¿Te conozco?

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Las risas de Yamamoto podrían escucharse en Austria, Tsuna se preguntaba qué demonios encontraba tan hilarante y él azabache pareció leerle la mente.

—Esa estuvo cerca, ¿no Tsuna?

—¿Eh? —le miró sin entender—. ¿Qué cosa?

La mirada del chico era simpática, Sawada le daba eso a su favor.

—Casi fuiste presa del Demonio de Nami-chu.

—¿Demonio?

—Sip —asintió—, el temible presidente del comité disciplinario Hibari Kyoya.

Llámenlo tonto, pero Takeshi le estaba hablandl en griego, no captaba de qué hablaba.

—¿Es tan peligroso?

La duda del castaño era sorprendente pero es que la forma en que Yamamoto mencionaba al demonio era... Ya había conocido al vice presidente y este no parecía mala persona, así que suponía que el presidente tampoco lo sería.

Quizás era bastante ingenuo, tal y como había dicho su catastrófico tutor esa mañana (en algún momento)

—Da crédito a su apodo —el atleta se encogió de hombros con una sonrisa—, o al menos lo hace con aquellos que rompen las reglas de Nami-chu.

—Ya...

Sí, estaba en serios problemas. Osea, ¡él era la personificación de la mala suerte! Su innata torpeza hacía que sus llegadas tarde, malas notas, (entre otras cosas) lo caracterizará como un imán de problemas.

Definitivamente rezaría a todos los dioses para sobrevivir sus días escolares.

—¿Pasa algo?

—N-no, nada.

Todo le sucedía.

Ya habían pasado diez minutos del almuerzo y habían terminado ya el bento, el día era realmente agradable y su compañero parecía disfrutar del lugar tanto como él, O tal vez no tanto como quisiera.

En ese momento trataba de seguir el ritmo de la conversación que cambiaba cada tres minutos,  sobre el torneo próximo de baseball, que su padre tiene una tienda de sushi, que lo nominaron para capitán del equipo, entre otras cosas que lo marearon por completo.

Tsuna no estaba acostumbrado a socializar tanto, hasta hace poco su mejor amigo era el suelo, ¡y se entendían de maravilla sin mediar palabras! Lo mejor que podía hacer era escuchar las palabras claves para poder dar una breve respuesta o asentimiento en muestra de que prestaba atención, o lo intentaba.

Todo iba bien hasta que una ave amarilla y pequeña revoloteó por encima de la cabeza de Yamamoto captando toda la atención del castaño quien lo seguía con la mirada, hasta que la repentina imagen de una pieza de metal causara que se perdiera en sus pensamientos.

«Desde chico había desarrollado un gusto a las alturas, y no por que cada que huía de los bravucones terminaba en los peores lugares... No.

Pero un día en particular en una de esas carreras de "atrapadas" como solían llamarlo sus perseguidores, sucedió un último encuentro que jamás olvidaría.

Normalmente hubiera dejado que lo golpearan hasta que se cansen y se fueran como siempre pero hoy se rehusaba a entregarles su pequeño tesoro.

—¡Hey, Dame-Tsuna!  —llamó uno de sus abusones—. ¡Sal antes de que te demos una paliza!

«Tan falso como sus tenis de marca»

Era confuso, tenía en sus manos una cadenita de plata que protegía entre sus pequeñas manos, podía sentir una pieza de metal en sus palmas de tanto presionarlo contra su pecho.

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