JongIn conocía perfectamente aquél molesto sonido y por mucho que estirara su brazo para detener lo que no le permitía dormir, sabía que era momento de volver a la rutina. El reloj marcaba las 06:30 am, tenía media hora para alistarse y era tiempo suficiente para darse una ducha y disfrutar de un buen desayuno.
Era su segunda semana retomando sus clases en la academia, pasar tantos días ausente le había hecho perder esos hábitos, continuando con los problemas a la hora de levantarse. Debido a esa costumbre por salir de su habitación ya vestido, dirigirse a preparar su desayuno fue lo segundo que hizo, pero sus planes se vieron interrumpidos por cierta persona que ya conocía al revés y al derecho.
"Buenos días, dormilón". Saludó el alto chico sin descuidar las dos tazas de café que estaba preparando.
"Mh, buenos días".
Una ducha no era suficiente para que JongIn despertara completamente, su tono de voz seguía siendo bastante soñoliento y Chanyeol no sabía si eso le gustaba o encantaba, ya que lo único que aquello provocaba era querer llenar de besos a su perezoso compañero. Tal vez esa era una de las tantas razones por las que esa idea de vivir con el menor, rondaban cada vez más en su cabeza, pero claro, aún no era tiempo para hablar de eso.
"¿Dormiste bien?". Ambos cafés ya estaban listos, uno más dulce que el otro. El mejor ejemplo con el cual describir a ambos.
"Hubiese querido dormir más, pero sí, dormí bien, ¿Y tú? ¿Por qué tan temprano por aquí?". Preguntó el menor pasando a la mesa, alzando una ceja al ver tanta comida, aunque su expresión cambió rápidamente en cuanto vio un trozo de pastel en el que era su lugar.
"Vendría todas las mañanas a prepararte el desayuno sólo para ver tus expresiones y enamorarme aún más de ti, JongIn". Dijo dejando una taza frente al menor, acercándose lo suficiente como para robar un pequeño beso de los labios de su pareja. "Y respondiendo a tu pregunta, sí, dormí bien también".
JongIn no pudo decir más, su estómago rugía por el hambre que sentía y es que la noche anterior no había sido mucho lo que comió. Esas semanas le tenían bastante agotado, por lo que con suerte llegaba a alimentar a su pequeña mascota para luego ir directo a la cama. Por el lado del más alto, éste no tenía problemas y sólo reía de su novio, claramente el menor era como un niño que necesitaba siempre de alguien que velara por su bienestar, para Chanyeol, él podría ser ese alguien que siempre estaría ahí para cualquier cosa que JongIn necesitara y por más que le diera vueltas al tema, sabía que últimamente se estaba haciendo muy dependiente del menor; si era bueno o malo, eso no lo sabía.
El trayecto a la academia en la que ambos trabajaban no les tomaba más de 30 minutos, por lo que todos los días salían 45 minutos antes para irse caminando a ésta. En aquél lugar ambos se desarrollaban en lo que mejor sabían hacer, Chanyeol brindaba clases de música y JongIn de danza. Dado a que muchos de los supuestos estudiantes tenían más inclinación por tomar estas clases por la mañana, ambos podían coincidir con esos horarios y tener unas horas libres durante la tarde. También, el que el dueño de esa academia sea amigo de la familia de Chanyeol, era otra ventaja, ese hombre mayor veía a Chanyeol como un hijo más y lo mismo sucedía con JongIn, quién rápidamente se ganó el cariño de esa persona.
La mañana pasó normal, JongIn llevaba recién retomando su tercera semana por lo que sus clases se resumían a técnicas básicas. Chanyeol tenía más trabajo, ya que estaba encargado de organizar todas las presentaciones que se vendrían por fin de año. Si había algo por lo que esa academia se destacaba, era por la calidad de sus clases, por la calidad de sus presentaciones y éste año no debía cambiar nada. Chanyeol siempre ha sido el encargado de esas organizaciones y aunque ya las había hecho en varias ocasiones, sentía que cada año debía dar aún más, aunque éste año sería distinto, tendría a JongIn como ayudante.