Capítulo 3

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Capítulo 3.

Papá me dedica una sonrisa nuevamente y besa mi mejilla. Su brazo se enreda alrededor de mi cintura y se pone a aspirar mi cabello, justo como lo hacía con mamá.

—Ya papá —rio y me hago a un lado—. Pareces un perrito.

El suelta una carcajada y prende el televisor, se pone cómodamente en el sofá y me lleva a su lado, una vez los dos sentados comienza a cambiar de canales hasta que deja una película.

—Fui a casa de Tom a buscarte —dice papá—. Pensé que pudiste haberte ido con él. Pero cuando me dijo que te habías ido con alguien más… te juro que estaba a punto de explotar, Chloe.

Aprieto mis labios, nerviosa. ¿Por qué Tom le había dicho a papá aquello? Él sabía que papá no debía enterarse.

—Le pregunte si sabía quién era ese ‘‘alguien más’’ —hizo comillas con los dedos e internamente empecé a pedir que no le haya dicho—. Y me lo dijo —el calor empieza a invadir mi cuerpo y mis manos comienzan a moverse nerviosas. Muerdo mis labios y veo a papá, pero él mira a la televisión.

—¿Estas molesto? —es lo único que me animo a decir. El suelta un respiro y mueve sus pies.

—Chloe, no te quiero cerca de alguien como el —y esta vez me mira. Sus ojos brillan de preocupación—. No quiero que cometas alguna estupidez.

—No puedes prohibirme eso, papá —me quejo y empiezo a hacer pucheros—. ¡No sé qué te haya dicho Tom de él, pero seguro solo te dijo mentiras!

—Chloe, conozco a Justin desde que era un mocoso. Sé cómo es el —su voz es dura, pero sigue sin darme aunque sea una mirada—. Solo aléjate de él, por favor.

—No puedo alejarme de él, papá. Justin me tiene… —muerdo mi labio—. Atrapada.

—Chloe… —esta vez voltea hacía mí y me mira con suplica—. No quiero que termines como tu mamá.

—¡Ya paso mucho tiempo desde que mamá murió! No puedes estar sobreprotegiéndome de esta manera, ¡Quiero vivir! Experimentar mi vida… salir con chicos, ir a fiestas, regresar hasta la madrugada, quiero beber, ponerme ebria… solo quiero saber lo que es ser joven papá, no me dejas hacer nada. Me quieres tener aquí como si fuera un maniquí.

Me levanto rápidamente del sofá y corro hacia mi habitación. Una vez dentro, azoto la puerta y me dejo caer en la cama. Segundos después, las lágrimas recorren todo mi rostro. Niego varias veces, maldiciendo que papá piense que voy a ser como mamá. Nunca sería como ella, porque a pesar de que yo quería vivir de la manera en que se la dije a él, lo que deseaba no era nada parecido a lo que mamá hizo. La quiero con todas mis fuerzas, pero odiaba demasiado que me dijera que no quería perderme como ella, yo no era como ella y tampoco lo sería.

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Terminando la clase, voy tras de Tom, quien no se ha dignado a hablarme desde varios días. Giro los ojos molesta y agarro su mochila, logrando que él se detenga, ya que al parecer mis llamados no los escucha.

—Tom —le digo cuando se voltea a verme. Me sonríe nerviosamente.

—¿Podemos hablar? —pregunto. El muerdo su labio, pensando. Sabe que si dice que no de igual manera hablare.

—Claro —contesta y mira atrás de mí—. ¿Voy en la tarde a tu casa… o…?

—No. Quiero hablar ahora mismo —le corto y lo miro molesta—. Vamos.

Paso por un lado de él y siento sus pasos atrás de mí. Camino hacia las bancas que se encuentran en el área de descanso, junto frente a una de ellas, me detengo y miro a Tom quien se encuentra a unos pasos de mí.

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