The Hell Are Inside

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¿Has sentido esas ganas de correr y correr y correr sin rumbo en específico? ¿Sólo alejarte de las cosas que te hacen daño? Porque así es cómo me siento en estos momentos, así es cómo me siento cada día de mi miserable vida en este lugar. Lo horrible es que sé que no puedo huir, porque estoy encerrada. Literalmente encerrada en una fría y solitaria habitación.

En eso es lo que pienso mientras vierto agua en mis extremidades, es lo que suelo hacer apenas Negan abandona la habitación casi a diario. No me gustaba que me tocase, ni que me besase, su sola cercanía me provocaba repulsión y unas ganas gigantes de llorar.

Suspiro profundamente y tomo la percudida toalla colgada de un clavo en la pared para secarme el cuerpo. Dwight hoy no había venido y no he dejado de preguntarme si Negan lo habría castigado cómo amenazó con hacerlo.

Me puse la ropa interior y el vestido azul holgado, dejé mi cabello mojado suelto y me agaché en dirección al lavamanos, en donde tenía escondido mi "mapa del Santuario".

Resultaba que cada vez que trataba de huir era descubierta ó porque me perdía ó porque Negan tenía uno de sus perros odiosos haciendo guardia en los pasillos. La primera opción era la más frecuente, así que decidí crear un mapa del Santuario recolectando lo que había alcanzado a ver, hasta el momento llevaba 9 metros a la redonda. No era mucho, pero esperaba de apoco progresar.

Con papel en mano camino hacia el escritorio y me siento en la silla, comienzo a dibujar el pasillo a la izquierda que recuerdo de la última vez que intenté escapar. Estoy tan ensimismada en ello que nose cuánto tiempo he tardado pero me sobresalto al escuchar voces del otro lado de la pared.

-¿Crees que puedes volver a engañar al jefe? Responde ¡Gerard!

-Yo...y-yo lo siento...no quería...no quería...-escucho que solloza un hombre.

Está en la otra habitación.

Apretujo el papel entre mis dedos y lo oculto en el lavamanos.

Camino de regreso a la habitación y me subo sobre la cama, apoyo mi oreja en la pared para oír mejor.

-¿Sabes lo que me ha dicho el jefe que te haga?

-N-no, no tienes que hacerlo, Davey. Se supone que somos amigos...

Davey, sigue vivo.

-¡Claro que lo éramos! Pero nos traicionaste, sabías lo de Mark y Amber y no dijiste nada.

-¡No tuve tiempo! ¡Ellos me pidieron que callara! ¡Quería evitar los problemas!

Por fin hay personas aquí. Haz algo, Lilian. Grita.

Mi corazón incrementa las pulsaciones a cada segundo y los gritos de ayuda se estancan en mi garganta, ¿y si me ayudaban? Quizás si gritaba podría llamar su atención y así vendrían a abrir la puerta, podría salir corriendo, ¿pero adónde? Nose cómo están las cosas afuera.

Ellos continúan conversando, yo continúo decidiendo.

-Lo siento, en verdad lo siento...--escucho que le dice Davey y un disparo resuena en la pared al mismo tiempo que grito por ayuda.

-¡Ayuda! ¡Por favor alguien ayúdeme! ¡Sáquenme de aquí!

Y sé que la he jodido, si Davey fue capaz de dispararle a su amigo ¿por qué no lo haría conmigo?

La suela de sus zapatos retumba en el pasillo.

-¿Hola? ¿Quién jodidos a gritado? ¿Tanya eres tú?

No lo pienses, Lilian. Sólo hazlo.

Salto de la cama y corro hacia la puerta de metal, comienzo a golpearla con las palmas de mis manos.

The Shadow (Daryl Dixon) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora