Hannah Collins.
Hoy y en el resto del fin de semana no he podido concentrarme bien por culpa de las palabras de Eyden. ¿Qué pasó en la fiesta? Les he preguntado a las chicas sobre la fiesta, pero ninguna me ha contado algún suceso indebido por mi parte.
Se me hace raro no haber visto a los chicos hoy, aunque tampoco he ido a la cafetería, no estoy aún muy preparada para volver a ver a Zac. Por eso he decidido quedarme en la biblioteca adelantando deberes.
Me dirijo a mi casillero para recoger mis cosas e irme a casa, hasta que un cuerpo se interpone en mi camino haciendo que frene de golpe, lo miro a los ojos y me topo con esos ojos castaños. Pego un pequeño brinco y Eyden comienza a reír.
—¿Dónde vas? Tú y yo tenemos que hablar, ¿recuerdas?—Me has asustado. Lo sé, pero no os he encontrado a ninguno —me cruzo de brazos.
—Teníamos una reunión con el entrenador. ¿Te parece bien que esta noche nos veamos? Tengo que irme ahora y luego tengo entrenamiento. Al salir puedo pasar por tu casa.
—Si no vienes muy tarde si puedo, avísame al móvil.
—Claro, nos vemos luego.
Me dirijo también a la puerta y veo a las chicas. Le pido a Maddy que me lleve a casa, esto de depender de alguien no me gusta mucho.
Al llegar a casa veo que no hay nadie, Nancy me ha preparado comida, muchos dirán que lo mejor es estar solo, pero de pequeña pasaba mucho tiempo con ellos y no me gusta nada estar sola. Al terminar de comer subo a mi habitación para hacer deberes y adelantar cosas. Mañana volvemos con los ensayos de porristas y tengo muchas ideas que espero que les gusten. También el consejo de estudiantes ha pensado en hacer un baile y tengo que proponer una temática.Cuantas más cosas haga más tiempo ocupo, así no paso tanto tiempo sola en casa. Al acabar los deberes miro la hora y aún es pronto. Justo recibo un mensaje de Jessica diciendo que ha ido a comprar al centro comercial y si nos tomamos un café. Enseguida le aviso que cuente conmigo y aviso a Oliver.
Al llegar me dirijo a nuestra cafetería de siempre y le aviso que he llegado, ella me comenta que está en la cola de una tienda y que no tardará. Mientras tanto me aproximo al mostrador y el dependiente justamente está de espaldas.
—Perdona —lo llamo.
—Oh, lo siento. ¿Qué desea pedir? —se disculpa—. ¿Hannah?
Matias, quién iba a decirme que lo volvería a ver y no es una fiesta.
—Hola ¿Desde cuándo trabajas aquí? —le pregunto sonriente.
—Desde ayer. ¿Cómo estás?
—Muy bien y ¿tú? —Apoyo mis manos en el mostrador.
—Muy bien también. ¿Qué vas a pedir?
—Oh cierto, que despiste —me sonrojo y miro detrás, había cola.
—Quiero una mocha chocolate y un caramel macchiato.
—De acuerdo, ¿algo más?
—No, solo eso. ¿Cuánto es? —sonrío.
—Corre por cuenta de la casa —me guiña un ojo.
—Pero...
—Nada de peros, ya me invitarás tú a un café cuando quedemos —hace un hincapié.
¿Cuándo quedemos? Que forma tan sutil de... ¿pedirme una cita? Cojo los dos cafés mientras le doy las gracias y me despido.
Me siento en uno de los sofás y a los minutos veo entrar a Jessica. Le digo que ya he pedido por las dos y se disculpa por tardar. Pasamos la tarde hablando y riéndonos, sobre todo cuando Jessica me ha dicho que en mi café había un número de teléfono escrito, claramente obra de Matías. Antes de irme me guardo el número y me despido de él a lo lejos. Jessica me acerca a casa y le agradezco por avisarme de ir a tomar algo.
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Desde el primer momento
Teen FictionHannah Collins, una joven rica de la zona Hiffield, uno de los barrios más ricos de Nueva York. Hija de los dueños de varias multinacionales y la chica más popular de su instituto. Su tez blanca, el azul profundo y cristalino de sus ojos y su sonris...