Capítulo 14

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Karol yacía de espaldas a él. Medio dormida, aceptando las caricias que le daban sus dedos. Después de hacer el amor estaban más cariñosos. Sobre todo él.

Sintió sus besos en el hombro. Se giró y le plantó un beso en la boca. Él lo aceptó gratamente.

- Este sitio es fantástico. - Miró de reojo la casa. Estaban iluminados por el fuego de la chimenea. Sus pieles desnudas parecían ahora más doradas. Se incorporó para colocar la mitad de su cuerpo encima del torso de Ruggero.

- Sabía que te gustaría. - la miró un poco des de su altura y jugueteó con su cabello.

- Debo contarte algo.

- ¿Más aún? Solo falta que metas a tu ex en casa. - Ruggero rió.

- Para nada. - dijo algo molesta. - Debo irme durante un par de semanas... el centro médico nos ha mandado a mí y a un grupo de enfermeras y doctoras, que están haciendo un cursillo, hacia a Nueva York, debemos pasar unas prácticas... ya me han alquilado un piso y todo donde estaremos allí yo y las demás chicas... - acarició su mejilla, una áspera pero fina capa de barba de madrugada le irritó un poco la piel, pero ese tacto, sensual, le gustaba al despertar. - Te echaré de menos Ruggero... pero prométeme que no vas a portarte mal. - él la miró extrañado. - Vamos, sabes a lo que me refiero... solo quiero que sepas que confío en ti... plenamente... no me decepciones.

Él asintió, aun que con un interrogante en mente, por lo que Karol había querido decir.

- Y a propósito. - Volvió a sonreírle. Ruggero dejó pasar lo anterior. - Feliz Navidad.

- Oh, cierto... con todo esto se me había olvidado que estamos a día veinticinco. - le pellizco suavemente una de sus mejillas.

- Feliz Navidad mi amor. - Ruggero se levantó y buscó algo entre las maletas aún semi desechas.

- ¿Qué has cogido? - dijo Karol levantándose de la cama y dejándose ver, igual que él, totalmente desnuda. Ruggero escondió algo a sus espaldas.

- Nada. - dijo sonriendo.

- ¿Te crees que me mamo el dedo? - Ruggero la miró picara.

- El dedo no... - Karol se puso colorada.

- Bueno... ya me has entendido... ¿Qué escondes? - intentó verlo, pero Ruggero la esquivaba.

- Ei, quieta. Te lo daré esta noche. - le sonrió. - supongo que te gustará.

Karol se puso su albornoz rosa y Ruggero hizo lo mismo con el suyo azul. Lo abrazó.

- Cualquier cosa que sea tuya me gustará. - y le cogió lo que tenía detrás de la espalda, entre las manos.

- ¡Eh! - dijo Ruggero, riendo. - devuélvemelo, anda...

Karol sacudió suavemente el paquete envuelto en un papel de regalo rosa eléctrico, con un lazo negro. No era muy grande.

- ¿Si no, qué?

- Ya no será una sorpresa... - tendió la mano para que le diera el paquete.

Pero Karol se escapó, hacia a fuera. Se levantó el albornoz, porque con él era un poco más complicado de correr. Y salió de la casa. Ruggero la persiguió. Jugando, de nuevo, como dos niños. A buscarse, a encontrarse, a amarse. Le daba ventaja a Karol, que se metió descalza en el próximo bosque. Él la alcanzó, rodeándola totalmente de la cintura.

- Te pillé, pequeño monstruito. - la abrazó y le quitó el regalo, guardándoselo en el bolsillo del albornoz. - mira donde estamos, y de qué manera.

Protégeme Amándome #2T |Hot/Ruggarol|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora