"La gente no tiene idea de hasta qué punto es arrastrada
por el miedo. Este miedo no es fácilmente definible.
Hay momentos en que este miedo se vuelve casi una obsesión."George Gurdjieff
Me costó trabajo, es la verdad. No podía conmigo mismo, con la culpa y la vergüenza. Pero decidí que no dejaría que eso siguiera haciéndome daño, ¿entienden? El motivo de este texto es para ese, que vean lo que me orilló a hacer su trabajo. Cosa que no me arrepiento, por fin me siento en paz, y eso es lo mejor que me ha pasado desde la secundaria. Desde antes de saber qué se podía hacer con mi cuerpo...
Me mudé a ese hotel hace un mes, y dirán: ¿Cómo es posible que en un mes haya degradado tanto su cordura? Bueno, la respuesta a eso es: quizá yo ya venía mal. Es como cuando un paciente de cáncer llega a un lugar para fumadores y consume una cajetilla de cigarros diaria hasta que muere. No muere por el acto de fumar, per se, muere porque ya estaba enfermo antes de. No obstante, el paciente moribundo tiene síntomas que te gritan en la cara la naturaleza de la condición. Un enfermo como yo, no los tiene. He dicho que me mudé a tal sitio y hace cuanto, pero no dije como es este o la razón de irme a tal lugar. Empezaré con lo primero:
Siempre me fue mal en mis relaciones. No es que yo sea del todo malo (bueno, la verdad sí) ¿?, sino que también los "modelos" que llego a buscar son tóxicos para mi personalidad. Son ese cigarro barato que no te cuesta conseguir, pero que te das cuenta que cada que lo fumas te duele el pulmón y la garganta. Bien, en una de mis tantas desventuras amorosas conocí a alguien que era lo contrario de mi modelo anterior. La traté y todo estuvo bien hasta que él regresó... Se preguntarán: ¿Quién es él? Bueno, una pregunta a la vez.
Cuando él volvió a aparecer, yo no tuve más remedio que huir. Espero ella se encuentre bien, no sé nada de su paradero actual y es mejor así. Cuando estás muy cerca de radiación, te vuelves radioactivo. Hui a un hotel de mala muerte, que en realidad era una vecindad muy antigua, con olor a humedad, paredes agrietadas, ratas en el patio y baños sin agua caliente. Las camas tenían chinches que te escalaban una vez notaban el olor a tu sangre, o escuchaban tu corriente sanguínea. No sé cómo funcionasen sus sentidos, solo sé cómo funcionaban los de él...
Mi cuarto estaba en un pasillo estrecho que daba a un patio externo. Del otro lado de mi puerta, había otra puerta. Frente a frente parecía que se veían. Ahí vivía él. Cuando escapé lo hice con la intención de dejarlo atrás, no me di cuenta que ya me estaba esperando. ¡Debí suponerlo! Pero no lo hice, soy un idiota. Cuando lo vi por primera vez, no lo reconocí. Fue hasta después de una semana cuando todo hizo clic, y en las otras dos estuve pensando en un plan.
Cuando me mudé, ese mismo día, se presentó en mi habitación. Tocó la puerta, naturalmente abrí. Estaba ahí, se presentó como Antonio y me invitó cervezas. Les diré algo; cuando crecemos parece ser que olvidamos los consejos que nuestros padres nos daban hasta el cansancio. Cuando yo era niño, secuestraron a un compañero de primaria cuyo rostro ni siquiera recuerdo. Pero mi madre me estuvo dice y dice durante todo lo que restó de curso escolar que fuera un buen niño, que no hablara con desconocidos ni les aceptara nada. Yo no lo hacía, ella tenía razón, podrían hacerme algo. Sin embargo, no recordé eso cuando Antonio, de pie ante mi puerta, me dijo que me invitaba unas cervezas. La razón es simple y directa: soy alcohólico. El licor se mezcló en mi sangre desde los quince años, y ahora, veinte años después, no puedo dejar de tomarlo. Si el de mi puerta hubiera sido un hombre lobo con una botella del vino más barato, yo le hubiera abierto completamente aun sabiendo que después me desgarraría los intestinos. Así que, bueno, le ofrecí pasar, nos tomamos esas cervezas, fuimos por más y ahí comenzó todo. Me dijo que le gustaba cierto tipo de música que a mí también, y platicamos sobre ello, a pesar de ser dos hombres adultos y no adolescentes, me di cuenta que ninguno de los dos sabía socializar. Éramos dos almas solitarias, en nuestros ojos compartíamos un vacío. Me dejó en mi cuarto, se fue al suyo. Al día siguiente tenía un montón de resaca, él parecía bien, pero me invitó una cerveza para que me repusiera. Créanme que no se si esto sea psicológico, porque la resaca fue mucho más pasable después de tomarme un par. En fin, noté que su interés sobre mí crecía. Ya no solo me llevaba de tomar, también de comer y bueno... me pidió las llaves del cuarto. Se las di, pero yo sabía que estaba en terreno pantanoso. No sé si entiendan, pero lo explicaré: Había algo que yo llenaba en él, ese sentimiento de proveer. Mientras no se diera para más, estaba dispuesto a ser mantenido por un tipo extraño que no tenía ni cinco días que lo había conocido. Mis dotes para manipular a las personas siempre fueron altos. Sin embargo, hubo algo malo, y con esto que les contaré, estoy respondiendo a la tercera cuestión.
![](https://img.wattpad.com/cover/127558270-288-k467281.jpg)
ESTÁS LEYENDO
La Hora Marcada (Ya disponible en Amazon)
HororLos cuentos de miedo debieron haber nacido cuando nos pudimos comunicar, en alguna caverna de seres atónitos ante los milagros que la naturaleza ofrecía y a los cuales no se les podía encontrar explicación. Más tarde, las diferentes culturas crearo...