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Ann cerró los ojos.

Él la cargó en sus hombros y lentamente se fue alejando hacia unos botes de basura. Sacó la navaja y en el brazo derecho de ella comenzó a cortar su piel. Las palabras Mr. Black estaban marcadas en su piel. Él la arrojó al bote de basura; el ruido causó que unos cuantos gatos salieran rápidamente.

Se sacudió las manos y se alejó con una sonrisa victoriosa, la había matado... O al menos eso él creía.

Ann no era tonta, sabía perfectamente que si seguía luchando este terminaría matándola.

-Idiota -tosió- ni siquiera me tomó el pulso.

Con dificultad se levantó y moviendo unas cuantas bolsas de basura logró salir. Regresó lo más rápido que pudo a recoger su ropa, pero al verla le dio asco; así que solo terminó cogiendo su gigantesco abrigo y cubriéndose con él.

-¿Dónde está Black cuando se lo necesita? Tal vez tirarme a un auto sirva de nuevo.

Se sentía mareada, estaba perdiendo demasiada sangre. Vio la luz de una casa encendida y llamó a la puerta dos veces antes de caer al suelo.

***

Ann despertó al sentir como unas delgadas manos tocaban su cuerpo, se levantó de golpe y se puso en modo alerta.

-¡Yah! -se quejó una chica que se veía unos años mayor que ella- Tranquila, tranquila. No te haré nada malo -dijo alzando sus manos.

-¿Quién eres? -miró a su alrededor y al ver una lámpara, la tomó como arma.

-Esa lámpara me la obsequió mi madre y, si no es mucha molestia, te pediría que la dejaras en su lugar.

-¡¿Quién eres?! -volvió a preguntar pero esta vez más alterada.

La chica se puso de pie y salió de la habitación. Ann comenzó a analizar la situación, vio los vendajes, las pomadas y todo su cuerpo lleno de tiritas y vendajes. ¡Ella la estaba ayudando! Al instante se sintió muy avergonzada, dejó la lámpara en su sitio y vio que la chica de hace un rato volvía a ingresar a la habitación.

-Tómate esto -le extendió un vaso y unas pastillas.

Sin decir algo Ann hizo caso.

-Lo siento -se disculpó agachando la cabeza-. Estaba asustada y te ví tocándome... Lo siento mucho.

La chica asintió con la cabeza y recibió el vaso que Ann le extendía.

- No hay de que agradecer niña. - Le puso un último vendaje. - Iremos a denunciar esto; por cierto, soy Soora Min.

Ambas sonrieron. Después de que Soora le extendiera algo de ropa limpia y de que Ann comiera un poco, salieron y tomaron un auto con camino a la comisaría de Hugger.

Ya era de día y Ann recordó que estaba faltando a clases. No le importó mucho y entró junto a Soora a la comisaría.

Un señor y un anciano estaban en la mesa de denuncias y al ver a las chicas sonrieron burlones. Es que Hugger tiene un machismo a tope.

Soora y Ann comenzaron a explicar los hechos, los tipos le prestaban poca atención hasta que Ann enseñó su brazo. El anciano lo analizó bien, se retiró a traer unos portafolios y los arrojó sobre el escritorio.

-Otro caso de Mr. Black.

El más joven lo abrió y se podían apreciar fotos de chicas con las mismas marcas, solo que en diferentes lugares. El anciano comenzó a hablar:

Mr. Black • Min Yoongi |PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora