Stay [DongJun] (FINALIZADO)

O2.- Atisbo

Los minutos pasan lentamente para Donghun, pero en un abrir y cerrar de ojos se da cuenta de que ya casi es la hora de sus medicamentos. Sabe que vendrán por él. Aún así, no quiere despedirse, quiere conocer a Jun un poco más. Aunque no es realmente necesario, de alguna manera siente que su conexión está más allá de lo que es real o no.

— ¿Estás hace mucho tiempo aquí? —pregunta, dejando el piano por un momento, concentrándose en el otro.

Jun sonríe y, mierda, es encantador.

— Llegué hace unos días. Dicen que estoy loco. Que probablemente me quede aquí mucho tiempo. —Jun sonríe como si estuviera contando una anécdota de la cual sentirse orgulloso, y es primera vez que Donghun piensa que tal vez estar loco no esté tan mal.

— Lo mismo me dijeron a mí. —se sorprende diciendo, sonriendo también.

— Entonces seremos compañeros mucho tiempo. —y ahí estaba nuevamente, esa terrorífica y agradable sonrisa.

Donghun nunca había visto tal expresión, y era curioso, porque tampoco se había sentido tan atraído hacia la sonrisa de alguien, pero Jun tenía una manera única de hacerlo. Sus cortos dientes se mostraban perfectamente alineados en una gran expresión. Donghun era capaz de ver toda su dentadura, y los hoyuelos de sus mejillas no hacían más que sofocarle la vida, porque, joder, se conocían hace minutos y él ya sentía que estaban destinados.

Lo demás pasa muy rápido. La puerta del salón se abre, sin captar la atención de Donghun que veía cómo Jun se escondía debajo del piano, indicándole con uno de sus dedos que no dijera nada, que no lo delatara.

— Donghun ssi. —nuevamente, su enfermera. — Es hora de sus medicamentos. Debe comer algo. El desayuno lo dejó completo. Sabe que no puede hacer eso... —que sabe que tendrá problemas si el doctor se entera, que no podía pasar muchas horas sin comer. Mil preocupaciones que se sienten tan falsas y que a Donghun no le importan realmente. Es cuando siente los pasos de la enfermera acercarse a ellos, que Donghun se levanta de su asiento, caminando hacia afuera.

— Vamos, tengo hambre. —dice, provocando que la enfermera jadee. Donghun jamás le habla. La sonrisa de la muchacha no es correspondida cuando emocionada se dirige hasta la puerta, con Donghun siguiéndole detrás. Antes de salir, gira su rostro, sonriendo cuando ve a Jun despedirse de él con una de sus manos.

— Te veo mañana. —anuncia Jun, en una invitación que Donghun jamás podría rechazar.

El sabor de la comida de esa tarde no le parece tan insípido como las otras veces.

Donghun de pronto se ve asistiendo más de lo normal a la sala de música. A veces la enfermera lo vigila desde el otro lado del vidrio y piensa que tal vez el chico pueda curarse, porque no recuerda haberle visto sonreír tanto mientras tocaba el piano.

Jun cada día llega a las 2 PM, justo después del almuerzo y se va a las 4, cuando la enfermera regresa por Donghun. Siempre con la misma rutina; escondiéndose bajo el piano, buscando no ser reconocido por la mujer de lacios y perfectos cabellos amarrados con una coleta. Los días se hacen semanas, y ya es un mes desde que comparte con Junhee.

— El Doctor ha dicho que podré ir al patio mañana por la tarde. —Jun habla, mirándole con esa encantadora sonrisa que tanto le caracteriza mientras sus dedos juegan en las teclas de aquel piano que les acompaña desde que se conocieron. Donghun alza su vista hacia él, buscando más en sus ojos. Es de pocas palabras y Junhee lo comprende a la perfección, así que responde. — Podríamos salir juntos. ¿Hace cuánto no sientes el césped húmedo, Hyung? —Donghun no lo recuerda. Jun sonríe, posando una de sus manos sobre las del mayor, y lo que Donghun siente no lo podría explicar con claridad. Son fuegos artificiales, supernovas, explosiones cósmicas las que revientan en su estómago. El tacto le causa un escalofrío que le da miedo, un miedo que le congela el cerebro y hace que sus huesos duelan. Un miedo de que, cuando despierte, se de cuenta de que en realidad nunca ha estado allí o que nunca estará.