MIS RAZONES

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Pov: ZORO

¿Cómo fue que rápidamente y sin que yo lo pudiese impedir, ya ocupabas la inocente mente de Luffy? Contigo se comportaba diferente y no porque fueras mujer, era extraño, tal como si fueras "su" segundo sombrero de paja. Reconozco que me obsesioné demasiado intentando descifrar si realmente alguien como Luffy con su actitud sobre estimulada e inmadura podía entender, comprender la sinergia entre un hombre y una mujer.

Yo en cambio sí. Pero no iba a desperdiciar mi tiempo con algo tan estúpido como lo es el amor. ¿Y qué si lograste captar mi atención por poco? Y qué más dio todo si ya estabas más que satisfecha con las atenciones del cocinero pervertido y la presencia de Luffy. Por eso fue que intenté mantener las distancias: primero porque no iba a formar parte de tu grupo de putos perros falderos. Y segunda y tal vez la más acertada, no podía estar detrás de alguien, el cual ya estaba en mente de mi capitán. Si cabía esa posibilidad, eso era lo correcto; lo leal; lo justo, pero yo sabía que solo fue una excusa más que mi cabeza me dictaminó para no sufrir más.

Cuando se unió Nico Robin a la tripulación, a nadie nos resultó indiferente. El Cejas pregonaba que era la sensualidad personificada, y razón tenía. Ella era madura, callada, misteriosa... Muy diferente a ti. Un nerviosismo me recorría de pies a cabeza cada vez al hablar con ella, una sensación tan parecida a simple atracción llegados a estas alturas de la vida. Tú que a veces te comportabas como una cría enfadándote por cosas tan triviales nunca pudiste llegar al nivel de madurez de Robin. Una aura la envolvía siempre, sumada con aquella sonrisa críptica y su serenidad inigualables.

Y paulatinamente, logré que mi olvido por ti fuera a más, mis ojos se decantaban por observar a la morena.

Como ya ves tenía motivos suficientes para alejarme de tu lado y hablarte de esa forma tan descortés. Intenté dejar de pensar en ti, y concentrarme en otras cosas, y evitarte era la solución a todo.

No tenía ganas de historias pero me pareció que tú sí. Aquello no era normal, no era normal que en las siguientes noches aparecieras en la cubierta como si el viento nocturno te salvara de un sopor insufrible. ¿Lo hacías aposta porque sabías que te miraba? Cuando te veía gracias a la luna y las parpadeantes estrellas que iluminaban tu delgado y esbelto cuerpo, me entraban inmensas ganas de bajar del nido del cuervo y mandarte de vuelta a tu dormitorio. Odiaba ver esa cara lánguida tan triste. No sabía el porqué de tus escapadas. A mi parecer no tenías motivos cuando durante el día habías estado riendo como nunca en tu vida con Luffy y el desdichado del cocinero.

Debido a una mezcla entre pereza, vagancia y falta de empatía, y puestos por qué no también cobardía, ni una sola vez tuve el valor suficiente para mandarte de vuelta a la cama, ni de preguntarte qué rayos te pasaba. Dejé que tu cuerpo sufriera el frío del mar y la noche aun sabiendo que podía tener yo la solución a ello. En ese entonces fui un verdadero idiota al no darme cuenta de que solamente buscabas mi atención y que bajara de mi zona de confort para conversar contigo. Me estabas probando, pero yo no quise una vez más darte el placer.

La última noche de las 9 consecutivas que también te escapaste de tu cuarto, ocurrió algo que cambió tus veladas y las mías. Te quedaste hasta la madrugada embobada mirando el vaivén del mar, y no te percataste que la hora del almuerzo había llegado. Entonces el cocinero pervertido, quien se despertaba muy temprano para tener a punto el desayuno, descubrió la verdad que escondían tus ojeras cada mañana.

Tú, quien ya eras inmune al frío de las noches y la gruesa manta que te acompañaba en todas tus escapadas, ya no os volví a ver a las dos juntas. Sanji fue capaz de lo que yo no fui. Habló contigo esa refrescante madrugada. Por lo que vi desde arriba él te hizo entrar en razón. Dejaste de huir. Ya no te vi más el pelo por las noches.

Los días consecutivos el cocinero de tercera y tú intercambiabais palabras como si almas gemelas fuerais. Me hervía la sangre ver cómo hacíais apología de la tan buena química que había surgido entre vosotros, y el observar que a Luffy también le afectó confirmó plenamente mis sospechas: él tampoco era tan inocente.

AMARGA RELACIÓN (ZoroxNami)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora