—¿Disculpa? —pregunto estupefacto— ¿Estás seguro? ¿Comprobaron los resultados?El joven médico asintió trémulo, para él también era una sorpresa que los resultados arrojaran parentesco con las víctimas de un homicidio cometido años atrás. Pero no cabía duda, había verificado más veces de lo requerido.
El oficial comprendió que no se trataba de un error casual, solo había una persona en todo el mundo que podía heredar ese ADN. Impasible tomó su radio y acerco a sus labios el aparato.
—Oficial Gordon a central —espero unos segundos hasta escuchar «central aquí»— Central encontramos un patrón de parentesco en la base de dato respecto al caso Dumas, necesito que localices a Alfred Pennyworth
—¿Pennyworth? —repitió con incredulidad la operadora— ¿La víctima era su hija?
—Negativo Central —se limitó a decir Gordon, de antemano sabiendo el impacto social que tendría los resultados que sostenía.
—¿Entonces, en nombre de dios, por qué...?
—Bueno —le interrumpió repentinamente irritado por su innecesario interrogatorio— al menos que mágicamente puedas localizar al príncipe de Gotica, te sugiero que llames al señor Pennyworth y a servicios sociales.
Un jadeo se escuchó del otro lado de la línea.
—¿Estas diciendo que...? —esta vez Gordon no tuvo que interrumpirle, callo por si misma no creyendo sus propias palabras.
—Es una Wayne —afirmó sin vacilación.
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Alfred miró sobre su hombro apreciando la hermosa estructura de la mansión Wayne, qué bella y solitaria se había vuelto. Esta sería la última vez que mirara aquel lugar antes de partir por dos semanas a Venecia.
Recorrió tranquilamente el último tramo hasta el Roy Royce, sin apuros, espero a que el chofer le abriera la portezuela. Justo cuando se disponía abordar escucho la voz del ama de llaves, bajaba las escaleras con urgencia, llamando su nombre con la misma angustia que reflejaba su rostro.
—Eliza —respondió tranquilamente— estoy seguro que he dejado instrucciones claras, pero si no es así, mis disculpas querida —estaba muy seguro de haberle dejado todas las llaves de la mansión en caso de que el joven Bruce decidiera volver de manera tan repentinamente como su desaparición—. No tengo duda que lo que sea sabrás resolverlo.
¿Que más podría ser? El último año había sido ciertamente desolador con la partida del último de los Wayne, pero ciertamente hacía años que se había establecido una monótona calma en la ancestral casa Wayne, aun cuando la terrible noche donde habían perecido Martha y Thomas Wayne se asomaba de vez en cuando sobre la rutinaria mansión, especialmente cuando a los medios locales se les ocurría rascar sobre una historia ya contada más allá de lo imposible.
Con un leve lamento en su corazón decidió que era tiempo de marcharse, no le agrada la idea de llegar tarde a su vuelo, demasiado papeleos como para presentarse a último minuto.
—S-señ-or —hablo con la garganta en un nudo— l-la... c-comísaria acaba de llamar —dio un hondo respiro— lo solicitan en la estación.
Se detuvo sobre sus pasos, no esperaba oír eso en lo absoluto, sintió como si alguien le golpeara en la boca del estomago. Ni por un minuto consideró ante la repentina desaparición de Bruce que a esté podría haberle pasado algo de gravedad, era un muchacho astuto, algo arrogante, pero no estúpido. Su corazón se agitó, era un dejá vu, pero a diferencia de aquella noche, hoy a penas era de mañana. Y sin embargo no pudo evitar el mismo sentimiento de mal presagio que había experimentado con aquella llamada telefónica de antaño.
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Cuando Nuestros Caminos Se Crucen § Hija Bruce Wayne
FanfictionA un año de la desaparición de Bruce, Alfred recibe noticias inesperadas. Una vez más el viejo mayordomo tendrá que cuidar de un Wayne, Sarah, la desconocida primogénita del príncipe de Gotica. Historia ambientada en la Trilogía de Nolan