6. Isladia

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Al abrir los ojos y vio que estaba en una especie de cueva; las paredes eran de piedra con un poco de hielo y el suelo estaba mojado, tal vez a causa del hielo que se derretía.
-Hola? Dijo mientras se ponía en pie.
Miro su reloj de pulsera y vio que había estado inconsciente unas cuatro horas.
La puerta de la celda se abrió y un hombre enorme entró.
-Tu debes de ser el número 3. Dijo riéndose.
-Donde estoy? Dijo mirando a su alrededor.
-Lejos de California.

Christopher y Richard estaban en la celda hechos un ovillo ya que tenían mucho frío.
-Christopher, estas despierto?
-S-Si. Dijo esté tiritando.
-Han pasado cinco horas, crees que habrán conseguido traer a Erick?
-Espero que n-no, esté sitio es un infierno. Bueno no, en el infierno al menos están calentitos.
-Acércate a mi. Dijo Richard.
Christopher fue donde su amigo y entre los dos se abrazaron para conseguir calor humano.
-Mucho mejor. Dijo Christopher.

Durante todo el día, les habían separado unas cuatro veces para torturarles. Cada vez que uno volvía a la celda, el otro se ocupaba para curarle las heridas con el hielo que sobresalía de las piedras de las paredes.

Estaban quedándose dormidos cuando escucharon voces por el pasillo.
-Christopher! Alguien se acerca.
Intentaron ponerse en pie, pero con las heridas y el frío les resulto imposible.
La puerta se abrió y entró uno de los hombres junto a Erick.
-Erick! Gritó Christopher.
Esté, al ver a sus dos amigos tirados en el suelo con heridas, fue corriendo donde ellos.
-Estáis bien? Dijo abrazándoles mientras intentaba no tocarles en las heridas.
-Estamos bien. Dijo Richard.
-Que calentito estas. Dijo Christopher mientras le metía la mano dentro de su abrigo.
Entonces Erick se quitó el abrigo y se lo dio a sus dos amigos.
-Tomad, yo no tengo frío.
Christopher se lo dio a Richard ya que el llevaba mas tiempo en esa celda.
-Gracias.
-Los demás? Están bien?
-Se suponía que venían detrás nuestro con un coche, pero no se como se enteraron y me sacaron en una especie de "mini avión".
-Espera, dejaron que te llevasen? Dijo Christopher.
-Si, el plan era que cuando me cogiesen, ellos me seguirían en el coche que alquilamos. Por cierto, que paso con el Gps?
-No funciona aquí. Dijo Richard. Estamos a metros bajo tierra.
-Claro, eso era.

Zabdiel, presa de un ataque de pánico, llamó a Renato.
-Renato!!
-Zabdiel, estas llorando? Que ocurre.
-Tienen a Christopher y Erick, intentemos Recatar a Richard pero nos a salido todo mal!
-Zabdiel, relájate. Donde estas?
-En la casa de Los Ángeles, con Joel.
-Seguís aun ahí? Os dije que os fuerais!
-Tienes que ayudarnos Renato, tienes que ayudar a los chicos.
-En ello estaba, estamos intentando averiguar a donde se los han llevado.
-Sabéis algo?
-Aun no, pero parece que a sido hacía el sur tal vez Bora-Bora.
-Que, a Bora-Bora?
-Si, oye Zabdiel, te llamo dentro de un rato.
-Que? No Renato! Te necesito.
Y colgó.
-Te a dicho algo. Preguntó Joel.
-Están intentando buscarles, creen que están en Bora-Bora.
-No me extrañaría, ahí fue donde empezó todo.
-Si.
-Que hacemos?
-No tengo idea, pero no voy a dejarte solo.
-Que quieres decir con eso?
-Que no voy a dejar que está noche me lleven.
-Como?Esos tipos saben de todo.
-Tengo un último plan.

Eran las nueve de la mañana cuando la puerta de la celda se abrió para dejar entrar a dos hombres.
-Cogele, yo me ocupo de los otros dos.
Al ver que el que había dicho eso iba hacía Erick, Christopher se abalanzó encima de su amigo para protegerle.
El otro hombre había cogido a Richard y le había dado un fuerte golpe en la cabeza dejándolo en el suelo.
Entré los dos cogieron a Christopher e intentaron separarle de Erick sin mucho éxito.
-No voy a dejar que le hagáis nada! Gritaba Christopher mientras le intentaban apartar.
-Christopher.. Decía Erick que estaba debajo de Christopher y no podía moverse.
Entonces, uno de los hombres sacó un taser y le dio una descarga eléctrica a Christopher.
Esté cayó de lado sin poder moverse y vio como los hombres cogían a su amigo y se lo llevaban arrastras.

Secuestrados (2 parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora