Traición..

Capítulo 4

Mentiras, mentiras... toda su relación había estado basada en una montaña de mentiras , y tan sólo unas horas después de consagrar su unión, el castillo de naipes se había derrumbado... La mañana siguiente a su boda , muy temprano el  rubio fue vagamente consciente de que el teléfono estaba soñando y , soñoliento, alcanzó a oír cómo Uchiha levantaba el auricular sin hacer apenas ruidos. Lo oyó murmurar algo; luego sentándose bruscamente en la cama, Sasuke se levantó para continuar la conversación en  el salón de la suite, con la extensión telefónica que tenían allí.

-Todavía estaba medio despierto cuando Sasuke volvió al dormitorio y empezó a vestirse.

-Teme pasa algo malo? - preguntó el doncel levantándose de la cama.

-Sólo un problema de negocios que necesito  resolver con Shikamaru antes de que salgamos para Estados Unidos. Sigue durmiendo , cariño sólo serán unos minutos. Y, confiado Naruto volvió a dormirse , agotado después de la noche de pasión  que habían compartido. Fue el azabache quien volvió a despertarlo besándolo delicadamente, pero cuando el rubio extendió los brazos en tácita de invitación para que se acostara de nuevo, Sasuke negó con la cabeza y le recordó ríendo que tenían que compartir el desayuno con los invitados que se habían quedado en el hotel tras el banquete de la  víspera. Se ruborizaba de humillación cada vez que recordaba aquelllo...

-En aquel entonces se había sentido algo dolido, antes de decirse que era una estupidez molestarse por eso. Aquel era su primer día de casados y tenían todo el tiempo del mundo por delante. Pero mientras se vestía, vio que Sasuke lo observaba con una extraña expresión, y no pudo quitarse de la cabeza el presentimiento de que algo  no marchaba bien.

-Uchiha ya no era el hombre apasionado y cariñoso de la víspera. Parecía diferente. Algo había cambiado, y el blondo no era capaz de precisarlo. Luego, sorprendentemente, en el lujoso y sofisticado salón del hotel había descubierto por qué se había negado a complacer su sensual invitación de aquella mañana. Sasuke había querido hacer una  llamada de teléfono antes de que fueran a desayunar con los demás, y Naruto se  había sentado en unos de los sofás a esperarlo mientras  hojeaba una revista. Por primera vez en su vida, en aquel preciso momento se había sentido verdaderamente querido. La suya había sido una infancia privilegiada en el sentido material del término pero sus padres nunca habían disimulado el hecho de que no habían deseado un hijo doncel, y que su existencia había supuesto una molestia intrusión en sus vidas. Cuando a la temprana edad de siete años fue enviado a un internado, fue su niñero Iruka, la única persona al que echó de menos. A sus padres apenas los había  conocido. Y cuando su padre Minato murió tres años después, Naruto había asistido al funeral de un desconocido. Siendo adolescente había intentado conocer a su madre,  pero después de incontables de rechazos había aceptado finalmente que nada lo unía a  ella.

-Su madre era una persona frívola y habituada a un lujosísimo estilo de vida, que se preocupaba más de sus uñas  pintadas que de los niños que se morían de hambre en  el tercer mundo. La naturaleza dulce y bondadosa de Naruto la sacaba de quicio: lo consideraba una debilidad, y lo despreciaba por ello.

-En aquella primera mañana de su vida el doncel  estaba sentado esperando a su flamante marido, cuando una voz familiar le pregunto a su lado:

-¿Naruto? ¿Qué diablos estás haciendo aquí escondido? - Kushina no había tenido la necesidad alguna de aceptar la invitación de Uchiha de que se quedara a pasar la noche en el lujoso hotel, ya que vivía muy cerca de allí, pero lo había  hecho, lo cual no había sorprendido en absoluto a Naruto. Si madre era así; se apro-vechaba de todo lo que pudieran ofrecerle gratuitamente.

-¿Escondido? -el blondo forzó una sonrisa-. No me estoy escondiendo, madre. Estoy esperando a Sasuke.

-¿Ah , sí? Realmente deberías ir con los demás y demostrarle que no te importa nada, Naruto. Es el único camino.