O4.- No preguntes

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— Te dije que esta no la tomaras, Hunnie. ¿Por qué nunca me haces caso? —Junhee se sienta a un lado de un Donghun que sonríe ante sus palabras, entregándole uno de los medicamentos ese de color amarillo casi fluorescente, que Junhee ha insistido en quitarle desde que comparten habitación.

— ¿Por qué insistes tanto con este medicamento? —Donghun ríe nuevamente, observando cómo Junhee camina hacia al baño, botando la pastilla en el retrete. Le es imposible no suspirar cuando este regresa y se sienta en sus piernas, besando sus labios unos segundos.

— Porque sí. —siempre la misma respuesta. Donghun no le rebate. — Donghunnie, no le digas a nadie que estoy aquí contigo...

— ¿Qué, porqué?

— Porque sabrán que he entrado sin permiso. —Jun confiesa, sorprendiendo a Donghun, quien le acaricia la espalda dulcemente. — Si saben que estoy aquí... Si saben que estamos juntos, querrán separarte de mí... Y ya te he dicho, yo no puedo vivir sin ti... Sin ti no existo...

Y no se equivocaba.

— Junhee... —Donghun le llama cuando el nombrado agacha su rostro. Ver esas mejillas sonrojadas es el mejor regalo que puede tener. — Y yo ya te he dicho antes... mataría a cualquiera que me quiera apartar de ti... a cualquiera. —la sonrisa de Junhee no tarda en aparecer, así como tampoco tarda en llegar un nuevo beso, uno cargado de amor.

Esa noche, mientras Junhee descansa sobre su pecho desnudo luego de haberse entregado al amor, Donghun confirma que sí, que estar loco no está del todo mal.

Cuando la mañana es anunciada por los rayos del sol, Donghun despierta sin el calor sobre él a su lado, pero asume que Jun ha salido a desayunar, pues usualmente nunca comen juntos.

— Donghun ssi. —la enfermera entra a la habitación, entregándole los alimentos de la mañana junto a sus medicamentos. Estando ella allí, Donghun no puede evitar tomar esa pastilla que Junhee tanto odia. — El Dr. Kim necesita que vaya después a su oficina. —la muchacha informa, ordenando los platillos en la bandeja luego de que el desayuno haya sido consumido en su totalidad por Donghun. Antes de salir de la habitación, ella le sonríe cariñosamente y Donghun, curioso, le observa aún sentado en la cama. — Me alegra mucho que esté comiendo mejor. Siga así y muy pronto podrá ser libre nuevamente. —porque ella sabía que lejos de ser un hospital, el lugar más parecía una cárcel. Donghun no puede evitar sonreír ante las palabras que ha escuchado, y está seguro que toda su estabilidad se la debe a Jun.

La oficina del Dr. Kim siempre huele a cítricos. Donghun no los odia, pero tampoco es su aroma favorito, aunque últimamente está más tolerante con todo eso.

— Por fin el invierno acabó. —es Donghun quien habla primero. El doctor deja de escribir en el papel sobre el escritorio, y se concentra en él. — Doctor, ¿usted cree que algún día podré salir de aquí? —pregunta, sorprendiendo al profesional.

— Si sigues tan bien como has estado hasta ahora, lo más probable es que muy pronto puedas volver a tu casa. Has hecho un buen trabajo, Donghun. Estoy orgulloso de ti. —el hombre habla con un tono cariñoso, de esos que Donghun siempre ignoró, pero que ahora, con los sentimientos por Jun a flor de piel, todo le parece más hermoso que antes. Se siente vivo.

— Doctor, ¿usted cree que se pueda morir de amor? —la pregunta sale de sus labios sin meditarla.

— Bueno... El amor a veces nos hace hacer cosas que no entendemos, pero no estoy seguro si se pueda morir de amor. El amor solo nos hace feliz, Donghun. Si te sientes triste, entonces no es amor del bueno.

— A veces despierto por la mañana con la incertidumbre de saber si todo lo que he vivido el día anterior es verdad. Sé que mi cabeza no está bien... pero entiendo qué es real y qué no lo es. Doctor, sé que no estoy curado. Sé que nunca me curaré, pero no quiero vivir aquí toda mi vida... No me siento yo... —porque solo se sentía él mismo cuando los brazos de Jun le rodeaban por las noches. El Dr. Kim le escucha atentamente, sin interrumpirle, deseoso de escucharle hablar más. Donghun está más comunicativo que nunca. — Quiero poder despertar todas las mañanas a un lado de la persona que amo. Salir al parte y caminar tomados de la mano. Quiero poder viajar y ... ser feliz así. —y es ahí cuando el Dr. Kim comprende todo, y que tal vez, solo tal vez, estar loco no esté tan mal.

Donghun regresa esa vez a la habitación sintiendo un vacío enorme. Jun no aparece, y tampoco lo hace en la noche, ni a la mañana siguiente. Simplemente no hay señales de él. Las voces en su cabeza se han detenido durante esos días, pero el sentimiento de vacío no se ha ido. Se siente más solo que nunca. Necesita de Jun.

Al tercer día Donghun vuelve a dejar de comer, preocupando otra vez a la enfermera, quien asustada le comunica de ello al Dr. Kim. Donghun lleva una semana sin moverse de su cama.

— Entonces... ¿no ha salido de la habitación durante esta semana? —la muchacha asiente.

— Lo he ido a ver por las noches y no deja de llamar a ese chico. Le he preguntado a los conserjes y demás médicos. Nadie lo ha visto. Es como si no estuviera aquí... —El Dr. Kim se pregunta si lo que está haciendo está bien.

— Señorita Cho, reduzca otra vez la dosis del medicamento que le dije. Tal vez el estado de ánimo de Donghun se deba a los efectos secundarios. —la muchacha simplemente asiente, retirándose del lugar, pero Kim no deja de pensar. Necesita ayuda de otro profesional, y es ahí donde comete su error más grande.


Stay  [DongJun] (FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora