Prólogo

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Las clases habían terminado, esos días en la condenada "escuela" a la que todos llaman prisión terminaron. Al menos por ahora, dentro de pocos meses volveré a la tortura. Exámenes, tareas, días pegada a una silla, merecía este descanso.

Es decir, no me molestaba para nada pero hay días en los que sinceramente deseas estar en una cama durmiendo a estar obligada a escuchar a una vieja hablar, y hablar. Caminaba rumbo a casa con mi mochila en la espalda tarareando una canción. Mis jeans negros y una blusa blanca se movían al ritmo de la canción de Sia "Move your body". Trataba de resistirme a bailar, con tanta gente llendo y viniendo prefería mantener mi mirada en otro lado y seguir caminando.

Un mensaje provocó que el tarareo parará y tuviera que sacar mi celular, mi madre dijo que estaba en casa y preguntaba en donde estaba, típico. Le envié que estaba bien y de camino a casa pero entonces lo recordé.

Viernes= Fiesta de fresitas en mi casa.

Michelle quien lamentablemente es mi hermana organiza con sus amigas todos los viernes─aunque suene difícil de creer─una pijamada extremadamente rosa llena de charlas estúpidas y hormonales. Hoy era su turno.

No estaría allí para ser su cómplice.

Volví a enviar un mensaje y le avisé a mi madre que estaría en el parque, amaba leer allí. Prácticamente mi casa no era el mejor lugar para leer, la vos chillona de Michelle resuena en toda la casa al igual que varias charlas de mis padres al hablar por trabajo.

En resumen el peor lugar para leer.

Me encantaba salir de allí y sentarme en medio de todo el parque para admirar todo, mientras me hundía en el mundo de los maravillosos libros. Sólo estaba a centímetros del parque cuando notó que a mi lado alguien pasa rápidamente en una patineta. Miré atentamente pero fue inútil, se había alejado.

Ignorando lo sucedido seguí mi camino y me senté debajo del árbol de siempre para abrir el libro. Los ruidos no me molestaba mucho, al contrario, era lo que más me agradaba, no eran tan fuertes, eran los necesarios. Entre letras y páginas el tiempo fue corriendo, hasta que la suma concentración fue interrumpida por unas risas.

Despegue la vista del libro y no tan lejos de mi estaban unos chicos, todos con las patinetas haciendo trucos sin parar, éso era nuevo. Jamás los había visto por aquí y me daba mucha curiosidad. Intente disimular pero obviamente lo hacía mal, ya que uno de ellos me sonrió, pero yo sólo lo ignore.

No sabía cuando ni cómo, pero mi vista de vio sumamente perdida al dirigirse hacia un chico que parecía ir allí. Su cabello castaño brillando con la luz del día y esos ojos de un marrón hermoso en los que perdí la razón. Parecía una completa acosadora al no dejar de mírarlo sorprendida.

Jamás había visto a ése chico. Pero sin dudas no lo olvidaría.

Toda la tarde estuve distraída y perdida en esos ojos color avellana, los trucos que hacía, su sonrisa, todo de él me dejaba sin palabras. De vez en cuando sus amigos chocaban los cinco con él y lo felicitaban por lo que hacía.

Yo también lo haría.

Miré la hora y pude creer que estaba a punto de oscurecer. Mis padres me matarían. En especial mi madre. Tomé rápidamente mis cosas y salí de allí.

No sin antes dedicar una última mirada al chico patineta.

~•••~

Los días pasaron rápido, mis vacaciones iban totalmente normales, ir y venir del parque, el centro comercial y algunos días quedarme en casa. Sólo habían pasado dos semanas desde que vi por primera vez al chico patineta. Para mi suerte todas las tardes las pasaba en el parque donde yo iba a leer, aunque justo ahora parecía una simple excusa.

Nadie sabía de él, ni siquiera mi mejor amiga, porque sabía que sólo era curiosidad. Ahora me encontraba en mi habitación viendo películas, obviamente sola, mi hermana había planeado un viaje a Miami, junto con sus amigas. Y bueno respecto a mis padres, mamá tiene mucho más trabajo y mi padre aún más, el doble diría yo. Mientras yo termino quedándome con la casa sola en una completa paz.

Aunque me parece muy extraño que está casa este en silencio.

Decidí dejar por un rato la comodidad y me arregle un poco para salir a caminar. Tome las llaves y recordé que debía volver en una hora, la encargada de la limpieza llegaría, y mamá me mataría si no hay nadie cuando llegué. Cerré la puerta y conecte mis auriculares, para comenzar a caminar. No hablaba con nadie de aquí, claro iba y venía pero jamás había hablado con alguno de mis vecinos.

Seguí mi camino y decidí ir a una cafetería, un buen café y un libro no se comparan. Pasé al rededor de cuarenta minutos sumida en un libro como siempre, hasta que decidí volver a casa. Tomé mi mochila y pague para luego dejar la cafetería. En cuanto estaba buscando mi teléfono mi vista de dirigió a la calle y entonces lo vi.

Paso rápidamente en su patineta, rumbo al parque o algún lugar de seguro. En tan sólo cinco minutos de seriedad una sonrisa se plantó en mis labios, y parecía no querer irse.

Sólo espero que sean las hormonas.

~•~•~•~•~•~•~

Hola a todos! Dai a vuelto!

Ahora comienza la cuenta regresiva para el comienzo de está nueva y gran historia.

Qué crees qué sucederá?

Sólo yo lo sé 😏.

Deja una de esas hermosas estrellitas y comentarios sobre que te está pareciendo la historia.

Nos vemos pronto!

Dai!💜

El Chico Patineta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora