Capítulo 2

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   Cuando desperté, casi no podía ni caminar, sentía que cada paso que daba, era como tener dos piedras súper gigantes amarradas a mis pies, me desmayaría aquí y nadie me rescataría.

-¡Samu! - grite con la poca fuerza que me quedaba. - ¡Ay Samu, ven que me desmayo pinche pendejo! -

   Pero nadie me contesto, y yo sé que ese hijo de su madre esta abajo, desde aquí puedo escuchar cómo suena la parte de "Yo antes de ti" la canción esa  "Don't forget about me", creo que es la parte donde ya Will decide morirse sin mediar que, y Louisa ya comprende que el beso que le dio, a él le valió verga. Ese egoísta.

   "No le digas egoísta, yo lo entiendo"

  Bueno, no es como si fuese problema mío.

-¡Samuel Eusebio Alcantarilla! ¡Tu hermana la que se está muriendo te llama!

   Escuche su maldicion y listo, el gordo ese subía las escaleras feliz.

-¿Y ahora qué? ¿Es que no puedes dejar que uno se deprima tranquilo?

-Es que sabes que anoche cuando llegue me dormí...

-Tápate exhibicionista, se te ve una pinche teta. - me interrumpió.

   Lancé un gritito y me tape rápido.

-Ahora, ya que no te enseño mi seno, como te decía, anoche pues se me olvido cenar, y hoy tengo una hambre que no camino, estoy hasta viendo doble. ¡TRÁEME COMIDA PLIS!

-Mira Star, si tú no quieres que yo te mate a chancletasos, déjame ser feliz y deprimirme, ¡no jodas!

-Pero si muero de hambre. ¿Dejarás que tu hermana se muera?

-No pss si no hay de otra, ¿qué quieres que haga?

-Ah, no se, ¡puedes traerme comida!

-Esta en la cocina, duhh, me ves cara de sirvienta, a la nana la mataste de un susto hace un año.

-Eso es lo que pareces con esa bata de vieja y sabes que lo de la nana fue un accidente. ¡Jamás pensé que le tuviera miedo a los peces!

-Bueno, yo por mi parte, ¡no te traeré nada! Adiós. - y me cerró la puerta durísimo. No pero a este sí que le doy hoy, como se atreve.

   Me levante corriendo para llegar rápido a su lado y darle con la mano abierta, pero oigan, ¡qué no tengo suerte! ¿Quién me regala una pata de conejo, o un trébol?  ¿Nadie? No, ok.

   Vale, lo que pasó fue, que en las escaleras, tropecé, y si me caí, y en el proceso me lleve a Sam, que bajaba como una anciana, sin ofender viejitos bellos, y los dos terminamos rodando.

-Ay maldita, ¡ya ves lo que produces! Quitate de encima de mi brazo, creo que lo rompiste.

-¡El que me rompió el pie derecho fuiste tú! Pinche pendejo.

-La única pinche bruta aquí eres tú, no pegas una mujer. ¡Qué te quites te digo!

-Lo ves Santiago, te dije que teníamos que prohibirles seguir viendo novelas mexicanas, ya se les ha pegado todo. - es voz yo la conocía, ¡Era mi mami!

La última profecía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora