[02] Pizzas y autos

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¡To beautiful to handle!—canté al ritmo de la canción en la radio, misma la cual fue cambiada segundo después— ¡Hey!—reclamé.

—Juro que si vuelves a cantar me lanzo por la ventana.

— ¡Pues entonces sigo!—respondí, acercando mi extremidad peligrosamente a la radio, donde él tomó mi muñeca y la apretó con fuerza, atrayéndola a su persona.

—Mueve un dedo más y te lanzo a ti al igual que tu ridículo mapa—amenazó, soltando bruscamente mi mano después.

Me enderecé en mi asiento, cruzando mis brazos sobre mi pecho y mirando por mi vidrio hacia afuera.

—Que conste lo hago porque quiero, no porque tú me lo digas—murmuré.

—Ahá, si claro, como si me importara. Puedes meterte tus explicaciones por donde te quepan.

—Agh, ¿puedes ser más odioso?

—No tientes a la suerte, niña—respondió irónico, mirándome fugazmente y dedicándome una cínica sonrisa, volviendo su mirada al frente después.

— ¿De nuevo eminem?—pregunté incrédula apenas escuchar la melodía en el parlante. Sus gustos siempre eran extrañamente reservados y exclusivos. Ya eran tan propios de él que ni siquiera me molestaba en rodar los ojos.

—Puedes bajarte si quieres, no tengo problema en comentarle a tu madre que te escapaste a la mitad de la carretera, digo, debe de ser algo bastante común proviniendo de ti—respondió serio, manteniendo su mirada al frente.

Suspiré, mentalmente cansada, y me dediqué a apoyar mi barbilla en mi brazo y contemplar el sol en tonalidades anaranjadas y rosas.

Llevábamos, aproximadamente, una hora de viaje, y parecía que cada vez los minutos se hacían más largos y que el día no estaba para nada de mi lado. No pude evitarlo, yo era una persona bastante inquieta, y aquel viaje que significaban más de tres horas, sentada en una misma posición, me hacía alterar. Ni bien diez minutos comenzando el viaje, empecé a mover la pierna en mi manía, tratando de contener mi impulso de idiotez. Después me dolió la cabeza y me dio una fatiga tremenda, efecto de no haber comido, y Yoongi tuvo que arrinconarse unos minutos, mientras yo mantenía una bolsa en mis manos y el mantenía sus siempre presentes ganas de querer asesinarme. Continuamos el trayecto, y, obviamente, como nada podía estarse tranquilo, me dio calor. Pero no uno de esos calores rápidos que vienen junto con el mareo, sino, uno de esos en el que estas dispuesta a tirarte en una fosa llena de agua y hielo con tal de bajar tu temperatura, y, a decir verdad, mis shorts y el asiento de cuero no ayudaban para nada. Sentía que me estaba derritiendo, para luego adherirme al sillón y nadar en mi propio sudor.

Por parte de Yoongi, este parecía que le estaban saliendo canas verdes de lo molesto que le tenía, ¿¡pero qué culpa asumo yo!? ¡El idiota fastidioso, aguafiestas, malhumorado y peleado con el mundo era él!

Apoyé ambos de mis antebrazos sobre la puerta a mi lado, y dejé caer mi cabeza sobre estos, contemplando la tarde apagarse poco a poco, a través del transparente cristal. El tono del cielo vagaba entre el salmón y un lila pastel. Un ambiente bastante romántico, a decir verdad, y lo hubiera aprovechado (ya saben, comiendo chocolates y frutillas, prendiendo velas, sacando a relucir mi violín, bailar con el afortunado bajo la luz de la naciente luna, etcétera) de no ser por el desagrado de mi compañía.

Algo que envidiaba de él, sinceramente, era el hecho de que podía usar buzos de polar, canguros y calcetines sin siquiera derramar una mínima gota de su sudor. También, era secreto que envidiaba de sobremanera su cabello, es que en serio ¡¿Cómo hace para tenerlo así de brillante y sedoso?! La única vez que yo me teñí, recuerdo haber quedado como una paleta de helado, así de mal... ¡Qué va! Ya me estoy yendo por las ramas de la situación; efecto de no querer seguir pensando en mi fastidioso piloto, u mero efecto de no haber desayunado u almorzado. Supongo que, a la larga, todos aquellos mínimos puntos buenos de vista que tenía sobre mi vecino, absolutamente todos, se esfumaban una vez oírlo respirar.

Far from Sugar➳Suga; BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora