Oscuros

2.5K 330 71
                                    

<Predestinados a encontrarse, condenados a perderse.>

Damian había aprendido a vivir sin él, después de todo, el circulo siempre se cumplía y él estaba harto, ¿acaso Dios no le había castigado lo suficiente? ¿Qué más quería de él?

Ser un ángel caído era una mierda.

Cada 17 años se encontraba con él, la atracción entre ellos se hacía evidente, pero apenas se besaban, él moría y Damian se veía solo de nuevo, vagando por el mundo.

Hace años había intentado huir de ese destino, pero no importa que tan lejos huyera, Él siempre se las arreglaba para cruzar sus caminos de nuevo, logrando que Jon nuevamente muriera en sus brazos, nada cambiaba a pesar de sus constantes esfuerzos.

Y ahora lo tenía en sus brazos nuevamente, apunto de besarse, la necesidad era abrumadora, lo quería. No. Lo amaba, siempre lo había amado y por eso es que aunque cada una de sus muertes le pesara, siempre esperaba con ansias su regreso.

Se resignó a lo que estaba a punto de pasar, Jon lo miraba con deseo, necesidad y lujuria, apenas si se conocen, pero ambos saben que están unidos, se pertenecen entre sí.

Trago saliva intentando hacer acopio de una fuerza que no sentía, no tenía. Alejarse ahora, irse a la otra mitad del mundo y dejar que el menor viviera una vida plena, feliz, sabía que él podía lograrlo, lo olvidaría y no habría una vida más en su cuenta, él finalmente moriría como debía ser, en una cama, en su casa, rodeado de sus seres queridos, una esposa...

No así, no a mitad de un lúgubre cementerio... el círculo se rompería.

—Te necesito Dami... por favor —suplicó jaloneando su camisa para besarle, el menor era unos buenos 15 cm más chico que él y no alcanzaba su rostro. Una de las tantas cosas que adoraba de él.

Damian parpadeo una vez más antes de ceder, ¿por qué no besarle ya y acabar con todo?

No, se repite, es la primera vez que lo encuentra tan joven, apenas tiene 16 años, no puede hacerle eso.

Jon se muerde el labio inferior y Damian manda todo a la mierda, une sus bocas en un beso hambriento, levantando a Jon del suelo para poder besarlo mejor, en respuesta, el menor enreda sus piernas alrededor de su cintura, después de unos minutos que parecen eternos se separan a tomar aliento

—¿Cómo es qué sigues vivo? —pregunta confundido, no creyendo lo que ve.

Por toda respuesta, Jon le mira con lujuria, relamiéndose los labios.

—No eres el único que ha caído en la oscuridad.

FIN


Dieciocho lugares donde encontrarte - DamiJonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora