El sol, la playa y el Host Club

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¿Se puede tener una charla de chicas con un chico?

Sé que pocas personas se lo han preguntado pero yo tengo la respuesta.
Sí. Definitivamente si.
Y yo tuve una muy, de verdad muy, larga charla de chicas con Suoh Tamaki.

Aunque sea difícil de creer, el rey del drama se tomó mi confesión de amor por su mejor amigo  con bastante seriedad, bueno, eso después de preguntarme si algo andaba mal con mi cabeza al enamorarme del demonio de Kyoya. No lo culpo por preguntar, hasta yo creía en la posibilidad de que algún problema psicológico causara mi "enamoramiento"; pero para fortuna o desgracia, como quiera llamarlo, sigo estando cuerda.

Rayos.

Desde la discusión con Ootori no he pasado más que el tiempo justo y necesario en el Host. No pienso disculparme. No hice nada.
Tamaki prometió aligerar el ambiente entre Kyoya y yo mientras estemos en el club y lo cumplió, pero eso es todo. Aunque él intentara hacer algo más, no hay nada que pueda hacer. Lo que hace es suficiente y le agradezco.

Y ahora heme aquí, en la playa privada del maldito Kyoya.

Quisiera golpear mi cabeza con una roca. ¿Por qué me dejé convén del rubio idiota?

Bueno, viéndolo a or el lado positivo hace tiempo que no iba al mar por diversión. La última vez que estuve en la playa fue por el rodaje de una serie.

-¿Por qué... por qué somos Host incluso en la playa? -dijo Haruhi lamentándose a mí lado.

-Porque el idiota de Kyoya en un explorador laboral y a nadie le interesa montar una huelga-respondí encogiéndome de hombros antes de ponerme mis auriculares.

-¿Haruhi-kun no vas a nadar?- eso fue lo último que escuché antes de que la primera canción sonara.

Creo que me dormí por un momento, porque para cuando volví a abrir los ojos Haruhi estaba rodeada de una tonelada de cangrejos y conchas traídos por el cuerpo de seguridad personal de los Ootori.
Este es el tipo de cosas que me hacen preguntarme por qué demonios me sigo juntando con este grupo de locos.

Cuando me acerqué a la conmoción pude escuchar una conversación interesante.
Kyoya ofrecía fotos de Haruhi como premio a quien descubriese lo que la asusta.

-Buen. Todos lo miembros participarán- dijo el estúpido cuatro ojos irrazonable.

Yo solo lo fulminé con la mirada y él se dio cuenta. No me iba a dejar incluir en ese tonto juego para molestar a Haruhi.
Así comenzaron los intentos, fallidos por cierto, por asustarla.

Lo sabía. Fue inútil venir a la playa. No tengo un humor lo suficientemente bueno para divertirme.

Pasé por la casa de playa de Ootori en donde nos quedaríamos hasta el día siguiente, solo tenía la idea de ir, ducharme y dormir hasta el día siguiente.

-Aunque solo son las cuatro...

Suspiré y seguí mi camino, o eso intenté.

Antes de darme cuenta estaba entre la pared del pasillo y ¿Kyoya? ¿Era eso un kabe-Don? No me lo esperaba y creo que esa sorpresa era evidente en mi rostro.

Kyoya me observó fijamente por unos segundos, lo sentía aunque había volteado mi rostro. Era una situación incómoda. Bien, primero me acorrala contra la pared y luego se queda callado ¿en serio? ¡Vamos! Esto es imposible de llevar.
Mi ojos pasaron desde su brazo derecho a la altura de mi cabeza, cerrándome el paso, hasta sus ojos. Fríos y penetrantes, así los ví. Estaba enojado.

Arte |Ootori Kyoya|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora