Capítulo 4.

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Sentía sus piernas entumecidas, a donde quiera que miraba solo había negro, inerte e infinito; no importaba a donde se girara, no había nada alrededor. Nunca antes vio agua de ese color, ni textura, era espesa y sentía que cada vez se hundía un poco más; nadar no le servía de nada porque no existía ni un comienzo ni un final. Estaba a la deriva, sólo, frío y por más que gritaba por ayuda nadie acudía a su llamado, trató de avanzar hacia un punto fijo con la incertidumbre de poder salir o estar adentrándose más en el mar, porque él sabía que se encontraba en el mar, con un sobre esfuerzo inhumano por no ceder al cansancio y continuar en movimiento, al menos de esa manera se sentía vivo.

-Jimin- hace años que no escuchaba esa voz, se giró, encontrándose con el pelinegro. No sabía cómo había llegado hasta ahí, hace unos minutos miró en esa dirección y estaba totalmente desierto.

-Ho...Hoseok- su voz salió en un hilo débil, no podía creerlo, el mayor no mostraba ninguna sorpresa por su parte. -¿Cómo llegaste aquí?-

-¿Por qué, Jimin?- parecía no escuchar su pregunta.

-¿Qué?-

-¿Por qué me abandonaste?- la voz del mayor parecía sin ánimos.

-No te he abandonado, siempre he estado contigo, hyung- se comenzó a desesperar, estiró su mano para alcanzar la del pelinegro pero solo consiguió que se alejara y comenzara a sentir como el agua lo succionaba.

-¿Por qué, Jimin?- cada vez sentía que se hundía más y a pesar de estirarse lo más que pudo para que el mayor lo socorriera, este lo ignoraba. Al final sintió como su cabeza entraba en el agua de a poco, dejando a un Hoseok que lo miraba, sin vida y sin ninguna reacción para salvarlo.

Trato de llamar al mayor pero solo logró que el agua entrara a su boca, llenando sus pulmones, era su fin. Cerró los ojos, asustado, no quería que terminara así.

-Me dejaste solo, Jimin-

-¡Jimin!- la voz grave de su pareja lo despertó, estaba asustado, llorando y sudaba como si hubiera corrido una maratón. Su primera reacción fue tomar una bocanada de aire porque aun sentía la sensación de estar ahogándose en el agua.

-YoonGi hyung- el menor estiró sus brazos como siempre lo hacía cada vez que tenía una pesadilla, llamando al chico de tez blanca para que lo abrazara. El mayor se acercó a él, rodeándolo protectoramente; Jimin se dejó hacer, escondiendo su rostro en el cuello del pelinegro.

-Todo está bien, solo fue una pesadilla- se dejó llevar por el tono suave que usaba YoonGi cada vez que debía tranquilizarlo, hace tiempo que una situación así no sucedía pero se sentía con la misma angustia de las primeras veces.

-Todo fue mi culpa, hyung- sollozó mientras se aferraba más a la espalda desnuda de su pareja. –No debí dejarlo solo-

-No lo dejaste, Jimin. No eres culpable de nada, fue un accidente- eran las mismas palabras que el mayor debía repetir cada noche que pasaba eso. La mayor parte del tiempo, cuando eso sucedía, el peli gris se sentía como una gran carga para el mayor. YoonGi había estado para el incondicionalmente, desde el día en que lo conoció y no importaba cuantas veces despertara asustado, después de una pesadilla, el pelinegro siempre estaba al pendiente de él, en todo lo que necesitara.

-Lo siento tanto- la disculpa era dirigida a YoonGi, pero él sabía que el mayor siempre pensaba que se disculpaba con Hoseok. Se sentía culpable de todo, tanto por el estado en que quedo Hoseok, como lo que tenía que pasar ahora el chico pelinegro. El mayor se merecía más que una persona atrapada en pesadillas de culpabilidad y miedos que no podía superar.

Saudade [HopeMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora