Stay [DongJun] (FINALIZADO)

O3.- No hables

 — Y dime, ¿cómo te has sentido en tu nueva habitación? ¿Es más cómoda que la anterior? —el Dr. Kim busca por todos los medios mantener una plática al mismo tiempo que ordena una pila de papeles sobre su escritorio. El invierno deja sus últimos indicios en los rocíos de la mañana, y los capullos de las flores comienzan a crecer lentamente en los árboles, queriendo darle pronto la bienvenida a la primavera.

— Está mejor. —Donghun responde, sorprendiendo al médico, quien alza su vista hacia el muchacho, como esperando que dijera otra cosa. — Me gusta. —vuelve a decir, y a pesar de esquivar la mirada con el avejentado señor, este considera que es un gran paso para el tratamiento de Donghun. El hecho de que nuevamente comience a comunicarse da indicios de que cambiar de ambiente a uno menos estrecho y estricto, fue la mejor de las ideas.

— Has visitado diariamente la sala de música, ¿te ha gustado? —Donghun asiente, esta vez sonriendo, acción que no pasa desapercibido para el profesional, porque desde hace un rato ha dejado de ordenar todo para prestar sumo cuidado en cada expresión de su paciente. Donghun está más comunicativo que nunca.

— Es divertido. Pensé que había olvidado cómo tocar el piano... Estar ahí, de cierta manera me hace sentir tranquilo. —Donghun cuenta como si fuera la anécdota de vida más brillante del mundo,y definitivamente el doctor no puede creerlo. No pensó que Donghun mostraría una mejoría tan significativa como la de esa tarde. — A demás que Jun me ha hecho mucha compañía este tiempo. Nos divertimos juntos.

— ¿Jun? —el hombre pregunta con curiosidad, alzando un poco sus cejas por sobre el borde de sus grandes y cuadrados anteojos para la miopía que padece.

— Junhee... él es mi... es un amigo. —Donghun cuenta, dedicándole una sonrisa al hombre que no deja de lado su expresión. Lo observa atento, expectante a qué más podrá decir, por lo que no lo interrumpe, sino que permite que le cuente aquello que sale de su corazón. — Por mucho tiempo me sentí muy solo aquí, así que agradezco tener un compañero de habitación para poder sentir esa compañía que creí que jamás volvería a tener.

— Me alegra mucho que te sientas así, Donghun. —la mano del médico baja junto con sus anteojos los cuales deja sobre la mesa, cruzando sus dedos entre si para así apoyar sus codos contra el escritorio. — Cuéntame más de Junhee. Veo que ese amigo te ha hecho muy feliz. —el hombre le sonríe con cariño, uno extrañamente paternal. Donghun ignora por completo el atisbo de preocupación en la pupila de su doctor.

— Bueno... Sí. Jun es alguien muy importante para mí. —comienza a decir, sintiéndose de pronto nervioso, ansioso. Sus dedos juegan entre sí por debajo del escritorio tratando de encontrar una manera de controlar lo que está sintiendo. — Es casi un año menor que yo. ¿Usted no lo conoce, Dr. Kim? —el hombre niega.

— De seguro lo atiende otro de mis colegas, por eso no sé de él. En este hospital hay mucha gente, Donghun, imposible recordar todos sus rostros. —habla con un ligero tono de broma, el cual Donghun reconoce a la perfección, por lo que asiente con su cabeza mientras ríe con la misma suavidad que sus dedos se arrugan en su pantalón. Está ansioso y quiere irse.

— ¿Puedo retirarme?

— Claro que puedes. Donghun, recuerda que esto se acaba cuando tú lo decidas. Si no quieres hablar más, puedes volver a tu habitación. —el muchacho asiente, levantándose de su lugar para así retirarse de la oficina y volver a su habitación, dejando al señor Kim con la interrogante constante en su cabeza.

— ¿Qué te dijeron? —Junhee pregunta el verlo regresar, recibiéndolo con un abrazo. Ha estado esperando por él desde que Donghun fue llamado por la enfermera, y no puede evitar sonreír cuando el mayor se ve tan animado. — ¿Te fue bien? ¿Has mejorado? —Jun es meloso cuando le acaricia el rostro mientras lo observa, dejando un par de besos en sus labios. Donghun nunca se acostumbrará a tanta atención.

— Bueno, no sé si he mejorado, pero por primera vez pude hablar con él. No sé, me nació. Le conté de ti, dijo que no te conocía. —y cuando Donghun se acerca a besar los labios de Jun, este se aleja, frunciendo su expresión.

