Luego de un largo rato, el grupo logro encontrar una posada, donde el monje hizo su cuento de siempre, logrando asi obtener dos cuartos gratis y, ademas, la cena tambien.
El ambiente estaba sumamente tenso, ya que Inuyasha no lograba decir una palabra, por su preocupacion. ¿Que seria de él ahora? No queria quedar atrapado en el cuerpo de una mujer, pero tampoco se le ocurria nada para solucionarlo.
- Ahora que estamos aqui - Comenzo a decir la azabache - Podremos pensar en las palabras de la bruja. Ella dijo que solo un acto de placer, lograria regresar a Inuyasha a la normalidad - Miro a la peli plata que estaba apoyada contra la pared con su mirada perdida - ¿Que es lo que te causa placer?
- Comer - Fue lo primero que dijo.
- Pero ya has comido, como un cerdo, y no paso nada - Acoto el pequeño zorro, prendido del hombro de Kaghome.
- ¿Otra cosa?
- Matar a Naraku - Respondio.
- Dudo que sea posible antes de media noche - Murmuro la azabache. No le gustaba decirle que no, menos en una situacion asi, pero tenia que pensar algo logico.
- Piensa mas - Pidio el monje, logrando que las mejillas de la peli plata se coloreen.
- Que me acaricien las orejas - Murmuro, casi inaudible, pero sus amigos escucharon muy bien, sonriendo levemente.
- Yo lo hare - Se ofrecio Shippo, saltando hacia Inuyasha, pero este lo detuvo.
- No. Kaghome - Pidio, mirandola fijamente - Solo ella - Volvio a decir, logrando que un silencio penoso se alzara. Todos sabian demasiado bien lo mal que ese hanyou lo habia pasado en su infancia, debido a que los niños lastimaban sus orejas.
- Claro. Yo lo hare - Con suavidad se sento a su lado, comenzando a acariciar sus orejas con su delicadeza. Todos miraban expectantes, pero lo unico que causo, fue un leve gemido que escapo de los labios de la peli plata que, guiada por el placer, se recosto en las piernas de Kaghome.
La azabache no pudo evitar sonreir, pero desgraciadamente, esa no era la solucion.
- ¿Alguna otra idea, Inu? - Murmuro Kaghome, rompiendo la burbuja de goce de la peli plata.
- Tu aroma - Murmuro, aun embelezada por esas caricias, logrando que la azabache se sonroje hasta la punta del pelo.
- Pero eso tampoco esta funcionando - Al darse cuenta de lo que habia dicho, Inuyasha salto como un resorte, y se enderezo. Volvio a pensar en que le causaba placer, pero no lograba decir nada. Comer. Matar a Naraku. Que le acariciaran las orejas. ¿Que mas?
- Bañarme en las aguas termales - Murmuro nuevamente, llena de verguenza.
- Gran casualidad que esta casa las tenga - Se alegro el monje y se fue hacia donde los dueños estaban, para pedirle que los dejaran usar sus baños - Buena noticia. Vamos a las aguas termales.
Inuyasha se desnudo con mucha verguenza, alertando a las dos mujeres que la veian con algo de envidia. ¿Como podia ser posible que, siendo hombre, tuviera la piel mas tersa que la de ellas? Y no solo eso, su cuerpo era tan diminuto y finamente contorneado, que daba mucho disgusto.
- Es demasiado linda - Murmuro Sango, no queriendo llamar su atencion.
- Asi es - Aseguro Kaghome, sin dejar de mirar sus pechos. ¿Por que eran tan grandes?
- Dejen de mirarme. Me ponen nerviosa - Aseguro, sorprendiendolas. Habia hablado de si mismo como una mujer. Eso estaba cada vez peor - Disculpame, Sango - La peli negra la miro fijamente - No quiero ser grosera, pero ¿Podrias irte? Me da verguenza desnudarme delante de ti y de Shippo - La peli negra, sin creer que ese hanyou le pidiera las cosas tan amablemente, solo asintio con su cabeza.
- Vamos, Inu - La azabache tomo su mano con rapidez, y la metio dentro de las aguas. Se notaba que su personalidad estaba cambiando, y eso solo significaba que el hechizo estaba pronto a completarse. No queria que Inuyasha, su precioso hanyou odioso y caprichoso, se quedara como mujer.
- Que relajante - Suspiro la peli plata, dejando que su cuerpo se hundiera por completo en el agua.
- ¿Te sientes diferente? - Pregunto con esperanzas la azabache, pero la respuesta era obvia. No habia funcionado.
- ¡Maldicion, no! - Golpeo al agua, tragando sus lagrimas. Detestaba ser tan sensible - Kaghome, por favor, has algo. No quiero quedarme asi - Le pidio casi llorando, lo que destrozo a la azabache. ¿Que podia hacer? Ella tenia una idea en mente, pero eso significaba que su hanyou tenia que... Que debian... No. No podia. Pero tenia que hacerlo.
- Yo tengo una idea... - Murmuro, y al instante, la peli plata la miro con sus ojos iluminados.
- Dime que es.
- No te agradara, para nada.
- No importa. Tan solo dime - Tomo sus manos con fuerza, sin poder contener su emocion. ¿Que seria?
- Otra manera de obtener placer... - Se mordio el labio, mirando hacia un lado. ¿Como se lo diria sin que quisiera atravesarla con colmillo?
- Dime, Kaghome.
- Las personas obtienen placer a traves del sexo - Solto, mirandola fijamente, para notar su sorpresa. Sus bellos ojos dorados estaban abiertos a mas no poder, y su boca se abria y se cerraba como un pez. ¿Que le diria?
- ¿Teniendo sexo? ¿Eso significa que tengo que dejar que un hombre me haga el amor? - La azabache abrio su boca, pero la pequeña mano del hanyou la detuvo - Mejor dicho, tengo que pedirle a un hombre que me folle, porque no estariamos haciendo el amor.
- Inu...
- No lo hare - Fue su rotunda respuesta - Soy mujer, pero no dejare que ningun hombre, ya sea Miroku, Kouga o el que sea, me haga eso.
- Se que es dificil, Inu... - El peli plata se paro, dejando su delineado cuerpo al viento, y comenzo a caminar hacia fuera del agua - Inusakuya, por favor.
- ¡No lo hare! - Grito, y sin escuchar los ruegos de Kaghome, tomo su ropa y corrio hacia el bosque.
- ¡Inusakuya! - Pero era demasiado tarde. Esa preciosa peli plata ya estaba lejos - Maldicion.
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Una loca historia.-
FanfictionComo no podía ser de otra manera, Inuyasha había logrado molestar a una criatura pero, esta vez, no lo pagaría con golpes o ataques. Esta vez, algo mucho mas raro ocurriría. Ni Kaghome, ni sus amigos, incluido Kouga, terminaron de entender lo suced...