Dieciocho lugares donde encontrarte - DamiJon

Vampire Academy

<Olvidas algo: Yo tengo una personalidad adictiva. Soy adicto a ti. De algún modo, pienso que podrías hacerme todo tipo de cosas malas, y de cualquier forma regresaría a ti.>

Jon no es el chico inocente que todos piensan que es, al menos ya no, no desde la muerte de sus padres Kal y Lois y su hermano mayor Kon a manos de los strigoi. Todo en su vida había cambiado a raíz de ese terrible ataque. De repente era el único heredero de la línea de sangre El, miembro de la realeza y príncipe, y no sólo eso, también era candidato a ser el futuro a rey. Todo por pertenecer a una de las doce familias reales.

Y por si fuera poco, todo el mundo pensaba que no había declarado magia, lo que no estaba bien visto por la sociedad Moroi. Sin embargo, después del ataque él había comenzado a usar la coerción, curar leves raspones y por si fuera poco, podía colarse a sueños ajenos e influenciar a los vampiros. Si había algo peor que no declarar magia, era declararla y que no fuera una elemental, así que simplemente se había callado, ante todos, él era uno de los pocos casos de vampiros no declarados.

La coerción tenía sus enormes ventajas, y eso es lo que estaba haciendo en ese momento, coaccionar a uno de sus compañeros, Colin Wilkes, ese odioso Dhampir estaba demasiado cerca de robarle lo que es suyo.

Ladeo levemente la cabeza mientras observaba a su presa fijamente.

—Tú no quieres nada con Damian Al Ghul —ordenó mientras lo miraba fijamente—. Ahora lárgate y no te vuelvas a acercar a él.

Colin obedeció y desapareció de su vista. Jon suspiro, contento de haber alejado a otro pretendiente de SU Damian.

Damian Al Ghul era el mejor de su generación en absolutamente todo, el Dhampir de hipnotizantes ojos verdes tenía a Jon babeando por él desde preescolar, cuando le defendió de una chica llamada Kathy, que no dejaba de jalarle el cabello y embarrarlo con plastilina. Desde entonces, Jon lo había observado en silencio, sin atreverse a hablarle, al menos no directamente, Damian y el no se movían en los mismos círculos sociales y eso dificulta la interacción. Además de que siempre que le dirigía la palabra comenzaba a tartamudear, se sonrojaba y terminaba por salir huyendo. ¡Grandioso Jon!

Pero ahora tenía un plan, había solicitado que Damian fuese su guardián al terminar la Academia, no había forma posible de que le negaran el tener al mejor egresado, después de todo era miembro de la realeza y requiere la mejor protección al ser el último de su linaje.

Ahora, además de acosarlo en silencio y reclamarlo como su guardián, había comenzado a invadir sus sueños. Jon se sentía un poco mal por hacerlo, pero quería a Damian para él, y el fin justifica los medios.

Los sueños del mayor estaban poblados de imágenes de su madre, Damian había contemplado como ella asesinaba a un Strigoi en su más tierna infancia y esa imagen lo había acompañado desde entonces. Su madre, Talia Al Ghul, es una de las guerreras Dhampir más famosas, sin embargo, había abandonado a Damian a tierna edad para que lo criara la Academia, al parecer su carrera estaba antes que su hijo y Damian se debatía entre odiar a su madre por haberle abandonado y la comprensión de que ella debía cuidar a su Moroi, después de todo ese es el propósito de los Dhampir, cuidar, servir y morir por los Moroi.

Jon siempre había odiado ese sistema, para él, tanto como Moroi como Dhampir debían ser iguales, tener los mismos derechos. Pero la sociedad en la que vivían hacía que los Moroi se escudaran en los Dhampir por ser más fuertes y resistentes, en lugar de luchar a su lado usando su magia contra los Strigoi.

Strigoi... los chicos malos de la historia, Jon jamás había visto uno en persona y no esperaba hacerlo, eran vampiros que habían bebido de un vampiro o humano hasta matarlo y habían perdido su alma en el proceso. Jon a veces se preguntaba qué habría sido de él si hubiera estado presente en su casa cuando toda su familia y sus guardianes fueron brutalmente asesinados.