Juego De Celos [KarmaGisa/RioKae]

Capítulo 17: ||Conquista||

—Kaede ¿aún puedo conquistarte? —cuestionó. Iban de camino a casa.

—No Rio, no quiero por ahora. Quiero descansar del tema del amor por un tiempo —suspiró cansada.

—Hm —pensó por unos segundos—, entiendo. Oh, es cierto, tú me debías un beso —sonrió burlona.

—No, Rio, ahora no —negó de igual forma con su cabeza—. Estoy tratando de olvidar a Nagisa y que me beses ahora no ayudaría.

—Claro que sí —la tomó de la mano—. Puedo ayudarte a superarlo.

—¡No! —gritó y apartó bruscamente su mano. Apresuró el paso dejando a la rubia bastante centímetros atrás.

Rio bajó la mirada. Se dio una palmada en la frente mientras se repetía mentalmente el error que acababa de cometer.

Lo mejor que podía hacer por la chica sería apoyarla y darle sabios consejos, pero no, se aprovechaba de la situación y terminaba de romper el corazón —algo ya roto— de Kaede.

Sin pensarlo dos veces, corrió tras ella. La había alcanzado. Así que la tomó del hombro y ella se giró.

—¡Aléjate de mí, Rio! —la empujó por el pecho.

Eso le dolió un poco, que Kaede tratara de apartarla. Pero lo merecía.

—Yo solo quería disculparme contigo, he sido una completa estúpida —Sin estar muy consciente, empezó a llorar—. Lo único que he hecho es lastimarte —sollozó.

—Ah, Rio —llevó una de sus manos a los claros cabellos de la contraria—. No te sientas mal, no es tu culpa. De ser por mí, dejaría que continuaras tu conquista. Pero aún no estoy lista y menos si sigues siendo tan egoísta.

La rubia secó un poco sus lágrimas y se lanzó a los brazos de la chica. Abrazándola de manera fuerte.

Kaede se sorprendió al principio para terminar correspondiendo con una sonrisa. De una extraña manera, su corazón empezaba a latir fuerte ¿y por qué negarlo? Le gustaba mucho el abrazo.

—Cambiaré todo eso ya que no quiero perderte. Lo prometo —aseguró. Su llanto había acabado.

Kaede acariciaba sus cabellos con dulzura.

—Espero que cumplas lo que dices. No quiero que sigas alejándome con esa actitud, ni mucho menos lastimarte a ti misma.

—Sí, lo haré —se separó y le brindó una sonrisa que, en definitiva, aseguraba en parte lo que había dicho—. ¿Puedo seguir acompañándote a tu casa? —cuestionó.

Kaede terminó aceptando y ambas continuaron con su camino.

•••

Estaba pasando por aquel parque —solo—. En aquel parque donde muchas cosas habían sucedido. Muchos recuerdos.

Una sonrisa estúpida surcó sus labios. Prácticamente ese parque fue el lugar donde todo comenzó.
Se sentó en una banca del lugar mientras observaba el paisaje que lo rodeaba. Ahora que lo pensaba... ¿sería prudente conquistar a Nagisa? Pues, ya no hay razones para no hacerlo.

Concluía que si realmente lo amaba, debía demostrárselo y no rendirse sin hacer nada antes.

Sí, en definitiva conquistaría a Nagisa. Pero tenía cierta duda que resolver antes...

Al final Kaede ya lo sabía todo gracias a Rio.

Tomó su teléfono y marcó el número de la peli-verde. Tras un par de tonos, contestó.

—¿Karma? Hola.

—¡Hola, Karma! —En el fondo se escuchaba la voz de Rio.

—Hm, Hola —se acomodó mejor para proseguir—. Kaede, yo quería hablar algo contigo.

—Claro, dime, Karma.

—¿Rio está escuchando?

—Ehh...

—¡Sí! —gritó la rubia. Se escuchaba algo alejada.

—¿Podemos hablar a solas? —pidió molesto.

—Claro, claro. Rio, ya vuelvo —se podía oír cómo Kaede salía del lugar donde estaba para entrar a otro—. Listo, ya estoy sola.

Karma tomó aire para comenzar. Estaba asustado por lo que diría:—. Yo, quiero conquistar a Nagisa.

Silencio, es lo que hubo tras decir eso. La chica no decía nada, no podía verla, pero ya sabría cuál sería su reacción.

Un sollozo se escuchaba al otro lado de la línea. Se sentía arrepentido.

—¿Ka-Kaede? —llamó con voz temblorosa.

—Lo-Lo siento, Karma —trataba de sonar feliz, pero no parecía mucho—. Es que yo aún amo a Nagisa y me dolería verlo con alguien más. Pero no me importaría si ese alguien eres tú. Te considero cómo un buen amigo y sé que podrás darle ese algo que yo no le di a Nagisa —rió amargamente.

Karma sonrió. Cuánto daría por estar allí con ella y poder consolarla.

—Muchas gracias, Kaede y lamento que tengas que pasar por este dolor.

—No, no, no —rió—. Es parte del amor y no todo dura para siempre.

—Es cierto. Te prometo que te compensaré todo esto algún día.

—Karma, no es necesario realmente.

—Lo haré quieras o no.

—Bien —rió—. Hablamos después, yo ya tengo que irme. Adiós.

—Adiós.

Se sentía feliz de poder aprovechar finalmente su oportunidad, pero mal por lastimar a su amiga tratando de reemplazar el lugar que una vez ella ocupó.