Thais miró a Hajna y suspiró. Estaba a punto de cambiar su vida para siempre. ¿Estaría lista para afrontar toda la verdad?
- Empezemos por el principio, yo soy un dragón, pero no se que eres tú. Detecto sangre urunita en tí, pero no consigo saber si me he equivocado o simplemente te borraron la memoria. Aunque nadie ha salido de Urun sin acordarse de haber estado allí.- la miró con dureza, cómo queriendo meterse en su mente e indagar si se había equivocado o era ella que no tenía memoria. Se le ocurrió una idea.- A ver, tu eres adoptada, ¿no?- Hajna le miró recelosa.
- ¿Cómo sabes eso? Apenas me conoces.- dijo desconfiada y asustada. Pero luego se calmó y añadió más tranquila- y sí, soy adoptada.- Thais se llevó la mano a la barbilla y miró al infinito, pensativo. Chasqueó los dedos.
- ¿Con qué edad te adoptaron?- preguntó curioso. Hajna cerró los ojos un momento para recordar algo.
- Creo que fue con cuatro años. Pero no recuerdo a mis padres biológicos por extraño que te parezca.- contestó un poco extrañada por el interrogatorio. Thais volvió a perder la mirada en el fondo de la calle. Hasta que abrió mucho los ojos y miró a Hajna con un brillo de duda en sus ojos.
- No recuerdas nada de tus primeros 4 años de vida, aunque es una edad lo bastante avanzada cómo para acordarse de algo, eres adoptada y yo detecto sangre urunita en tí. Todo apunta a que eres un hada desértica o algo así. Por qué también siento que tienes un gran poder llameante en tu interior. Aunque es demasiado fuego para un hada desértica o un fuego fatuo, supongo que será por que no se ha manifestado en años.- volvió a ponerse pensativo. Fue a Hajna quién se planteó la siguiente cuestión.
- ¿Y el sueño? Ese sueño tan extraño que tuve ayer, ¿significa algo?- preguntó al chico, que seguía pensando. Estaba tan absorto en sus pensamientos que tardó unos segundos en reaccionar.
- El sueño... ese sueño es lo que pasó hace diez años, en Urun. Dos dragones únicos en su raza, un celeste y un dorado unieron el sol y la luna, creando una luz que cegó a las criaturas mágicas, que viven en cuevas, sin poder salir a la luz del sluna, que es como han denominado a la conjunción. Sólo los dragones y los humanos pueden soportar esa luz, pero no pueden hacer nada para terminar con ella. El futuro de Urun está en las manos de esos dos dragones, que cómo dice la profecía, se unirán de nuevo para destruir la conjunción y volver a poner el orden natural en Urun. Lo que pasa es que aprovechándose de la situación, los reyes humanos han tomado el poder de Urun y los dragones se han revelado, ya que ellos son las criaturas más poderosas y las que deberían de estar al mando. Los humanos han expulsado a los dragones y les han entregado la posesión de las tierras medias y bajas de Urun, quedándose ellos con las altas, las mejores claro. Los dragones se han enfurecido tanto que se han aliado con los unicornios, los cuales aún no pueden salir, pero la profecía también cuenta que habrá una batalla contra los reyes terrenales, y los unicornios participarán en ella, pero los dos dragones únicos, y con ayuda de un hada de fuego tendrán que encontrar las tres gemas de Uma, que están escondidas por toda la tierra de Urun, y una está bajo la posesión de Gunnar, el actual monarca de Urun, aunque es un usurpador. Las gemas de Uma son mágicas, y con un hechizo que sólo los unicornios conocen, podrían crear una cúpula protectora y salir a la batalla. Pero aún los dos dragones elegidos no han sido encontrados, y el hada de fuego tampoco, ya que se cree que se extinguieron hace mucho tiempo.- hizo una pausa para coger aire. Hajna le observó mientras sacaba una botella de su mochila y bebía agua. Hajna se rascó la barbilla.
- ¿Entonces yo podría ser el hada de fuego?- preguntó dudosa. Thais paró de beber agua. Se limpió con la manga de la chaqueta.
- Si. Podrías ser el hada de fuego o una simple hada del desierto. La verdad es que no te lo puedo decir con seguridad, pero estoy seguro de que eres urunita.- miró a Hajna y respiró fuerte.- Haz una maleta hoy por la noche, diles a tus padres que te vas de acampada con un tour que has alquilado. Diles que no sabes cuando volverás porque no te lo han dicho.- Hajna abrió mucho los ojos.
- ¿Quieres qué me escape de casa?- preguntó alarmada. Thais asintió con la cabeza.
- Hajna, esto es muy importante. Y no es escaparse del todo, al fin y al cabo quieres conocer tus orígenes, ¿no?- Thais se puso de pies. Hajna hizo lo mismo, ambos cogieron sus respectivas mochilas. Hajna cerró los ojos para concentrarse e intentar pensar.
- Vale, acepto. Pero si me intentas atacar o raptar o algo así, te aviso, me se defender.- Thais soltó una carcajada. Miró a Hajna divertido.
- Si hubiera querido atacarte o raptarte ya lo habría hecho, ¿no crees?- Hajna le miró recelosa y bufó.
- Vale tienes razón.- Los dos se quedaron en silencio unos instantes, mirándose el uno al otro. Al final Thais abrió la boca para hablar.
- ¿Vamos a comer?- propuso enérgicamente. Hajna se sorprendió por la propuesta y asintió lentamente, cómo si no se lo creyera. Se pusieron a andar hacía las calles principales para salir del callejón. Mientras elegían el restaurante escribió un mensaje a su madre, diciendo que iba a comer con el chico que había conocido y que no se preocuparan, no quería estar castigada otra vez. Escogieron un restaurante poco lleno, aunque era difícil un viernes en Brooklyn. Se sentaron en una mesa apartada en la parte de arriba, desde la que se veía la ciudad por un gran ventanal. Comieron tranquilamente y charlando sobre el viaje. Cuando llegó el postre Hajna posó la cuchara en su copa de macedonia.
- ¿Esto es una cita?- preguntó mientras volvía a coger la cuchara. Thais pensó la respuesta.
- Bueno, o una comida para planear un viaje. No sé exactamente lo que tomáis aquí como una cita.- Hajna rió divertida.
Thais insistió en acompañar a casa a Hajna. Aunque ella dijo que sus padres harían un numerito. Thais replicó que no sabía que era eso, así que la acompañó. Cuando llegaron a su puerta, Hajna llamó al timbre. Se giró mientras esperaban para mirar a Thais.
- Bueno, pues ya sabes donde vivo, y ahora vete antes de que te vean mis padres.- Thais sonrió con ternura y la colocó un mechón de pelo detrás de la oreja. De repente, le cogió la cara con ambas manos y le atrajo hacia él. Se miraron unos segundos. Y Thais le besó. Hajna se sorprendió, pero le devolvió el beso. Cuando se separaron la puerta estaba abierta y la madre de Hajna sonreía ampliamente. Hajna enrojeció y entró en su casa a toda prisa, su madre despidió a Thais y cerró la puerta. Hajna se sentó en el sofá, aún colorada. Su madre se pavoneó delante de ella y se sentó a su lado.
- Es muy guapo.
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Hijos de Urun
FantasyHajna es una niña adoptada, y tras su mudanza a la gran ciudad de Brooklyn empiezan a sucederle cosas extrañas, por lo que se genera muchas dudas sobre sus orígenes, pero conoce a Thais, un chico rubio y de mirada embriagadora que le dará respuestas...