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¡POR FIN!

1° de septiembre. Hasta el aire es más puro en la estación King's Cross. En fin, entre al tren y deje mi baúl en un cubículo, para luego salir al pasillo todavía algo vacío.

Y me parece que en este instante Regulus se arrepiente de haberse pasado del lado de mi madre.

La verdad es que Reguie y yo no siempre nos llevamos mal. Cuando éramos más pequeños solíamos escaparnos de Grinmauld Place para ir a un parque que quedaba cerca, o para robarnos un helado del distraído vendedor, o para hacerle una bromita a mamá.

Pero hace dos años todo cambió. Cuando mis padres se enteraron que había quedado en Gryffindor le metieron en la cabeza a Regulus que yo era un tipo de bicho raro en la familia. También a mí me iniciaron a tratar mal, siendo honesto fue un poco duro para mí. Hasta que decidí pelear fuego contra fuego, lo que significaba joderles la vida a los que se hacían llamar mi 'familia'.

Aunque obviamente existen excepciones, como por ejemplo mi prima Andrómeda. Que fue la única persona con el suficiente cerebro para comprender que estar en Gryffindor solo era eso: estar en Gryffindor. Igualmente ella no es partidaria del linaje de sangre pura. Es más, para estos días ya tiene casi 3 meses en una relación con un hijo de muggles.

En fin, Reguie estaba solo, algunos niños se le acercaban, pero con la personalidad de mi hermano (o mejor dicho la personalidad que le creo mi madre) nadie duraba más de unos escasos segundos hablando con él para irse corriendo.

La estación apenas tenia unos pocos alumnos dentro cuando entró un chico en el que estuve pensando todo el verano. Estaba más demacrado que el año anterior, la ropa siempre con algún remendo y parches, el pelo algo despeinado. Pero Remus Lupin siempre tenía esos ojos de un color dorado que hacía que te sintieras mejor.

Me alarme un poco al ver la marca de un beso con labial rosa en su mejilla.

—¿Eres de primer año?—logre escuchar como le preguntaba a mi hermano.

¿Por qué, Remus? ¿Por qué siempre tienes que ser tan amable?

Reguie asintió con su mirada asesina, mientras yo camine a donde estaban ellos.

—Deberias de ir a los vagones de atras. Los de primero siempre se sientan allí. Talves consigas un amigo— Regulus miró de pies a cabeza a Remus.

—¿Quién te dijo que yo quería hacer amigos, estúpido?

—No te preocupes hermanito, nadie va a ser tu amigo. Talves te den por el culo un día de estos. Ahora vete— dije mientras empujaba a mi hermano, antes de que se atreviera a decirle algo más a Remus.

—¿Él es tu hermano?— preguntó Re— Nunca me lo mencionaste.

—No es alguien de quién me enorgullezca.

—Pero si es igualito a tí— Remus sonrió burlón.

—¡Ah! ¿Ya sonríes?— dejó de sonreír.

Mierda.

—Lo decía bromeando, Lunático. Tú sonrisa es linda— volvió a sonreír disimuladamente, y su palidez la remplazo un tono rosado.

—Mi mamá hizo sándwiches para que los compartiera— Remus saco de una bolsa que tenía en la mano un sándwich, me lo dio—. No son los mejores, pero tienen un poco de pollo. A ti te gusta el pollo.

—¿Cómo sabes que me gusta el pollo?

—Es que... bueno— se quedó callado unos segundos— ...cuando hay pollo en el Gran Comedor... bueno... siempre lo comes como si no hubiera un mañana.

Lobo Solitario • WolfstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora