camino para salir del comedor con Jacqueline a su lado. 

Heda suponía que hablarían sobre el misterio de la impostora. La Malfoy era consciente que hay muchas cosas inexplicables en el mundo, que la vida no es solo blanco y negro, que había algo más allá del mundo mundano y el mágico, y en lo que sea que los Dupont estuvieran metidos, tenía algo que ver con algo más a allá de la magia.

Jacqueline, por otra parte, sentía cierta angustia en su corazón. Los recuerdos de semanas atrás aún se sentían muy vividos en su memoria, pero no dejaba que eso afectara su deber y su postura. Se sentía muy nerviosa por no saber cómo abordar el tema con Heda, ni como relacionarse con ella teniendo en cuenta de que no debía saber sobre su naturaleza hasta que su madre así lo quisiera. Desde el momento que la vio entrar al comedor el uno de septiembre lo supo, Heda era como ella; en sus venas corría la sangre de los dioses, lo que la hacía muy importante, pero también vulnerable a los monstruos que buscaban devorarlos, literalmente. Jacqueline había hecho una promesa a la diosa; ella cuidaría de Heda y le ensañaría como sobrevivir.

La rubia llegó hasta el patio, el cual se encontraba desolado dado que la mayoría de los estudiantes se encontraban en el gran comedor. Tomó lugar en la fuente de hipogrifos y espero a que Jacqueline hablara.

—Antes que nada, quiero agradecerte por tu ayuda —dijo con un rostro serio, pero en sus ojos se mostró su sinceridad—, actuaste de forma ingeniosa y discreta, gracias.

—No hay de que —contesto Heda—, no quería seguir teniendo esos sueños. Gracias por eso.

Un atisbo de sonrisa se asomó en los labios de la pelirroja.

 —Se que Penny ha hablado contigo antes a petición de mi hermano.

—Ajá, no me queda claro como tu hermano sabe tanto sobre mi o por qué diablos a de importarle —contesto Heda en tono despectivo.

—Penny te comento que saber sobre tu verdadera procedencia se volvería tu muerte —prosiguió con seriedad—, y no estaba mintiendo. Heda, eres especial, una fuerza poderosa habita en ti, no se cual sea, pero ese poder atraer a criaturas peligrosas que buscaran acabar contigo y necesitas aprender cómo hacerle frente y sobrevivir.

Heda Malfoy ² : La heredera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora