Capitulo 17

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Sonó el estruendo de la campana que avisaba el fin de la jornada estudiantil, todos se retiraron cansados por sus diferentes actividades, Annie y Berth, ya con más confianza, salieron juntos rumbo a casa del moreno, lo más seguro es que la chica se quedara esa noche, realmente disfrutaban estar en compañía del otro. Mientras caminaban cómodamente, por la mente del más alto pasaban millones de pensamientos, aunque el que más le inquietaba era recordar la extraña cictriz que tenía Yelaiah en el brazo, que era exactamente igual a la suya, pero decidió ignorarlo hasta ese momento. 
- ¿en qué piensas, Berth?- dejo Annie con su tono frío
- no es nada – le sonrió un poco – solo pienso en que cocinar hoy – soltó nervioso
- deberías preguntarme, estoy segura de que tengo buenas ideas- dijo ella bromeando superficialmente
- vale – se tocó el cuello - ¿tú que me sugieres? – la miro altivo
- pienso que los champiñones te quedan muy bien y deberías intentar hacer algo con eso- mencionó la rubia con una ligera sonrisa
- está bien, pero solo porque te quiero - dijo ligeramente sonrojado
- y yo a ti – respondió ella dulce - pero no empieces de empalagoso- se rieron cómplices
Minutos después llegaron a la casa de Bertholdt, él como todo un caballero la invitó a pasar y aunque eso mismo había pasado muchas veces, él seguía sintiendo la misma emoción que la primera vez ue la vio.
El plato escogido fue pescado con champiñones, el moreno sabía que le chica amaba ese plato y decidió complacerla, luego de ello salieron a caminar por el parque para distraerse un poco
Finalmente Annie decidió quedarse esa noche, Bertholdt la hacía dormir en la habitación de Reiner, él quería ser lo más respetuoso posible y con esa hermosa chica en una misma habitación no estaba seguro de poder controlarse; minutos después de dejarla “dormida” entró al baño para hacer sus necesidades, una vez salió e ingresó a su cuarto la pequeña rubia estaba encantadoramente sentada en el borde de su cama, sus ojos se conectaron y hasta ese momento Bertholdt se dio cuenta de lo sensual que podía ser una simple mirada, tragó saliva fuerte.
- ¿sucede algo? – preguntó intimidado
Annie se acercó lentamente y lo agarró por el cuello poniéndolo a su nivel.
- Berth… creo que ya es hora – dijo sonrojada para besarlo el correspondió automáticamente
- espera – la tomó por los hombros alejándola suavemente - ¿tiempo de qué? – dijo desconcertado
- ya sabes – giró los ojos – no me hagas decirlo – se cruzó de brazos
Él la detuvo de nuevo, y la miró a los ojos, no se sentía seguro, no sabía si era el momento adecuado para hacerlo, aunque por dentro se moría también por hacerlo.
- ¿estás segura, Annie?- preguntó susurrando
-sí, estoy segura – respondió de la misma forma con las mejillas rojas
Entonces el chico la abrazó besándola más apasionado mientras la recostaba lentamente y se posicionó sobre ella sin aplastarla y sintiendo el rose de su piel poco a poco despojándola de sus prendas.
- por favor nunca me dejes - dijo el pelinegro con un tono de voz suave y tierno.
Ella asintió en respuesta mientras se daban la mirada más intensa que jamás hubieran tenido.
Esa noche estaría marcada para siempre en sus mentes, era el momento en que se habían fundido en uno solo, el momento en que no había nada oculto entre ellos, donde había sentido las emociones de otro sin necesidad de cruzar palabras, solo dejándose llevar por la llama que crecía cada vez más entre los dos.
Después de todo quedaron exhaustos y completamente dormidos, el moreno definitivamente lo agradeció, realmente no sabría cómo actuar en ese momento.

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