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«Solo juega con tu mente, Remus» se decía el licántropo a sí mismo «Ademas tu eres un hombre, Remus. Recuérdalo, tu eres hombre y te gustan las chicas. Las chicas, no Sirius»

Pero mientras tanto una vocecita le decía lo contrario «Vamos, Remus. Pudiste sentirlo. ¿Que más quieres? ¿Alguna vez Lily te ha hecho sentir así? Por supuesto que no. Ninguna otra chica te ha hecho sentir así.»

«Claro que nunca me he sentido así con otra chica. Pues por la simple razón de que nunca paso mucho tiempo con chicas. Ahora vete.»

Y como si la vocecita pudiera escuchar y seguir órdenes, no volvió a aparecer. Remus estaba caminando sin ruta, y termino perdiéndose. Pero el lugar en el que estaba no era nuevo, ya había estado antes allí, el año anterior, cuando el señor Flich los seguía, a él y a Sirius.

—Maldita voz. Tu me trajiste aquí ¿verdad? —y cuando Remus pudo salir un poco de su cabeza noto que había alguien a unos escasos pasos de él.

—¿Con quién hablas? —Remus se quedó mudo —. ¿Puedes hablar?, ¿Estás bien?

«¿Lo ves? Allí está tu maldita sensación.»

«No es la misma sensación» le respondió la voz.

—¡Callate! —dijo Remus haciendo que la chica lo mirara un poco enfurecida, rápidamente devolvió su vista a un libro que tenía en las manos.

Remus se detuvo a mirarla, tenía el uniforme bien arreglado (cosa a la que no estaba acostumbrado, ya que sus amigos apenas y sabían ponerse la corbata), el cabello laceo y negro, también tenía unos pensativos ojos negros y la piel pálida, un tanto amarillenta haciendola parecer algo enfermiza. Supó que era de Ravenclaw por su corbata, y que era de segundo año ya que nunca antes la había visto en clases y porque era un poco más pequeña que él.

—Digo, sí estoy bien. —dijo Remus sintiendo que le hacia falta algo mas, —Lo siento —la chica le dirigió la mirada con el ceño fruncido.

—Fue algo grosero —le reprendió la Ravenclaw, y en respuesta Remus sonrió apenado.

—Lo siento —la Ravenclaw suspiro y todavía con el ceño fruncido reanudó su lectura —Soy Remus. Remus Lupin.

Remus sabía muy bien que lo peor que alguien te puede hacer mientras lees es interrumpirte. Así que decidió dejar a la Ravenclaw donde estaba sin decirle nada más.

Se quedó parado donde estaba. Y miro la pared que tenía detras. No miraba la pequeña puertecita por la que había entrado con Sirius por ningún lado.

Observo otro rato a la pared, ¿Donde estaba la puerta? Se acercó a la pared e inicio a tocarla, le daba golpecitos y hasta sacó su varita para pronunciar algunos hechizos sencillos para revelar cosas ocultas.

Mientras tanto la Ravenclaw había detenido su lectura para observar a aquel muchacho misterioso.

—¿Seguro que estás bien? —dijo acercándose un poco a Remus.

—Claro, ¿Por qué no lo estaría? —le respondió  rápidamente y noto que era bastante más alto que la niña, ahora de pie junto a él.

—Es que me estás iniciando a dar miedo —pero su voz no demostraba miedo. Es más, a Remus le causaba miedo la voz de ella —. ¿Que intentas hacer?

—Ah —gracias a ese cuartito todo un mar de dudas había perdido su calma, y sentía que si lo mencionaba en voz alta él se desbordaría de la misma manera—. No es nada, solo una estupidez.

—¿Tratas de abrir la Puerta de los Deseos? —Remus miró algo confundido a la chica, y está al recibir su mirada pareció avergonzarse un poco —Bueno, ese nombre le puse yo.

Remus sonrió.

—¿Por qué ese nombre? —la azabache comenzaba a sentirse un poco más confiada con la presencia de Remus. Sus ojos, su sonrisa, todo de él le daba confianza.

—Veras, la puerta siempre te da lo que quieras. Bueno, menos comida ya que...

—Es una de las 5 excepciones de la Ley de Gamp sobre Transformaciones Elementales—termino de decir Remus.

—Exacto —la niña correspondió a la sonrisa de Remus —. Me llamo Cleo—la sensación fue agradable. En ese instante Remus olvidó que era un hombre lobo, y que en 3 días sería luna llena, tambien olvido que estaba enfurecido con Sirius y con James. Todo era maravilloso —. Cleo Brown.

«Niegamelo, allí está la sensación»

«No lograrás engañarme, sabemos muy bien que fue diferente con Sirius»

—En fin, para que la puerta aparezca tienes que pasar en frente de ella 3 veces mientras visualizas lo que necesitas. Después la puerta estará allí —Remus sonrió agradecido —Vamos, inténtalo.

Y lo hizo, pasó 3 veces en frente de la pared con los ojos cerrados. Pero no pudo visualizar o sentir otra cosa que los labios de Sirius. Sin duda, no eran suaves y rosados, como los describían todas las novelas románticas de su tia Georgina. Apenas tenian 12 cuando paso, sus labios estaban resecos y paliduchos. Pero sin duda no había nada que superara esa sensación.

—¿Remus?, ¿Remus Lupin? —Cleo pasaba su mano en frente de la cara de Remus.

—¿Ah... qué? —respondió este volviendo en si.

—Pensé que ibas a desmayarte. Estabas palido.

—Oh, lo siento, me pasa seguido últimamente —la chica rió.

—No tienes porque disculparte, solía pasarme a mi también

A Remus le dio algo de miedo entrar, no sabía que se encontraría dentro. ¿Y si parecía una clase de recuerdo sobre ese beso? Apenas acababa de conocer a Cleo, no quería espantarla y mucho menos quería que supiera que el único beso que había dado en su vida, había sido con un chico.

—¿Vas a entrar o...? —pregunto Cleo mirando la puertecilla.

Sirius Black. La persona más jodidamente complicada que alguna vez Remus Lupin conoció. Aunque hacia de su vida algo más complicado, en parte también la hacia mas interesante y en ocasiones mas divertida.

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⏰ Última actualización: May 20, 2019 ⏰

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Lobo Solitario • WolfstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora