Enamorado.

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>Iwaizumi × Oikawa.

Cada vez que sonreía, algo en él se sentía diferente.

[...]

Una sonrisa, algo tan simple como un gesto de alegría o felicidad que la gente solía hacer.
No para todos era igual.

Para Iwaizumi, la sonrisa de Oikawa era un mundo. Era algo que hacia que su respiración se agitara y su corazón se parase por un instante.

Desde que eran pequeños, sentía esa sensación. Al principio no le dió importancia, pues se trataba de algo que no parecía grave.

Qué equivocado estaba.

Durante la escuela media, culpó a las hormonas y a la adolescencia por aquella extraña felicidad que sentía estando al lado de Oikawa.

Y, una vez más, su teoría era errónea.

Al fin, a la edad de dieciocho años, pudo comprender –aún con disgusto– lo que significaba eso. Lo que significaba esa manera de robarle la respiración cada vez que sonreía. El significado de esa manera en la que se le aceleraba el corazón.

Se había enamorado de Oikawa.

De todas las personas que había en el mundo, de las millones que eran en este gran planeta, tenía que ser de Oikawa, el chico más popular entre las chicas y más narcisista del mundo.

Sobretodo la parte de narcisista.

Pero aún siendo un chico creído y con autoestima alto no significaba que no tuviese cosas buenas. Al contrario.

Oikawa Tooru era un chico alegre y sonriente que siempre estaba dispuesto a ayudar, de una manera u otra. Era alguien que no se rendía fácilmente y que se levantaba cuando se caía. Y sobretodo, era un capitán capaz de levantar la moral del equipo incluso en los malos momentos, un amigo y compañero excepcional.

Y, Iwaizumi creyó que eso fue lo que le hizo caer por él.

¿Lo qué odiaba? Qué se había enamorado de él. De ese idiota creído y popular que no pensaba en otra cosa que en el voleibol y en cortejar a las chicas.

Sí, era algo insoportable lidiar con esos sentimientos.

[...]

Los dos adolescentes caminaban juntos por los pasillos del instituto durante el receso, captando las miradas de todas las chicas que había en ellos por cortesía de Oikawa, y saludos masculinos para Iwaizumi. El castaño leía una carta con una expresión preocupada, llamando la atención de su mejor amigo. Miró aquél sobre y dedució que de nuevo una chica se le había declarado. El moreno puso una mueca de molestia de sólo pensarlo. Oikawa miró a Iwaizumi, sin cambiar de expresión facial.

–Iwa-chan, ¿cómo crees que debería rechazar a esa chica sin hacerle daño? –preguntó, y el chico se sorprendió por oír aquello. Iba a rechazarla, a otra.

–¿Acaso tengo cara de saberlo? Yo no soy el que ha rechazado a prácticamente todas las chicas de preparatoria. –le recordó y una sonrisa divertida se asomó en los labios del chico de ojos marrones. Miró a su amigo de más cerca, ampliando su sonrisa.

–Iwa-chan, no estés celoso. –dijo, poniéndole una mano en el hombro, con un tono burlón. El moreno le miró con desprecio. –Siempre te quedaré yo. –susurró, y el moreno reaccionó con un leve rubor en sus mejillas que trató de disimular.

–¿Y tú de qué me sirves? –cuestionó, y el chico se llevó la mano al pecho, fingiendo estar ofendido. Aunque conociéndole, lo más probable es que no estuviese fingiendo.

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⏰ Última actualización: Jul 02, 2018 ⏰

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