La vida es tan corta y nos damos cuenta cuando una persona cercana muere. Solo de pensar que un día estas y al otro no, da un poco de miedo. Por eso siempre hay que vivir como es debido y sonreír todo el tiempo que puedas. Mirar como bajaban esa caja de madera y rellenar el agujero, pensar que todos acabamos allí en algún momento me hace pensar en que venimos hacer en la tierra, nacer, crecer, casarse, formar una familia, luego llega la vejez y la muerte, ¿pero qué pasa con los que no llegan ni a la adolescencia? ¿Cumplieron su misión? O qué? Muchas preguntas y pocas respuestas.
-¿Recuerdas cuando nos contaba cuantos se había ligado en una semana?- preguntó Richard con una sonrisa, mientras se notaba como se destruía por dentro.
-Siempre tenía un crush nuevo-dije sonriendo mientras miraba como cada persona que habían asistido al entierro se alejaban.
-Nunca tuve el valor de confesar lo que sentía por ella. Tenía miedo de ser rechazado pero veo que es más doloroso no poder decirle cuanto amas a esa persona-
-Ella lo sabía. Ambos fueron unos tontos al no hablar lo que sentían -dije-¿acaso no te diste cuenta de sus miradas?-pregunte mientras me alejaba.
-No. Siempre pensé que era cariño de amigo o hermano, así es que ella me decía ¿cómo imaginar que todo iba más allá que solo cariño?-pregunto siguiéndome el paso-bueno ahora lo sabes-dije
-Si. Ahora es tarde -bajó la mirada mientras en sus ojos se observaba una profunda tristeza-. Gracias a Dios, ya encontraron al asesino, le dieron cuarenta años de prisión y....-sonó su teléfono- Un momento- respondió mientras nos montábamos en mi carro- ¿Diga? si un momento ya se la paso subdirector-dijo entregándome el teléfono.
-Buenos días, dígame-conteste
-Señorita Esquivel estuve llamando a su teléfono, diríjase a la clínica. Se le dará información de los nuevos pacientes que comenzara a atender a partir de mañana-dijo y colgó
-No le enseñaron modales! Este cabrón me sacara canas ¡Nunca he escuchado un hola o una palabra de cortesía!- exclame mientras ponía a andar el auto
-Te acompaño. Le daré una vuelta a Mary.
Llegamos y me dirijo a la oficina. Golpeo la puerta y paso. Lo que vi debería de impresionarme pero no fue así, que asco me da ver a la víbora encima de ese viejo da mucho de que pensar.
-¡Ah! ¡Vaya! Veo que se están divirtiendo mucho- se sobresaltan con mi voz y se voltean bruscamente. El subdirector se pone de pie en un brinco apartando a Leyla, la cual me mira muy cínicamente mientras se acomoda la ropa mientras caminaba hacia la puerta.
-En serio que tu apodo te queda bien- finjo estar sorprendida y añado mientras suelto un suspiro- yo que tenía esperanza en ti- Me mira con enojo sale lanzando la puerta.
-Señorita Esquivel no pu...-levanto la mano en modo de silencio.
-Esto no es asunto mío, tranquilo que no le diré nada a su jefa. No pensé que usted caería en eso Subdirector-lo miro con cara inexpresiva- ¿Cuáles serán mis pacientes?-pregunto
-Estos de aquí-Dijo pasándome una carpeta- Ahora no serán tres sino seis. Se que son muchos pero ya llevas muchos años trabajando aquí. Debido a la lamentable muerte de Evelyn se están incluyendo sus pacientes. Hay uno en especial con el que tienes que tener mucho cuidado ya que es muy agresivo y su tratamiento es un poco diferente-dijo señalando el nombre del paciente.
Leo en voz alta- Alessandro Martini-miro al subdirector y este se sienta-¿eso es todo?-pregunto-
-Si.
-Entonces me retiro.
Salí de la oficina del subdirector y fui directo a visitar a la señora Mary, al entrar a la habitación escucho risas y lo que vi no fue nada normal. Anthony tenia la camisa hasta arriba y en su abdomen se había pintado una cara con marcador y simulaba que estaba hablando y hacia poses muy graciosas mientras la señora Mary se limpiaba las lágrimas producto de tanto reírse.
Carraspeo para que noten mi presencia y Anthony se voltea, tropieza con uno de los tantos cuadros y cae.
-¡Dina! Ahhh ¿cuando llegaste?- pregunta Anthony muy sonrojado.
-Hace un segundo- digo mordiéndome la lengua para contener la risa.
