POV. Jessica
Me desperté en una cama distinta a la vez anterior, los rayos de Sol alumbraban la habitación, y me dejaba ver como era, era de un color azul cielo con lo que parecían ser muebles. La cama donde estaba tendida era de un bonito color blanco, las sábanas eran suaves y olían a limpio. Me incorporé y noté un dolor agudo en mi pierna derecha, seguramente se me habría hinchado después de la insulina, simpre me pasaba, de repente recordé a ese hombre, me salvó la vida sí, pero no quita el hecho de que me secuestrara, "necesito salir de aquí" pensé, me levanté y me dirigí hacia la puerta de la habitación, dispuesta a irme, pero en vez de abrir la puerta, esta se abrió y me dio en la cara.
—¡Auuu!— me quejé. Me había dolido el golpe.
—¡Ui! no sabía que estabas ahí detrás, perdón. Creía que estabas durmiendo.— contestó el muy bastardo.
Él entró en la habitación y por fin vi su rostro, era un rostro de una persona joven no creo que me sacara más de 10 años tenía unos bonitos ojos miel de tamaño normal,acompañados de un bonito pelo corto negro como el azabache, él me miró y se acercó a mí, yo retorcedí temiendo que me fuera a hacer daño. Por lo visto se dio cuenta de mi miedo.
—Tranquila, no te voy a hacer daño. Por cierto me llamo Álex, ¿y tú?—me dijo como si fuera una conversación normal, "imbécil" pensé,pero mejor hacerle caso si no quería acabar mal.
—Jessica, me llamo Jessica.—le contesté.
—¿Jessica ee?, encantado. Y dime, ¿cuántos años tienes, Jessica?—me preguntó.
—15, ¿y tú?— le contesté.
—¿Cuántos me echas?—esa pregunta me fue muy inesperada, pensé que sería un cuarentón de estos pedófilos, pero parecía muy joven.
—¿23?— me lancé a la piscina, él puso una cara divertida.
—Puff que mayor,tampoco es que sea ya un componente de la vida laboral—me contestó riendo y mirándome divertido.
—¿Entonces, cuántos?— le solté ya un tanto impaciente, me gustaría saber que edad tiene mi secuestrador.
—Tengo 18— me quedé sin palabras, "me saca solo tres años" pensé atónita.
—¿Qué solo tienes 18?, no me lo esperaba la verdad—él se puso a reír a carcajadas, ya empezaba a cabrearme este sujeto.
—No pongas esa cara preciosa, no por tener 18 se es un extraterrestre—a ver primero me extrañó su edad, porque se supone que tendría que estar estudiando o trabajando y segundo porque es demasiado fuerte. "Un momento, me ha llamado preciosa, es tonto o qué, cree que me va a tenerme a su merced solo con una halago ¿en serio?".
—No me llames preciosa, no tienes derecho a decirlo— le contesté bruscamente, me la estaba jugando, pero no voy a permitir que me trate como a una chica objeto.No soy de esas chicas tontas que se dejan llevar por imbéciles como él, más bien soy de las que les retuercen los huevos.
—Sí lo tengo, tengo libertad de expresar lo que pienso, ¿no crees?—"pero que gran gilipollas me ha tocado escuchar" si tuviera más fuerzas le daría tal ostia que le mandaría a Cuenca.
—No me has entendido, no quiero decir que no expreses tu opinión, simplemente te he dicho que no tomes confíanzas conmigo, no me conoces.—le rebatí cortante y de malas maneras.
—Uou, uou relájate. No era mi intención molestarte. Aunque acabo de corroborar del todo que tras tu semblante de niña buena, tienes una bestia encerrada, y ¿sabes qué?, eso me gusta.—noté una especie de mariposas revolteando por mi ser después de esas palabras.
—Por cierto, te he conseguido algo de ropa mientras descansabas, está dentro del armario, ah, tienes un baño detrás de la puerta de enfrente.Te espero abajo cuando acabes, ¿entendido?.—estaba pensando aún en lo que me había dicho. "Jessica no te quedes ahí embobada contesta de una vez" y así es como la voz de la razón siempre me devuelve al mundo real. Si no fuera por ella ya estaría muerta hace mucho tiempo.
—Emm... sí, entendido—respondí rápidamente.
—Bien, hasta luego pequeña.—me dio un beso en la frente y salió de la habitación dejándome sola mientras seguía aceptando el hecho de que me había llamado peueña y me había dado un beso en la frente. Este chaval me descoloca totalmente.
Recogí la ropa y me dirigí hacia el baño, dejé que las cálidas gotas recorrieran mi cuerpo desnudo, no es que me disgustara mi cuerpo,pero tenía ,mis complejos, no obstante no quería cambiarlo, en mi opinión a una persona se la debe querer por su alma, no por su físico.
Al terminar de ducharme con pelo incluído, salí relajada de la ducha y me dispuse a poneme a ropa que me había dejado Álex "Que bien suena su nombre" Dios a veces pienso que mi voz de la razón no es tan racional.
El conjunto consistía en un sujetador de color negro de encaje a juego con unas braguitas del mismo color, luego la camiseta era gris de manga corta en la cual estaba ilustrado el personaje de Mickey Mouse, los pantalones eran unos leggins negros largos que me quedaban perfectos, después una sudadera negra de Adidas, y por último unas NIKE blancas y negras. A saber de donde sacaría toda esta ropa, encima de marca pero he de admitir que tiene buen gusto. Por último me aseé y me dejé el pelo suelto para que secara más rápido. Al acabar todo el proceso me encaminé al lugar donde creo que estaba la cocina. Por lo visto estábamos en una casa de dos plantas, y yo estaba en la primera, busqué unas escaleras y al divisarlas me dirigí hacia ellas, pero antes de que llegara me choqué contra algo duro lo que hizo que perdiera el equilibrio y callera al suelo provocando un gran estruendo. Subí la mirada y me encontré con el rostro de lo que parecía ser un hombre joven, él me miró con una interrogación pintada en su cara y sin saber bien que estaba pasando me preguntó:
—¡Pero tú!, ¡¿quién coño eres?!—preguntó el joven de mala manera y con cara seria.
—Soy Jessica—contesté con miedo. Creo que la he vuelto a armar.

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La huérfana
RomanceSi alguien me preguntara cual es para mí una vida de un sueño, contestaría que simplemente sería que mi familia me quisiera y que me enseñara lo que es una familia bonita y comprensiva. Pero como dice el destino, nada es de color de rosa. Pero, ¿y s...