Capítulo 8

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-Transcurrieron tres semanas antes de que Gaara volviera a Konoha, y para entonces, cuando ya estaba embarazado de cincos meses y una semana, Naruto ya se había resignado a revelarle su estado a su madre, fuera cual fuera su reacción. La principal fuente de su renovada fuerza partía su propio bebé; Uzumaki le había sentido dar una pataditas cuando estaba disfrutando de un buen baño caliente, y el amor de madre que había sentido entonces lo había consumido en toda su pasión. Aquella emoción había sido realmente indescriptible, más intensa aún que la que experimentó en su primera ecografía.

-Fiel a su palabra, Gaara lo telefoneó la misma tarde que regresó a Suna, y quedaron para comer juntos más adelante aquella misma semana, una vez que hubiera terminado con los últimos trámites de su reportaje. Por eso Naruto se llevó una pequeña sorpresa cuando, a la mañana siguiente justo antes de salir para el trabajo, Gaara volvió a llamarlo.

-¿Naruto? -inquirió perplejo-. ¿Podrías decirme qué diablos está pasando? Los informantes de tu marido deben mantenerlo al tanto de mis más insignificantes movimientos a lo largo del globo terráqueo, porque a las siete de esta mañana ya estaba llamando a la puerta de mi casa.

-Oh, Gaara -exclamó Naruto, avergonzado-. Lo siento de verdad...
-En parte a causa del jet-lag, y en parte porque no tenía ni la más remota idea de lo que estaba pasando, escuché su discurso sin interrumpirlo con un buen puñetazo en la nariz -continuó Gaara-. Cuando lo tranquilicé lo suficiente como para que aceptara una taza de café, resulta que tenía la idea de que tú y yo... ¿cómo lo diría? Hicimos un bebé el bebé... su bebé.

-¿Qué... qué le dijiste tú? -susurró Naruto, llevándose una mano al vientre con gesto protector. Aquello era lo peor que podía haber imaginado.

-Que si lo que decía era cierto, que entonces se trataba de un caso de inmaculada concepción. Naruto, ese tipo está desquiciado: tan pronto quería despedazarme como al momento siguiente me exigía que le asegurara que haría frente a todas mis responsabilidades y que te cuidaría a ti y al bebé. ¿Puedes explicarme lo qué pasa?

-Lo siento... de verdad que lo siento -Naruto se dijo que debería haberle revelado al Sabaku no el día anterior por teléfono las sospechas de Sasuke, sin esperar más tiempo.

-¿Le dijiste que yo era el padre? -le preguntó, perplejo.

-No, no claro que no -se apresuró a contestar el rubio-. Pero cuando le dije q Sasuke que estaba embarazado después de que tú y yo hubiéramos comido juntos, supuso que ya te lo había dicho a ti primero, y que por tanto tú...

-Y no le sacaste esa idea de la cabeza. Ojos azules, daría mi brazo derecho por qué eso fuera verdad, ya lo sabes. Pero se trata del bebé de Uchiha y tú no puedes ocultárselo. Es tan suyo como tuyo y...

-No -Naruto quería llorar, pero ya había sollozado lo suficiente durante los cincos últimos meses como para empezar a otra vez-. Perdió todo sus derechos sobre el cuando optó por mantener a Sakura en su vida. Este bebé es mío.

-Vas a tener que resolver eso con él, lo sabes ¿verdad? -le dijo Gaara con tono suave-. Lo único que puedo decirte es que siempre estaré a tu lado para ayudarte, Ojos azules, siempre que me necesites, pero nunca me haré pasar por padre de un hijo que no es mío.

-¿Él... aceptó que no era el padre?

-Sí, me creyó -respondió secamente Sabaku.

-Naruto estaba aterrado. ¿Qué haría a partir de ese momento? Sasuke estaría tan enfadado...

-Siento haberte mentido en todo esto, Gaara. Sinceramente, no fue mi intención que esto se complicará tanto. Había decidido decirle la verdad aquel día, pero él se puso tan...

Traición.. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora