A tu lado, siempre.

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Noto los rayos del sol dandole en su rostro, lo que la molesto en demasía. Se movio levemente, sintiendo un brazo acariciando su cuerpo. Se acerco mas a esa fuente de calor, escuchando una leve respiracion. 

Entonces lo recordo. En la noche, habia tenido una sesion de sexo con Inusakuya y, a pesar de que estaba segura que su plan funcionaria, su hermoso hanyou, ahora seria para siempre una chica. 

Pero no le importaba. Mas alla de su apariencia, lo seguiria amando como la primera vez. Con una sonrisa, abrio sus ojos para mostrarle su mejor rostro a su, seguramente, deprimida chica. 

- Buen dia... - Y se callo. No podia creerlo. No era Inusakuya, era Inuyasha. 

Ese joven hanyou, de hermoso cuerpo tallado por los dioses, cabello plata y ojos dorados, con mal caracter pero un corazon tan gigante que, facilmente, superaria hasta los mejores monjes. Y estaba alli, frente a ella, durmiendo placidamente, con su pecho descubierto.... Y sus piernas tambien. En ese instante, su rostro se incendio, significaba que Inuyasha estaba desnudo. Completamente desnudo. 

¿Pero que estaba diciendo? Eso no importaba. ¡Su Inuyasha estaba alli!

- ¡Inuyasha! - Grito auforica, saltando sobre él, llorando de alegria. 

- ¡¿Que demonios haces, Kaghome?! - Rugio, pero se callo al notar su voz. Miro hacia abajo, notando a esa azabache abrazada a su pecho, liso y firme, como siempre debio ser - Soy yo - Murmuro, y por la alegria, abrazo a Kaghome con fuerzas - ¡Soy yo, Kaghome!

- Si, lo se - El hanyou se sento, sentandola en sus piernas - Eres tu - Acaricio su rostro, notando como siempre, cuadrado y poderoso - Estoy tan feliz. 

- Todo gracias a ti, que nunca perdiste las esperanzas en mi - Apoyo su frente sobre la de ella, abrazandola con fuerzas. Ahora si, podia protegerla, como siempre - Gracias - Y con delicadeza, la beso firmemente. 

Kaghome se sorprendio al sentir sus labios sobre los suyos, pero luego, olvidandose de todo, cruzo sus brazos sobre el cuello de él, apretando sus pechos contra el de él... Sus pechos... Desnudos...

- ¡Kya! - Grito, separandose, para taparse con sus brazos. Inuyasha quedo shockeado, ya que no entendia, hasta que la vio sentada sobre sus piernas, tapando sus pechos y mirandolo fijamente. Entonces comprendio, y no pudo evitar sonreir. 

- ¿Te averguenzas ahora? - Pregunto con malicia, logrando que ella se sonroje aun mas. 

- Es diferente - Se atajo, y no pudo evitar bajar su mirada hacia su miembro, el cual estaba firme, despierto y saludando - Tapate. 

- ¿Por que? - Se paro, sin importarle su desnudes. Kaghome corrio su rostro hacia un lado - ¿Es tan diferente mi yo de anoche y mi yo de ahora? - La tomo de la mano, tirando su cuerpo hacia arriba, dejando que cuelgue delante de él - Mirame. 

- Pero... Pero... 

- Si hago esto - Toco su pezon, escuchando un gran jadeo de parte de ella - ¿No es lo mismo que anoche? - Corrio su mirada, pero cuando el peli plata apreto con algo de fuerzas ese botoncito, lo miro - Contestame. ¿Es diferente?

- No - Murmuro. 

- Entonces, ¿Me dejaras seguir? - Acerco su rostro al de ella, soplando su cuello, notando como su piel se erizaba. Un minimo ronroneo escapo de la garganta de la azabache, la cual solo pudo asentir con su cabeza - Me gustas, Kaghome. Me gusta todo de ti.

***

Varios dias habia pasado desde lo ocurrido, y luego de darles a sus amigos una explicacion totalmente falsa, la vida regresa casi a la normalidad, excepto por la nueva pareja. 

Esa noche, para mala suerte de Inuyasha, era luna nueva y, como lo habia previsto, no habian logrado llegar a la aldea, asi que solo se limitaron a quedarse en medio del bosque, cerca de un lago. 

- ¿Quieres darte un baño, Inuyasha? - Pregunto el monje al mal humorado hanyou, que solo se paro para comenzar a caminar hacia el agua - Lo tomare como un si. 

Pero, para su malisima suerte, se cruzaron nuevamente con el lobo que, al verlo, comenzo a preguntarle por Inusakuya, logrando que al peli plata le recorra un escalofrio por la espalda. Y, como era habitual, los gritos entre ellos comenzaron. 

Al escucharlos, las mujeres corrieron a ver que sucedia, encontrandose con una sorpresa. Ambos hombres estaban peleando, a los gritos y completamente desnudos. Ambas jovencitas se sonrojaron, pero Kaghome no puede evitar comparar a ambos, viendo la amplia diferencia que Inuyasha llevaba sobre el lobo. 

- Y no esta erecto - Murmuro, sorprendiendose con sus pensamientos. Sango, al escucharla, sonrie con malicia y se acerca a su oido. 

- Y se sabe que, los hanyou, son mas grandes - Murmura, logrando que la azabache se sonroje aun mas. Si, sabia muy bien que siendo hanyou, Inuyasha era mucho mas grande, pero le sorprendia la diferencia entre ellos. 

Viendo desde un punto de vista mas... Privado, Inuyasha seguia teniendo amplias ventajas sobre el lobo. 

Bueno. 

Solo una. Muy, muy grande. 

¿Todo eso entro en mi? - Se pregunto internamente, sin poder evitarlo. Mordió su labio, sonriendo para si misma. Esa noche, lo probaría siendo humano. 




Una loca historia.-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora