Hajna se despertó tarde el sábado por la mañana. Eran alrededor de las once cuándo su madre la llamó desde abajo gritando su nombre. Hajna bajó las escaleras con el pelo suelto y un poco revuelto, rascándose el ojo con su mano izquierda, mientras se agarraba a la barandilla con la derecha. Una vez abajo se dirigió a la cocina para desayunar y se encontró con su madre y alguien más. Era un chico de su edad, pelirrojo y con unos ojos color verde claros realmente bonitos, tenía una sonrisa blanca y amplia, que acababa en unos graciosos hoyuelos llenos de pecas, igual que sus mejillas y nariz. Hajna estaba a punto de morirse de vergüenza, el desconocido que estaba en su cocina le iba a ver en pijama, con cara de dormida y el pelo enmarañado. Corrió hacia el baño de sus padres y se peinó rápidamente. Demasiado rápido de hecho, su pelo se hinchó por la electricidad estática y parecía una peluca tiesa. Hajna sacó las planchas y se planchó pacientemente el pelo hasta que quedó liso y peinado.
Fue a la cocina un poco agitada y se percató del pijama. Ya no había tiempo, tendría que presentarse al chico así. Se acercó a su madre y saludó al desconocido, que correspondió a su saludo con su preciosa sonrisa y una mirada profunda y brillante. El chico portaba unos papeles y una carpeta transparente con un bolígrafo azul que repiqueteaba en la carátula de la carpeta.
- Soy tu guía en el tour de Brooklyn. Será una excursión de tres semanas visitando Brooklyn y sus alrededores. - espetó con su sonrisa perfecta. Hajna dejó caer la cuchara al suelo. Miró a su madre con una mirada furtiva a la cuál su madre le respondió con una sonrisa de oreja a oreja.
- Te he apuntado para que vayas conociendo tu nueva ciudad. Tienes que saber situarte y moverte por brooklyn ahora que vives aquí.- explicó con calma mientras recogía la cuchara del suelo.- Además tu "amigo" también trabaja en esta agencia.- dijo mirándola de reojo con una sonrisa disimulada.- Hajna enrojeció violentamente y miró fijamente al chico, que ahora se rascaba la nuca incómodo. Mientras Hajna desayunaba el chico le explicó todo lo que iban a visitar y donde se quedarían. Cuándo terminó de desayunar, se vistió y se arregló para ir a visitar Brooklyn con la maravillosa guía que le había apuntado su madre. Empezaría esa misma madrugada y su madre ya le había hecho las maletas. Hajna miró recelosa las maletas, no tenía ganas de irse con ese chico pelirrojo, aunque por otra parte iba a volver a ver a Thais, lo que era algo reconfortante, por lo que agarró sus maletas y las bajó por la escalera. Dejó todo el equipaje en el descansillo y se dirigió hacia la puerta, con intención de irse a dar una vuelta. Su madre se despidió de ella y la recordó que tenía que estar allí para comer.Hajna estuvo merodeando por los alrededores del barrio, hasta que se cansó y paró a tomarse algo en el bar dónde había conocido a Thais. Se sentó en la mesa al lado del ventanal, por el cuál se podía ver toda la avenida, y un poco más allá, la parte baja de la ciudad, con todos esos edificios, y las minúsculas personas andando con prisas por las calles de la gran ciudad. Hajna suspiró y se quedó anonada mirando la extensión. De repente un escalofrío recorrió su cuerpo y un sentimiento ardiente se revolvió en su interior, esa sensación que se producía cuando Thais estaba cerca. Rebosante de felicidad, se dio la vuelta, esperando encontrarle detrás suyo, con esa mirada helada y ese pelo revuelto tan bonito. Pero la sonrisa se le borró de la cara cuando lo que vio fue al guía pelirrojo de la agencia que había contratado su madre. Resopló y volvió la mirada hacia el ventanal de nuevo. El chico suspiró incómodo;
- Mira, te voy a ser sincero, esto me gusta tanto cómo a ti, pero necesito el dinero de este trabajo para ir a San Francisco. Además creía que Thais te caía bien.- dijo él desesperado. Hajna se giró al oír el nombre de Thais.
- ¿Has dicho Thais? ¿Le conoces?- dijo un poco más interesada en el chico pelirrojo. Él se sentó enfrente de Hajna.
- Claro que le conozco.- dijo posando su mochila en el alféizar interior de la ventana.- Es más, somos compañeros de piso y de trabajo. - Hajna le miró sorprendida.
- O sea que sabes dónde vive y cómo llegar a él, ¿no?- preguntó esperanzada, mientras el chico la miraba desconfiado.
- Pues sí, sé dónde vive por que vivo con él, pero ¿por qué debería llevarte con él? No puedo confiar en ti.- dijo el pelirrojo receloso. Hajna resopló.
- Yo tampoco puedo confiar en ti, y voy a dejar que me lleves por Brooklyn a tu gusto.- dijo exasperada. Él se quedó pensativo y al final exhaló aire con cara de pesar.
- Está bien, te llevaré con él.- espetó levantándose. Se disponía a andar hacia la puerta cuando se paró en seco.- Por cierto, me llamo Griff.- dijo añadiendo una sonrisa. Hajna sonrió de vuelta.
- Yo Hajna. Encantada.- Griff se rió.
- Ya lo sé.- dijo con un brillo misterioso en sus ojos verdes. Hajna le miró sorprendida y confusa, y en un abrir y cerrar de ojos, el chico se había esfumado.
Hajna se quedó de pie, junto a la mesa, muerta de curiosidad.
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Hijos de Urun
FantasyHajna es una niña adoptada, y tras su mudanza a la gran ciudad de Brooklyn empiezan a sucederle cosas extrañas, por lo que se genera muchas dudas sobre sus orígenes, pero conoce a Thais, un chico rubio y de mirada embriagadora que le dará respuestas...