MEMENTO

La brisa de un recuerdo

MEMENTO

Autora: Clumsykitty

Fandom: Marvel, AU.

Parejas: principalmente Stony. Otras más.

Derechos: muero de la risa. Nada más que ésta idea.

Advertencias: historia que viene a raíz de Halloween y en mi país, el Día de los Muertos. Inspirada en la Mansión Winchester, el cuento El taxidermista de Pisa, una historia que alguna vez vi o leí cuyo título no recuerdo, la película La Mansión y mis ganas de escribir de este género.

Gracias por leerme.

memento.

Del lat. memento 'acuérdate'.

1. m. Cada una de las dos partes del canon de la misa, en que se hace conmemoración de los fieles vivos y de los difuntos.

Ejemplo: hacer alguien sus mementos.

2. loc. verb. p. us. Detenerse a discurrir con particular atención y estudio lo que le importa.

¿Qué es un fantasma? Un evento terrible condenado a repetirse una y otra vez. Un instante de dolor quizás. Algo muerto que parece por momentos vivo aún. Un sentimiento suspendido en el tiempo, como una fotografía borrosa, como un insecto atrapado en ámbar. Un fantasma, eso soy yo.

Del Espinazo del Diablo.

La brisa de un recuerdo.

El cielo era azul claro, nubes blancas y graciosamente esponjadas compitiendo en similitud con las plantas de algodón alrededor de ellos, meciéndose por un viento seco que mecía esos capullos como una lenta danza, generando un susurro igual a una canción de cuna. Jugaban a veces a pensar en las formas de las nubes, tendidos sobre el pasto salvaje entre los tallos altos, pero en aquel mediodía estaban en silencio, un tenso silencio cargado de miedos propios de la inseguridad generada por un futuro incierto. Anthony pensó que, si hablaban, si alguno de los dos pronunciaba una palabra, entonces la desgracia caería inmediatamente sobre ellos, era el silencio y solo el silencio la única barrera entre ese instante eterno y la realidad cada vez más asfixiante.

Había un canto lejano, apenas audible de voces rítmicas acompañadas de aplausos y tambores hechos de materiales muy pobres para tales fines. El campamento de los esclavos que descansaban unos momentos de sus labores antes de continuar la pesada jornada laboral, con una mirada amarga a los capataces, mirando a ese mismo cielo que a él traía paz, esperando que las blancas como inalcanzables nubes se tiñeran del color de la pólvora que los cañones y rifles del Ejército de la Unión traía consigo al Sur. El castaño les envidió su breve espacio de felicidad pese a los látigos, las balas o las cadenas. Cantaban y bailaban al ritmo improvisado que brotaba de sus corazones. Ellos no tenían ese lujo, debían esconderse siempre, como en ese campo de algodones.

Su mano serpenteó por el pecho ancho de Steven, su camisa abierta, arrugada y manchada de sudor cuyo aroma trajo un recuerdo agradable pero también un aguijonazo en el pecho. Quería gritar, quería desaparecer con él cien metros bajo tierra, lejos de aquel campo, de la guerra, de sus padres y el destino empeñado en hacerles desdichados. Dedos temblorosos por la ansiedad alcanzaron su mentón de perfecta rasurada, recorriendo los labios que hacía poco había besado como un loco. Anthony levantó su mirada, encontrándose con los ojos azules de Steven, viéndose reflejado en ellos. Asustado, enfadado, melancólico, iracundo. Una dualidad de pasiones que también al rubio inundaban sin que ninguno de los dos pudiera romper aquello.

Le besó posesivo, por si acaso quisiera hablar y romper la burbuja temporal que les envolvía, sintiendo claramente como su cintura era tomada por aquellos fuertes brazos, pegándole por completo a su cuerpo al ponerle encima. El castaño sintió lágrimas en sus ojos que rodaron traicioneras y abundantes por sus mejillas todavía acaloradas por la actividad anterior. Tal vez era una despedida, tal vez era la promesa inquebrantable de un amor que vencería cualquier obstáculo. Tal vez no era más que un beso prohibido que el cielo azul observaba cual testigo mudo de lo que el mundo llamaba el pecado de Sodoma y Gomorra. Lo único claro en la mente de ambos, era la rotunda afirmación de que, ya no podrían vivir sin el otro, morirían.