<<Más vale que no avises a tus padres>>
<<O te arrepentirás Hannah Collins>>
En ese momento entro en registro de llamadas, el primero en el que pienso es en Eyden, a lo que niego con la cabeza. Llamo 3 veces a Connor y no contesta al teléfono. Si llamo a las chicas para venir a estas horas, sus padres harán preguntas. Tampoco quiero llamar a los de seguridad porque hablarían con mis padres. Pienso en mirar que cada puerta y ventana están cerradas y por el miedo, mi cuerpo no se mueve. No sabía si hacer lo que me pedía o pedir ayuda igualmente, nunca me había pasado algo parecido. Empiezo a ponerme más nerviosa y mi móvil tiembla por culpa de mis manos. Seguidamente aparece una llamada entrante de Adam.
—Hola, ¿puedes hablar? —Hablamos a la vez.
—¿Adam? —titubeo mientras pongo el altavoz y alejo el móvil.
—¿Está todo bien? — dudo que responderle. Si pasaba cualquier cosa, solo tenía esta oportunidad.
—Acabo de recibir un mensaje con una foto mía, no sé qué hacer y estoy muy asustada. He llamado a Connor y no me contesta —digo muy rápido y siento como salen lágrimas de mis ojos. Sigo estando de perfil a la ventana, por si esa persona seguía observando.
—¿Cómo que una foto tuya? No te preocupes, estoy de camino al coche. Nos vemos ahora —dice y cuelga al momento.
Me quedo en el comedor sin moverme de la silla. He mirado una vez hacia la ventana, pero no he visto a nadie. Después de unos minutos recibo un mensaje de Adam.
<<Estoy fuera>>
Sin pensarlo corro hacia la puerta para abrir. Adam estaba con una sudadera y unos pantalones cortos, aunque fuera de noche se veía su cabello negro mojado. Al verlo lo abrazo instantáneamente.
—Tranquila, estoy aquí —me abraza.
Le hago pasar al salón donde me encontraba hace un momento y le cuento lo sucedido.—Debes decírselo a tus padres —a lo que yo niego con la cabeza.
—Se supone que esta zona es segura. Tenéis vigilancia a la entrada del barrio y hay vigilantes, ¿cómo ha podido colarse?
—No lo sé, estoy muy asustada —digo mientras agacho la cabeza y muevo las manos muy nerviosa.
—No te preocupes, lo primero es mirar las alarmas. Tienes el mismo sistema que tengo yo. La pantalla te dirá si hay alguna ventana o puerta al exterior abierta —me dice mientras revisa que todo esté correcto.
—Todo está listo, estás segura —sonríe.
—Muchas gracias, no sabía si llamar a uno de los vigilantes, las manos me temblaban y la verdad que has sido muy oportuno.
—La verdad es que tenía dudas si escribirte o llamarte, quería invitarte a tomar algo este fin de semana —se rasca la nuca—. Igualmente, ahora tienes que descansar, ya mañana podemos hablar de ello.
—No quiero quedarme sola esta noche —digo mirando la ventana.
—¿Quieres que me quede un poco? —pregunta.
—¿Debería ir a casa de una amiga? Aunque dudo que estén despiertas a estas horas —empiezo a caminar—. ¿O pasar la noche en un hotel? Esta noche no quiero dormir aquí, mañana hablaré con los vigilantes para que estén atentos a mi casa y ya veré que me invento.
—Sé que suena un poco lanzado y seguramente vaya a darte una mala imagen de mí. —dice algo nervioso—. Puedes venir a mi casa, solo si quieres claro. Tenemos más habitaciones y prometo que allí vas a estar tan segura como si fueras a casa de Connor, por ejemplo.
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Desde el primer momento
Teen FictionHannah Collins, una joven rica de la zona Hiffield, uno de los barrios más ricos de Nueva York. Hija de los dueños de varias multinacionales y la chica más popular de su instituto. Su tez blanca, el azul profundo y cristalino de sus ojos y su sonris...