-¿Viste todo?-pregunta con vergüenza reflejado en su rostro
-Bueno, depende si a todo se refiere a esos movimientos gelatinosos- digo e imito el baile- oh! Las caras de pato que hiciste- suelto una carcajada y la señora Mary me acompaña.
Anthony se levanta y se pasa las manos por el cabello mientras me mira- bueno por lo menos las hice reír – se carcajea y se acerca a darme un abrazo.
Anthony fue unos de mis primeros amigos que hice al entrar en este trabajo y es uno de los que hacen que mis días aquí sean mas divertidos. Siempre con esa sonrisa tan perfecta y unos ojos miel que enamorarían a cualquiera, ¡claro! a cualquiera que no sea yo, siempre me pregunto porque no he caído en ese popular hechizo Anthony ojazos, que conste que no lo invente yo.
-Siempre tan torpe muchacho ¿no te has hecho daño?- preguntó con cara de preocupación la señora Mary.
-No Mary, solo fue una caída tonta porque lo guapo no me deja estar de pie- dijo moviendo sus cejas. Mary siguió riéndose
-De verdad que no tienes remedio- dije mirándolo burlonamente- bueno me retiro, solo vine a ver como estaba Señora Mary pero veo que tiene una buena compañía.
-gracias por la visita cariño, toma esas galletas y llévaselas a Dylan y dale mis saludos- dijo señalándome la cajita de plástico.
-Esta bien Señora Mary-me acerco a la puerta y al abrirla Anthony me detiene.
-¿Quieres que te lleve?- me pregunta mientras recoge unas cosas de la mesa- ya voy de salida.
-No gracias, no te preocupes, traje el auto.
-Esta bien, entonces te acompaño a la salida- terminó de agarrar sus cosas y se despidió de Mary con un beso en la mejilla- chao bombón.
-Hasta el lunes. Recuerden Portarse bien!- dijo con una sonrisa.
-Adiós- cerramos la puerta y nos encaminamos a la salida en donde se encontraba Richard hablando con alguien a través de la ventanilla de un automóvil y la persona le hizo entrega de un paquete. Al vernos se apartó y el automóvil arranco, al llegar donde estaba se notaba un poco nervioso y trataba de esconder lo que aquella persona le dio y lo metió en otra bolsa.
-Pensé que ya te habías ido porque no te vi en la habitación de Mary-le pregunte mientras abría la puerta del auto y me despedía de Anthony.
-Ven te doy el aventón hasta tu casa.
Esta bien, gracias - dijo y subió al auto dejando la bolsa a un lado. Arranqué y me dirigí a la avenida donde había una tranca enorme por un accidente, di la vuelta a la manzana, para llegar a la casa de Richard. En el trayecto estuvo sumido en sus pensamientos y el silencio era incómodo lo atribuí por el hecho de Evelyn. Al llegar tomo el paquete y se bajó sin despedirse.
-y a este que le pico?-dije viéndolo entrar por el portal.
Al llegar tan solo me basto con abrir la puerta y ya tenía pegado a Dylan. - Pequeño como te has portado?- le bese la mejilla
-Bien, la abuela me hizo merengada de oreo por una alta calificación que saque en mi examen!- dijo con una sonrisa.
-Felicidades! Ten esto te lo manda la Señora Mary y muchos saluditos-dije entregándole la caja con las galletas- no te la comas todas hoy, son muchas y pueden caerte mal.
-si Dina-se apartó y se sentó en el mueble de la sala.- la abuela me dijo que cuando te viera pasar por esa puerta te dijera que fueras a su despacho-.
-Esta bien, ya sabes lo de las galletas - le dije y camine hacia donde estaba la abuela y toque. Se escuchó un pase y entre, la vi sentada en el escritorio.-Abuela, Dylan me dijo que querías verme, soy toda oídos-. Dije sentándome en una de las sillas.
-Si hija, quería informarte sobre el nuevo proyecto de la clínica. Es un poco diferente a lo que hicimos el año pasado. Probaremos nuevos equipos e integraremos nuevos personal para la realización de este.
-¿Y qué tiene de diferente?- pregunte.
-Pues que nos mudaremos a una casa de campo por unos meses hasta que dure el proyecto...
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Tú, Mi Pesadilla.
RomanceClaudia Esquivel es estudiante de medicina, la vida la ha tratado a la patada, tropiezos tras otros pero siempre logrando levantarse para poder cumplir sus sueños el cual es ser Médico. Unos de sus muchos trabajos para mantenerse es ser asistente e...