ELLOS...

SOLO EL

Es tan hermoso, todo en él es perfecto, sus ojos marrones tan profundos, sus mejillas tan llenas de color, esos labios con lo que puedes derretirte, su voz capaz de curar tristezas, sus sonrisas tan creadoras de suspiros. Siempre ha sido tan especial, su personalidad tímida, amable, honesta, amigable, a veces bromista, paciente, brillante.

El verlo es un deleite de dioses, todo en él es único, nada ni nadie se asemeja a su persona. Parece venido de otro planeta, o de otra dimensión, su sola presencia complementa cualquier cosa.

Tal vez no sea como esos chicos con muchos músculos, que tiene a todas las personas tras él y muy extrovertido con todos, pero aun así es precioso en otros sentidos. Siempre intenta no llamar mucho la atención, se interesa por los problemas de los demás para intentar ayudar a como dé lugar y eso lo hace sentir bien.

No tiene muchos amigos, dice que a veces prefiere estar solo, es más tranquilo así. Siempre come solo mientras lee o escucha música, ama la música, le gusta cantar a pesar de que no deja a nadie oírlo. Vive solo así que no le gusta pasar mucho tiempo fuera de casa, le incomoda estar con muchas personas alrededor. Sus padres viven lejos al igual que su hermano mayor, lo que lo pone triste muchas veces por extrañarlos tanto.

Siempre se sienta en la entrada de su casa a las 10:25 pm, en un muro que hay allí. No sabe porque lo hace, es algo de costumbre. Solía esperar a alguien todas las noches, pero lo olvido; olvido por qué se sentaba allí cada noche, olvido porque compraba siempre helado de vainilla instintivamente; porque para que comprar algo que a él no le gusta.

No sabe porque siempre al entrar a su habitación a veces llora, no sabe porque siempre duerme del lado izquierdo y nunca se pasa al otro lado en toda la noche; en una cama tan grande una persona que vive sola dormiría en el centro y no tendría tantas almohadas. No recuerda porque tiene esa pulsera en la mano derecha y porque no se la quita jamás. Muchas cosas que simplemente las hacen por inercia, por costumbre, por esperar.

Ahora estoy solo observándolo, eso todo lo que me queda, verlo. Todo lo que hace me fascina, cada pequeña cosa que él logra hacer, cada que se tropieza por ir distraído en su lectura, como cuando acaricia la pulsera en su muñeca sin darse cuenta, cuando mira fijamente su celular apagado esperando algo; o a alguien.

No entiendo porque no me recuerda, mis intentos fallaron todo el tiempo, el acercarme solo hacía que me destrozara poco a poco. Preguntando quien era, tener que mentirle cuando decía que tenía fotos mías en su celular, explicando fueron enviadas por accidente en un grupo al que el pertenecía antes, esconderme cuando estaba cerca para evitar el dolor de su mirada, la sorpresa de un día escuchar su voz diciendo que no llore por un imbécil al que no le importó.

Solamente quiero que recuerde quién soy, rezo cada noche por eso, también porque este bien, porque no pase nunca por nada malo, que todo le salga bien, porque vuelva a amarme. Mientras lo que me queda es apreciarlo, extrañarlo... amarlo.

No importa si tengo que esperar para estar con él, aunque no esté conmigo, aunque no sepa quién soy, aunque no me recuerde. Lo amare y lo cuidare como pueda, como me permita, hasta que yo muera.