— ¿Por qué le hablaste de mí? —Jun pregunta en un tono que Donghun no sabe como interpretar, pero que le parece tan familiar, tan conocido y atemorizante, que de cierta manera le sorprende. — ¿Quieres que nos separen? —Y Donghun no entiende nada.

— ¿Qué? No, Jun, claro que no, ¿por qué dices eso?

— Ellos quieren separarnos, Hunnie. Ellos nos van a separar si saben que estamos juntos. —la fría expresión de hace unos minutos cambia por una de preocupación y angustia máxima. Donghun entiende, Junhee está asustado. Sus ojos se exaltan y la desesperación se nota en sus venas. — ¡Ellos nos odian! ¡Te odian a ti, te aborrecen!

— Hey... escucha... —Donghun es dulce. Sus manos atrapan el rostro del menor entre sus palmas, obligándole a mirarle. No es la primera vez que Junhee se altera así. — Tranquilo, ¿sí? —vuelve a insistir, mirándole directamente a los ojos con una dulce expresión, una llena de ese amor que siente por él. — Nadie, jamás podrá separarnos. Mataría a cualquier persona antes de permitir que me separen de ti. —y Jun sonríe al escuchar, alzando sus brazos por el cuello del moreno, plantándole un sonoro beso en los labios. La promesa es inquietante, pero para ellos no. Donghun de verdad estaba dispuesto a lo que fuera con tal de permanecer a Jun entre sus brazos, después de todo, él estaba más loco que todos los de ahí. No sería nada raro.

— ¡Te amo! —Jun exclama contra sus labios. Donghun sonríe, respondiendo un "yo también".

Y demonios, ¡cómo lo amaba!

Cuando sus labios se unen en un dulce beso, es que Donghun cree que sí, que definitivamente se puede morir de amor.

Mientras las muestras de afecto se hacen eternas en la habitación, el Dr. Kim, en su oficina, no deja de presionar la punta de su lápiz contra la mesa, inquieto.

— Aquí están todas las grabaciones que pidió, Dr. Kim. —el guardia de seguridad deja sobre el escritorio de la consulta un pendrive con los vídeos de las cámaras de seguridad de toda la planta A, incluyendo la habitación de los pacientes, el patio y la sala de música.

— Muchas gracias. Puede retirarse. —le dice mientras inserta el aparato en su computadora una vez el guardia se retiró. Se siente inquieto. Lleva días con una incertidumbre que no lo deja dormir. — Veamos... —sus dedos son rápidos al escribir la contraseña del equipo y en poco tiempo se encuentra buscando los archivos correspondientes. Los revisa uno a uno, adelantando las horas de los vídeos para encontrar alguna evidencia contundente que descarte esa pregunta que tiene en su cabeza. Le es imposible no observar atentamente la pantalla cuando Donghun aparece en la escena. Es la sala de música y Donghun aparentemente toca el piano. No hay audio, así que solo infiere. Se le ve tranquilo, incluso sonriendo mientras se mueve a lo que parece ser el compás de la música. El Dr. Kim nunca lo ha visto así, y de cierta manera coincide en que su comportamiento ha mejorado desde hace dos meses, que son los que lleva en su nueva habitación, con las nuevas reglas. Kim ha sido psiquiatra de Donghun desde que este llegó al hospital, y ha seguido su tratamiento meticulosamente. Ha sido su caso más complejo. A sus 42 años jamás vio un caso tan severo de esquizofrenia, mucho menos en alguien tan joven como Donghun. Aún recuerda lo difícil que fue hacer que siquiera comiera un poco en las primeras semanas. Estaba completamente fuera de este mundo. Y así como ha sido el caso más difícil, también es a quien más cariño le tiene. Donghun podría ser su hijo, y de vez en cuando hasta le recuerda al suyo, pero el Dr. Kim nunca ha sido cariñoso, su voz es grave, más que todos los doctores de ahí, sin embargo presta especial atención a todo lo que Donghun concierne, así que le es imposible no sonreír con un paternal sentimiento cuando en la pantalla se refleja la sonrisa de un Donghun emocionado por lo que toca. Aunque no está escuchando, imagina que es hermoso.

Es cuando el vídeo cambia de escena que ve algo que le preocupa. Es Donghun nuevamente, aunque esta vez en el pasillo del hospital, cerca de las 3 AM. Está descalzo, usando la bata que hace meses solía usar, y balancea sus manos en el cielo, como queriendo alcanzar algo; sin embargo es otra cosa la que llama su atención y le hace que levante el teléfono, marcando un número mientras su mirada sigue fija en la imagen de Donghun.

— Enfermera Cho, por favor busque en los registros del hospital alguien con el nombre de Junhee.