Observando la vida

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Para el, observar la vida era como observar el cielo estrellado, siempre brillaba sin importar que, incluso si la estrellas parecían pequeñas la realidad era que solo las percibía así por la distancia, porque en realidad eran enormes. Si, la vida era lo mismo, no importaba lo pequeño y frágil que se viera un ser humano al nacer, este podía convertirse en una persona que pudiera cambiar el mundo a través de sus ideas y sus actos.

La vida de los seres humanos era maravillosa.

Por eso el había tratado de protegerla, había tratado de comprenderla, había tratado de respetarla. Sin embargo lo único que logro fue perder a personas importantes para el... compañeros, amigos, a la única mujer que lo amo incondicionalmente... y a su hijo.

Desde que se fusiono con el Illah, se preguntaba continuamente cual fue el momento exacto en que se equivocó... ¿fue al hablar con Ugo? ¿Fue al tratar de huir de su padre? ¿Fue cuando confío en Arba?

No lo sabía.

Ahora lo único que le quedaba era tratar de velar por la creación que su querido amigo Ugo había creado. Era difícil, o más bien complicado, él no era el único que se vigilaba ese nuevo mundo... David, su padre también lo hacía. Y por más que odiara admitirlo, sabía exactamente porque... después de todo, los dos eran iguales, los dos querían obtener todo el conocimiento que pudieran. Pero aun así estaba seguro de que David tenía más en mente y le daba vergüenza admitir que no podía detenerlo.

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El rukh siempre le había fascinado, a través de él podía saber lo que pasaba en otros mundos, adquiría cada vez más y más conocimiento. Le hubiese gustado haber podido contactar a través de el a Ugo, pero era imposible, aun no era el momento, el contacto con el podría alterar la reglas que rigen ese mundo que su amigo creo y lo único que causaría serian desajustes y provocaría catástrofes.

Sin embargo él ya estaba enterado acerca de lo que pasaba, parecía que a diferencia de él, David si había hecho sus movimientos, igualmente Arba.

Era en momentos como esos en los que se sentía realmente impotente a pesar del poder y conocimientos que había adquirido.

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Por sorprendente que sonara, el ya no recordaba como sonaba su voz, durante los miles de años que habían pasado desde que se enfrentó a Arba, no se volvió a ver en la necesidad de emitir sonido alguno, la razón era sencilla: él estaba completamente solo, no había nadie a quien hablar, a quien dirigirse, ni siquiera a quien mirar directamente.

O eso se suponía.

Sin embargo estaba seguro de que lo que estaba enfrente de él era una persona.

Parecía inconsciente y solo parecía flotar en la gran inmensidad que era esa pequeña dimensión en la que habitaba.

Se acercó a esa persona para observarlo mejor... su cabello era rubio, su piel era clara... era un chico, y si su vista no le fallaba, era probablemente muy joven... talvez 15 o 16 años... al observar sus ropas se le hicieron un poco familiares, eran un poco parecidas a las que ellos ocupaban en Alma Torán.

No supo cuánto tiempo se quedó observando al muchacho, en realidad el tiempo era relativo para él y lo que quería era saber cómo había llegado el chico a ese lugar.

Por primera vez en mucho tiempo, abrió sus labios para emitir sonido...

-Chico ¿estás bien? – dijo mientras que acercaba su mano al rostro del visitante. Sin embargo este no parecía reaccionar – Oye – dijo nuevamente esta vez zarandeándolo suavemente

Esta vez el rubio estaba reaccionando, abrió lentamente sus ojos confundido.

-... ¿Dónde...?

- Vaya, en realidad pensé que ya estabas muerto –

El chico enfoco más su mirada y enfoco a la persona que parecía le había despertado.

-... tu... eres... - parecía que todavía no estaba en sus cinco sentido.

El otro suspiro – Soy yo quien debería de hacer las preguntas ¿no crees?

Por fin el más joven despertó de su letargo y comenzó a voltear asustado en todas direcciones.

-¿Dónde estoy? ¿Cómo llegue aquí? ¡Se supone que yo estaba peleando contra Hakuryuu!– decía el chico con pánico, sin embargo se detuvo al prestarlo atención a quien lo había recibido. Su expresión se volvió atónita y las palabras ya no salían de su garganta.

El otro pudo ver la mirada de asombro del muchacho, para después volver a desmayarse. Podía dejar que vagara en esa pequeña dimensión, pero había pasado mucho tiempo desde que tuvo contacto con alguien, por lo que esta vez tomo al joven en sus brazos y se sentó manteniendo al chico inconsciente. No sabía cómo había llegado el otro con él, pero si estaba ahí, significaba que también tenía tiempo de sobra...

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Ya no recordaba cuando fue la última vez que durmió, en realidad ese era un dato irrelevante, pero ahora miraba con verdadero interés al chico en sus brazos que seguía dormido.

Los leves movimientos del muchacho, le indicaron que pronto despertaría, aun así lo siguió manteniendo con él. El chico abrió sus ojos miel observándolo directamente. Antes de que el chico dijera cualquier cosa, él se adelantó.

-Tu nombre

-¿eh?

-Dime tu nombre

El joven se veía indeciso, (también parecía no notar la posición en la que lo tenían)

-... Ali... Alibaba.... – el chico lo veo ahora con un extraño tinte de desconfianza – y... tu ¿Cómo te llamas?

El otro lo observo detenidamente y le respondió mirándolo a los ojos

-Mi nombre es Solomón.

Solomón vio como el chico (ahora identificado como Alibaba) parecía no creer lo que había dicho, y estiro sus manos hacia su rostro como si quisiera confirmar que era real.

-No puedo creerlo – dijo casi en un susurro Alibaba

-Bueno... créeme que tu estancia aquí no es normal tampoco – le respondió Solomón.

Esas palabras parecieron accionar algún interruptor en el más joven ya que se levantó de golpe zafándose de los brazos del otro.

-yo ¿Dónde estoy? – dijo el chico nuevamente asustado.

-Estas en una delimitada dimensión en la que puedes observar el flujo del rukh y su interacción con las otras dimensiones

Alibaba lo volteo a ver a los ojos y Solomón al verlo noto que pequeñas lagrimas se comenzaban a formar en sus ojos.

-¿estoy muerto? – le pregunto al mayor.

El otro se sorprendió por la pregunta, al observarlo detenidamente se dio cuenta que ese chico no estaba en ese lugar con su cuerpo físico, era una conciencia, pero parece ser que al llegar a esa dimensión en donde el rukh fluye constantemente, su misma conciencia pudo definir su imagen.

-Eso depende de lo que entiendas tu por muerte – le respondió a Alibaba – para mí, en este mismo instante, estas vivo.

Si, estaba vivo, su conciencia de alguna manera llego a ese lugar.

Probablemente se tratara del destino

Lo único que sabía por el momento era que tenía que seguir hablando con el chico.

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Un pequeño mundo para tiWhere stories live. Discover now