Arte |Ootori Kyoya|

La invasión de la administradora

-¡Sweet! -dije al mismo tiempo que en el juego, siendo sincera no tengo ni la menor idea de porqué lo sigo jugando.
Las clientas se habían marchado hace unos minutos y los demás miembros del club me veían atentos ¿acaso nunca han visto a alguien jugar Candy Crush? ¡Cielos! Ya ni siquiera se puede flojear en paz.

-Y bien... ¿Se les ofrece algo?

-Llevas dos días aquí y lo único qué haces es recostarte en ese sofá y ver tu celular ¿No deberías trabajar? -Kyoya fue quien tomó la palabra mientras me veía analíticamente. Si hubiese sido otra persona ya lo hubiese golpeado, lamentablemente tengo un trato con él.

-¿Cómo sabes que no he hecho nada, Stalker-San? -Pregunté levantando una ceja, luego me dirigí a los demás- Solo esperen a mañana y se llevarán una sorpresa.

-¡Ah! ¿Quieres ir a casa conmigo, Haruhi? -pregunté antes de abrir la puerta; todo el host me quedó mirando con confusión excepto por Tamaki, él me miraba con... ¿pánico?- Tengo que pasar a hacer unas cosas cerca de donde vives.

-¡Por supuesto que no! ¡Tsukiri corromperá a mi querida hija! ¡Dí algo, mamá!

-Está bien, Senpai -ignorando la escenita que montaba nuestro "querido" presidente ambas salimos de la sala de música. Ya ni siquiera puedes fugarte de clases sin que te consideren mala influencia.

-¿Qué asuntos tienes por aquí, Senpai?

-En realidad nada - me encogí de hombros, pero ante la mirada interrogante de Haruhi decidí aclararme- Solo me dieron ganas de molestar a Tamaki, debes admitir que verlo tan desesperado por cómo podría "corromperte" es gracioso. No me extrañaría que un día de estos nos siguiera.

Haruhi no dijo nada, pero sé que su silencio me daba la razón, en especial en la parte de Suoh siguiéndonos. Eso era muy realista.

Nos despedimos cuando faltaban cerca de tres cuadras para llegar a su casa. Yo tenía que ajustar los últimos detalles acerca del evento del día siguiente: El host en Kimonos.

...
-Tamaki-kun, ¿por qué eres tan hermoso? -dijo una de las clientas

-Porque así podré estar en tus ojos en todo momento...

¿Por qué me miras con lágrimas en los ojos, Tamaki-kun? -escuché a otra chica ¿really? ¿Lágrimas?

-Porque tu sonrisa es tan fresca que inunda la fuente de mi corazón -Ahí estaba Tamaki y su empalagosa actuación de príncipe.

-Ugh... que asco -dije desde mi escondite. Aún no era tiempo de salir.

Vi como sonaba la alerta de mensaje de todos los celulares de las clientas y los host. Esa era mi señal.

Acomodé mi kimono que era de color azul marino que se iba difuminando a medida que alcanzaba un diseño floral de un todo más claro en las mangas y la parte de abajo. El diseño fue recomendado por la señora Hitachiin, a palabras de ella "para resaltar tus ojos". Era bonito y mucho, pero no estaba acostumbrada a vestir así.
Tomé mi violín blanco y subí una pequeña tarima. Algunas personas ya estaban ahí, haciendo caso al mensaje que les envié: una imagen promocional para un evento del Host donde aparecíamos posando los gemelos y yo; también se prometía un concierto y una promoción especial para quienes asistieran.

Cerré los ojos y comencé a tocar; las primeras notas fueron lentas y el sonido llamó la atención en toda la sala, podía escuchar los pequeños murmullos de las clientas preguntando quién era; a medida de que la canción avanzaba era más rápida, pero sin llegar a desentonar con el ambiente de tranquilidad y tradición que había en la sala.
Después de un rato abrí los ojos, los chicos y Haruhi estaban ahí, menos los gemelos. Más allá, en la puerta, pude ver como más personas entraban, incluso chicos. Sonreí. El plan iba de maravilla.