ELLOS...

Mientras tanto

Ya son pasadas las tres de la mañana,  se encontraba en la sala de esa gran casa, donde una vez le prometió estaría jugando sus hijos. Esta solo allí esperando a que llegue, no puede dejar de mover las manos. Los nervios carcomen su mente, no sabe cómo sentirse, la sorpresa que se llevó cuando de ese sobre color mostaza salieron fotos de su amada abrazada a otro cuerpo; el recordarlo le daba asco, como la besaba, la abrazaba, le sonreía ¿por qué parecía que desde hace tiempo no era así en casa? ¿Por qué sentía sobrante ahí? ¿Qué habrá sido lo que hizo mal para que su esposa le engañara de esa manera?

Se escuchó como se abrió la puerta, cuando sintió sus pasos acercarse se levantó por los nervios acumulados en su cuerpo.

Como debería empezar, debería mostrar semblante frió e inexpresivo o hacerle ver lo que de verdad sentía... dolor mucho dolor.

Al percatarse de que su pareja aun estaba en la sala se detuvo en el marco de la entrada de la misma, mientras se acercaba se preguntaba porque seguía allí tan tarde si siempre llegaba muy de madrugada y solo veía como dormía.

- Amor ¿Qué haces aquí tan tarde? – dice tomando su mano pero se suelta inmediatamente.

- Necesitamos hablar, es urgente – responde seriamente, solo recibe una mirada extraña ¿Qué sería tan urgente como para que la espere tan tarde?

- Dime ¿que será? – ve como se acerca a la mesa de centro en la sala y toma el sobre, donde están las fotos, se lo entrega y sin entender nada aun lo abre. Con mucho desconcierto y miedo ve cada una de las fotos y después mira al frente, lo único que refleja en su mirada es decepción y ve como una lágrima se escapa de sus ojos pero la limpia rápidamente.

- Quiero el divorcio – le replica sin más.

- Amor perdóname, te lo suplico perdóname – empieza a hablar con mucha desesperación – déjame que te explique, las cosas no son como crees – se excusa.

- ¿¡¿realmente eres cínica!?! – grita histérica – Por favor, no te creeré nada más nunca, nada!!! – le dice mirándola a los ojos mientras salían muchas lágrimas.

- Cariño yo te juro que te puedo explicar todo – le ruega arrodillándose sosteniéndose de las piernas de su cónyuge, llorando.

- No, no quiero saber nada de ti – se aleja bruscamente y va a las escaleras con su esposa siguiéndole.

Llega a la habitación, toma su maleta, pone algunas de sus cosas y baja de nuevo.

Corre lo más rápido que puede y se lanza sobre la puerta para impedirle el paso - No me dejes, te lo pido por favor, no te vayas yo te amo demasiado – antes de que salga corriendo le toma las manos y la hala para abrazarle, pero se mueve con demasiada brusquedad intentando soltarse. Llorando a más no poder y aun sosteniéndole – te amo, no me dejes – dice en su oído

- Déjame ir – se zafa del agarre – ya no más, yo no quiero estar con alguien que no me quiere como yo, alguien que siempre me deja esperando por cualquier cosa, alguien que jamás piensa en otro que no sea si mismo – toma el pomo de la puerta la hala con todas sus fuerzas hasta que logra abrirla – ya no quiero ser quien ame sin recibir nada – Sale y decide que jamás volverá dejándola sola y completamente destrozada...