O2.

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Minghao vivía en un departamento pequeño ubicado en el cuarto piso de un viejo edificio, la protección no era de la tecnología más avanzada pero al menos era lo suficiente como para sobrevivir, el departamento era bastante lindo y vivía felizmente.

Se encontraba cenando tranquilamente ya que ese día se suspendieron las clases en su universiad por la depuración anual, al menos así era hasta que alguien tocó la puerta de su departamento.

Se levanta de su asiento un poco molesto y abre un poco la puerta dejando ver solo sus ojos. — ¿Jun? — Dice algo confundido mientras un sentimiento extraño recorre su estómago, un sentimiento el cual creía haber olvidado.

— Minghao, dejame pasar... por favor.. ─ Dice con la respiración agitada.

─ ¿Por qué debería?, no sé que haces acá, deberías estar en tu casa. — Dice firme y serio mientras intenta cerrar nuevamente la puerta, pero Jun lo impidió. ─ ¿Qué quieres?.

─ Minghao dejame entrar por favor, el autobús que me llevaba a casa se fue y quedé en la calle hasta que me di cuenta que estaba cerca de acá, no tengo donde ir.— dice con la respiración un poco más calmada.

─ Dile a Wonwoo que te acoja en su casa, vive a unas tres cuadras de acá, pasala a salvo. ─ Dice con una sonrisa irónica volviendo a intentar juntar la puerta, nuevamente falla por Jun.

─ ¡MINGHAO DEJAME PASAR, NO VOY A RECORRER TRES CUADRAS POR ALGUIEN QUE NO DARÍA NI UN PASO POR MÍ Y QUE ADEMÁS TIENE NOVIO! ─ Minghao rendido por las palabras del pelinegro abre la puerta dejándolo entrar. ─ Gracias.

Jun se adentra y mira a todos lados recordando varios momentos que pasaron en aquél lugar.

─ ¿No quieres nada para tomar?, te ves devastado. ─ Dice en un tono de preocupación al ver como el otro con suerte podía estar en pie. ─ ¿Cuántas calles corriste?.

─ Sí por favor. — Se sienta en una de las sillas del comedor para tomar aire nuevamente y proceder a responder su pregunta. ─ Corrí unas 10 calles más ó menos.

Minghao queda impactado al oír cuantas calles corrió el mayor.─ ¿Seguro que estás bien?. ─ Se acerca con el jugo de Jun y se sienta a su lado.

─ Sí, estoy bien, gracias. ─ El pelinegro baja su mirada ya que Minghao lo está mirando bastante y eso lo hace sentirse nervioso con ese cosquilleo típico en su estómago.— ¿tú cómo has estado?.

— Oh, uhm... bien, algo estresado por la universidad, ya sabes lo difícil que es.— meciona rascandose la nuca mientras bajaba la vista ante el nerviosismo e impresión que le había hecho su pregunta.

Minghao creía haber superado por completo todo lo que había vivido con el pelinegro, cada momento, cada pelea, cada beso, cada te amo. Esa supuesta idea se había ido al caño en cuanto lo vio nuevamente, ver aquellas facciones tan delicadas que poseía en las cuales se había fijado la primera vez que lo vio, lo hizo sentir como aquel día hace dos años.

El ambiente en el departamento era completamente incómodo, ninguno de los dos decía nada, miradas de reojo de vez en cuando, apreciandose silenciosamente hasta que el castaño volvió a hablar.

— ¿Hasta que hora piensas quedarte?.— dijo levantando su plato junto al vaso completamente vacío del contrario.

— Hasta que al menos esta tortura termine y los autobuses vuelvan a pasar.— se levantó de su asiento caminando en dirección al baño.— pasaré al baño, espero no te moleste.

En cuanto entró lo primero que hizo fue lavarse su rostro para luego asimilar todo lo que estaba pasando.

thᥱ purgᥱ : 준호 ₊˚ ·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora