Días de furia.

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Luego de la muestra de osadía de parte del inútil de Sawada (como muchos le llamaban, poco importaba para Kyoya pero hasta ahora no le tenía otra definición más que "herbívoro" y eso e inútil eran sinónimos a su vista por lo que...) Ryohei había hecho acto de presencia con la más tranquila de las sonrisas.

Hibari le toleraba por pura obligación, era un sujeto carente de sentido en su vida y con un complejo de hermano bastante disimulado. Un enigma de ser humano... La verdad no.

Era allí cuando Kyoya, en muestra de su humanidad y su eterna solidaridad con el sentir del prójimo, debía de hacer uso de su tacto y delicade...

—En resumen, tu hermana está siendo acosada, el cadáver del chico espera por ti en la azotea —puntualizó a modo de saludo y torció el gesto con molestia—. Por favor, limpia después de hacer lo que tengas que hacer. Por ahora debo pensar en un buen castigo ante la insolencia de un herbívoro molesto.

Y Sasagawa, bastante confundido y molesto, no esperó más explicación de parte del presidente del comité. Tetsuya le esperaba en la puerta de la oficina con dos miembros más de tan ejemplar grupo, estarían a cargo de guiarle y explicar los detalles que, alabado sea Kyo, el prefecto padre (Daddy alondra) se había saltado con la maestría que sólo se atribuiría a él.

Nuevamente en soledad el azabache suspiró, una parte de él sentía que acababa de arruinar un momento de épica interacción y, ¿honestamente?, poco podía importarle.

Tenía en mente cosas más complicadas que tratar, sentimientos revueltos, pensamientos incongruentes...

Tanto trabajo y tan poco tiempo.

Como sea.

Se puso todo lo cómodo que le fue posible, se cruzó de brazos y cerró los ojos con la cabeza ladeada hacia la derecha, una peculiar mueca pensativa adornaba sus facciones y es que... Era lógico.

Desde la primera vez que vio a aquel castaño adolescente sentía que todo se iría a la misma mierda de donde había salido, sus recuerdos sellados de la niñez (aquellos de los que sólo habló con Tetsu y Fon para después simular que todo fue un sueño y olvidarlo) estaban nuevamente allí, atormentándolo.

Y eso era una cosa que le ponía malo.

Bufó.

—Que cosa más herbívora —farfulló con cansancio—. Estoy pensando demasiado las cosas, sólo debería centrarme en el castigo de Sawada.

Y ese fue el plan, sin embargo ignoraba cuándo su cuerpo se movió por sí mismo hacia la puerta, ni qué decir del momento en que ordenó al primer incauto en atravesarse en su camino el avisar a Kusakabe de un nuevo trabajo.

«Él lo mencionó alguna vez... ¿Gondola? No. Vongola, veremos cuanta realidad hay en esto»

°

Tsuna se estremeció con nerviosismo y apartó la mirada de la copia chafa de Goku y el príncipe del planeta plutón... ¿Cómo demonios era? ¡El esposo sin dignidad de Bulma!

Y tanto que el pobre lo amó durante su infancia...

¡A lo que iba!

Sawada no lo entendía, desde que llegó con retardo a clases se dio cuenta de que alguien (además de Takeshi) le observaba con fijeza y quizá fue porque el chico resaltaba o porque realmente era intimidante, pero sus ojos y los de aquel italiano no habían tardado más que segundos en encontrarse.

Y allí estaba, era quizá la doceava vez que se miraban desde su llegada cerca de media hora atrás. Aquello no era absurdo sino lo siguiente, Yamamoto también parecía curioso por el tema.

Sin embargo, los tres tenían que quedarse calladitos porque estaban a mitad de una clase y eran niños...

—Basura.

Macarra. Gokudera, chafa, Hayato era un macarra.

Nezu detuvo su perorata confundido y miró al extranjero con cierta incertidumbre, ¿qué había dicho?

—Disculpa, Gokudera-kun —rió nervioso—. ¿Qué has dicho?

El italiano le miró con ironía y disgusto, Tsuna empezó a sudar frío por alguna razón.

—He dicho que esto es basura —repitió con molestia—. Todo aquí lo es, usted principalmente.

«Y ahora volverá a mirarme como tratando de hacerme menos... Sep, veo el desprecio en tus ojos, Chafa-kun»

Llámenlo adivino, pero Tsuna sólo suspiró ante la mirada del peliplata. Nezu estaba teniendo un ligero ataque de ceja loca.

—Retráctate.

—No.

—Gokudera Hayato, retráctese ahora.

En señal de obvia negación, el chico subió los pies al escritorio y le miró con altanería.

El docente estuvo por estallar... Casi lo hizo, sin embargo una bomba de humo estalló en el salón y antes de que alguien se diera cuenta una figura se llevó consigo al castaño.

Cuando el humo se disipó una nueva figura le reemplazó, un adolescente demasiado familiar para Gokudera, quien chasquió la lengua con molestia.

Sobra decir que tanto el mejor amigo de Tsuna, Takeshi, como su nuevo atacante, Goku, salieron sin decir nada y dejando atrás a un inconsciente Lambo.

Vongola sólo generaba más y más problemas.

°

Cuando despertó no estaba en Narnia ni tenía la cabeza metida en un balde de agua, con eso de ser mafioso...

En su lugar, Tsuna se encontró a sí mismo atado a una silla de madera en una habitación bastante... Molesta.

Las grises y polvorientas paredes tenían bonitos adornos en moho y telaraña (que dudaba mucho fuera la marca registrada del novio de Deadpool), el suelo de cemento se veía a penas bajo una gruesa capa de tierra de color naranja que, si le iba mal, sería lo último que vería.

Pero lo peor no había llegado aún.

Frente a sus aburridos ojos, una puerta de metal se encontraba entreabierta y precariamente asomado, Tsuna podía distinguir una curiosa mirada morada.

Fue entonces que escuchó un reclamo en un idioma desconocido, momentos después una hermosa mujer se plantó ante él. Chadqueó la lengua.

Su experiencia con chicas era lamentable, estaba desarrollando una clase de nueva fobia.

—Al fin despiertas —ironizó con una mano en la cadera, cambiando el peso de un pie a otro—, eres Sawada Tsunayoshi, ¿no?

—¿Dakawa Tunaqué? —frunció el ceño con fingido desconcierto—. Lo siento, señorita, no sé quién es e...

Sea instinto o no, el castaño agradeció haberse movido bruscamente y tumbar la silla hacia la derecha, en la pared que hasta entonces se encontraba a sus espaldas había un nuevo agujero y restos de pastel.

Tembló.

—No intentes engañarme, mocoso —farfulló la molesta asesina—. Sólo lo diré una vez, renuncia al cargo de décimo Vongola.

«¿El mundo en serio cree que tengo madera de mafioso? Claramente no voy a ser el décimo nada~»

Tsuna abrió la boca con intenciones de aclarar el malentendido cuando llegó.

Una furiosa explosión a sus espaldas le dio paso al polvo y el sol, notó que seguían en terreno escolar y se preguntó qué demonios sucedia con ese lugar.

De los escombros, Gokudera Hayato salió y miró con indignación a la que sería su media hermana.

Algo se rompió en algún lado, Tsunayoshi podía ver la tensión y, honestamente, no lo entendió.

Cumpleaños feliz~ me desean a mí~ cumpleaños abue Barbie,  cumpleaños a mí xd

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⏰ Última actualización: Oct 26, 2017 ⏰

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