CAP. 2

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Me desperté en medio de la noche, debido a unos ruidos provenientes del hall principal, "que raro" pensé. Me levanté y me dirigí al hall para averiguar que ruidos me habían sacado de mi sueño.

A medida que me iba acercando los ruidos incrementaban y empecé a percibir con el oído voces de hombres,me empecé a asustar, me asomé y vi que eran cuatro sombras corpulentas y vestidas de negro. Me tapé la boca y ahogué un grito,ya que si descubrían que estaban siendo obsevados seguramente me matarían, "oh Dios mío". Me volví a asomar y seguían ahí a excepción de uno, que no conseguía ver. Sin pensarlo dos veces me giré para salir de ese sitio, pero en vez de avanzar hacia delante me estampé contra algo y me caí al suelo,al subir la mirada, me encontré con el cuarto ladrón, "mierda,mierda y más mierda, estoy muerta" sin saber que hacer, solo se me ocurrió pegarle para conseguir una oportunidad de salir de esta pero antes de que hiciera nada,el ladrón me cogió por el cuello del camisón y me puso un pañuelo húmedo en la cara. Lo último que logré ver,fue como el ladrón se quitaba un poco la máscara y me cogía en brazos,después de eso todo se volvió negro.

Me desperté en algo parecido a una cama, con un dolor de cabeza muy agudo e insoportable, intenté levantarme pero fue una mala idea,según me puse de pie me mareé y casi me caigo debido al fuerte dolor cerré los ojos, pero no sentí el suelo frío,sino que lo que sentí fueron unas manos sujetándome de la cintura para no caerme.

—¡Cuidado!, aún no puedes ni levantarte ni moverte preciosa—era el hombre de la noche anterior, la persona que me había raptado.Me aparté bruscamente de él lo que fue una mala idea ya que volví a perder el equilibrio y él me volvió a sujetar, esta vez con más firmeza que antes y con un agarre más fuerte para impedir que me soltara de nuevo.

—Hey, te he dicho que tengas cuidado o te caerás.—me dijo con, ¿algo parecido a preocupación? no, es imposible, él es un delicuente, es un ladrón y secuestrador. Al final sin ningún tipo de respeto aún sabiendo que me podía matar con un solo golpe le contesté bruscamente:

—¡Suéltame maldito imbécil!—le miré con una mirada desafiante aunque no muy bien porque tenía la mirada un tanto borrosa, "¡mierda!, ¡mi insulina!" me acordé de la medicina, "mierda" la necesito ya o moriré.

—Tranquila gatita, no hace falta que me saques las garras—me contesta el muy gilipollas con una risa cantarina,yo me estoy muriendo y él se ríe, sí,estoy convencida de que es un idiota. Aunque igual no sabe que soy diabética "Jess deja de pensar nos vamos a morir sino le dices a este que nos de insulina,reacciona, ¡ya!" la voz de la razón habló por fin, me sentía cada vez más débil, necesito insulina de inmediato. Lo que se me ocurrió fue decirle al hombre que era diabética y necesitaba insulina o moriría en dos minutos,al final lo único que me salió fue:

—Diabética..., insulina... porfavor...—le dije desesperada y a punto de cerrar los ojos para no abrirlos en un largo tiempo o para siempre.

—¿Diabética?, espera... ¡¿QUÉ?!, ¡ay Dios mío necesitas insulina!—asentí como pude.Rápidamente me posa contra la pared y desaparece a mi vista,unos segundos después volvió con una especie de maletín y sacó de allí la insulina. Sin pensarlo me pinchó en la pierna, poco después vi como se levantaba y me llevaba a algún sitio de nuevo en brazos. Por mucho que lo negara yo misma,él era mejor persona de lo que creía, si fuese malo,me hubiese dejado agonizando en el suelo. Antes de caer en brazos de Morfeo le susurré un gracias,luego volvió la oscuridad.

La huérfanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora